El partido de Liga del Camp Nou

Aniversario sin ruido

Goleador 8 Messi conduce el balón, rodeado de rivales, ante la atenta mirada de Dani Alves, anoche en el Camp Nou.

Goleador 8 Messi conduce el balón, rodeado de rivales, ante la atenta mirada de Dani Alves, anoche en el Camp Nou.

DAVID TORRAS
BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Tal día como ayer, hace 112 años, en el Gimnasio Solé, nacía el Barça, un club que Hans Gamper y sus colegas no podían imaginar que llegaría a ser lo que es. Tal día como ayer, hace un año, el Madrid salía del Camp Nou con una manita y Mourinho con un manotazo que no olvidará mientras viva. Ayer, lejos del glamur y la pasión del clásico, el Barça libró uno de esos partidos que no quedan para la historia, pero que tienen el valor de limpiar el aire y liberar ese extraño sentimiento culé que, desde 1899, se ha ido construyendo poco a poco, ligado a los de-sengaños y a la fatalidad que ha marcado la vida de este club. El Rayo no invitaba a una gran celebración de aniversario y, de hecho, el estadio vivió la peor entrada de la temporada (53.775 espectadores), pero el equipo necesitaba tener la fiesta en paz, ahora que a su alrededor revolotean dudas y algún mal pensamiento.

Ánimos a Villa

En ese escenario, cuando el partido andaba más encallado de lo esperado, y el Rayo dio la razón con su atrevimiento, el primer chileno en esos 112 años de historia irrumpió para despejar el camino. ElNiño maravilla, la pieza que Pep buscó expresamente convencido de que era la que más necesitaba junto con Cesc, respondió a los tímidos siseos que se escucharon en los primeros balones que tocó con dos goles.

El Camp Nou coreó su nombre y también el de quien le acompañó después como goleador. Quien más lo necesita. Salta a la vista y quizá por eso, Alves no dudó en regalarle lo que anda persiguiendo con menos fortuna que antes. Marcó Villa, y el Camp Nou le premió incluso también cuando se le escapó otro gol, consciente de que va a necesitar al mejorGuaje, el que, tal día como ayer, hace un año, le metió un par al Madrid.

Messi no necesita ese cariño, que lo tiene eternamente. Se basta solo para salirse con la suya incluso cuando no está fino. Ya se afinará conforme se acerque el clásico y el Mundial de clubs, citas de altura en las que no acostumbra a pasar desapercibido. Hay quien no está fino nunca. Pasan los años y los partidos, y Pérez Lasa no cambia. Desafiante, la ley a la hora de pitar y repartir tarjetas parece a menudo una provocación.

Acta sin juicio de valor

Eso sí, la de Piqué era obligada. Se la ganó a conciencia, perdiendo tiempo sin disimulo en una falta, dentro de esta estrategia que Bar-ça y Madrid han convertido en algo habitual cuando hay un clásico de por medio. Resultó peligrosamente evidente y ya provocó la polémica al exponerse a una sanción de dos partidos de acuerdo con el cambio de norma. Pero el acta se limitó a describir la acción sin juicios de valor.«Amonestado por retrasar la reanudación de un saque con ánimo de perder tiempo»,escribió el colegiado, utilizando la misma expresión que en el caso de Valdés. Piqué, por tanto, cumplirá la sanción el sábado ante el Levante, igual que Xabi Alonso lo hará en Gijón, y queda por ver qué ocurrirá con Busquets, el único que está amenazado.

Hace 112 años, el Espanyol no existía, pero esa rivalidad que llegó con el paso del tiempo se escenificó anoche una vez más. Y si hay alguien que personifica ese sentimiento es Raúl Tamudo. Vista la camiseta que vista, los culés no olvidan que un gol suyo acabó de descarrilar una Liga que tenían ganada. En cuanto apareció, recibió una pitada que acogió con una media sonrisa y un gesto de complicidad hacia Xavi, sorprendido tal vez porque esa herida siga supurando. Y, ahora, a esperar el clásico. Pero antes hay una trampa que salvar: el Levante.