La temporada azulgrana

Diez contra otros diez

El Barcelona encontró poco enemigo en el Getafe hasta que fue expulsado Piqué

Enfado 8 Piqué reclama al cuarto árbitro.

Enfado 8 Piqué reclama al cuarto árbitro.

CARLOS F. MARCOTE
GETAFE

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José Mourinho no tendrá un motivo más para seguir dando la lata con que el Barcelona lo suele tener más fácil por el hecho de jugar bastante a menudo contra uno menos. Ayer en el coliseo Alfonso Pérez acabaron 10 contra 10. Primero fue expulsado Piqué por doble amarilla tras hacer el penalti con el que marcó el Getafe y después tuvo que marcharse Boateng.

Ni con 13 hubiese sido capaz ayer el Getafe de parar al equipo azulgrana a la vista de la prontitud y facilidad con que dimitió para dejar hacer a Messi y compañía, seguramente anonadados sus jugadores ante el aluvión que se les vino encima nada más empezar.

Las intenciones de Michel de neutralizar al Barça a base de presión para poder discutirle la posesión de la pelota y desnaturalizarlo debieron sonarle a sus pupilos a música celestial, pero el plan no cuajó como tampoco lo de decir que el Getafe no se siente inferior a nadie, se llame como se llame y venga de donde venga. Se trataba de una buena oportunidad para que el equipo madrileño recuperase parte del crédito que perdió en San Mamés y frente al Stuttgart en su campo en la Liga Europa, pero no hubo manera.

Rival entregado

Tampoco el Barcelona esperaba probablemente un rival que se entregase con esa facilidad, dadas las circunstancias. Pero fue aparecer Messi después de unos minutos de precavido tanteo y el partido, hasta que ya no hubo remedio para los locales, no tuvo más color que el de la llamativa equipación reserva del cuadro catalán.«Como ha entrado el Barça en el partido, era complicado hacer algo... Con el nivel técnico y futbolístico que tienen, hay que estar mucho más que al 100% y sobre todo no resignarse», tuvo que admitir Michel.

Visto lo visto, no hubiera hecho ni falta hacer jugar a Xavi su tercer partido consecutivo a cuenta de su preocupante tendinopatía. pero lo cierto es que el cerebro azulgrana se sintió durante buena parte del choque tan cómodo como su guardaespaldas ayer, Mascherano, que no acababa de creerse lo poco que rascaba elGeta. Tampoco Alves, lo mismo que Guardiola, daba crédito a la autopista libre de peaje que se encontró por su banda, sobre todo en el primer tiempo. Xavi fue relevado al final por Busquets y se llevó el homenaje de la resignada afición local y el mucho más entusiasta de los miles de seguidores barcelonistas que casi llenaron el Alfonso Pérez.