Un Barça agotado

Cuesta arriba se coloca el primer título de la temporada. Nada imposible para el Barça si es capaz de completar 90 minutos con el fútbol que ha desplegado hoy durante una hora. Un esfuerzo al alcance del campeón, que ha acabado pagando con una derrota desmedida (3-1) el cansancio de la ajetreada pretemporada que lleva.

Dos contraataques fulminantes, marca de la casa sevillista, han echado por tierra la bella historia que escribía el Barça en su regreso a la competición. El tercer tanto de Kanouté la ha emborronado casi por completo, remitiendo el desenlace de la Supercopa al sábado que viene en el Camp Nou. Tal vez por entonces, el once de Guardiola recupere fuerzas y recupere también alguno de los ocho internacionales que anoche vieron el partido por televisión. Necesitará también recuperar la puntería, porque está obligado a marcar tres goles. Solo ha estado fino Ibrahimovic, que ha tenido un balón y lo ha enchufado a la red tras un excelente pase de Maxwell.

Aparece Kanouté

Demasiado bonito pintaba el partido. Demasiado plácido lo veía el Barça, que se mecía en ese tanto del sueco y en su tradicional control del juego para dejar transcurrir los minutos. De golpe ha comprobado que, en efecto, estaba en la pretemporada, pero que ya había algo en juego. Con tres goles en tres llegadas sevillistas, inesperadas e imprevisibles ya que el once local andaba aletargado, entre el calor y el monólogo visitante.

No ha atendido con diligencia el Barça al aviso de la aparición de Kanouté. Siempre implacable la torre maliense, le han caído dos balones y los ha estampado en la red ante un desesperado Rubén Miño (21 años), uno de los niños de Guardiola que ha debutado. Sin miedo al escenario ni a las circunstancias, el técnico ha colocado a cuatro canteranos en la alineación, el máximo reglamentario. Los privilegiados, además del meta, han sido Sergi Gómez, un juvenil (18), Jonathan dos Santos (20) y Oriol Romeu (18). Todos han cumplido con nota. A pesar de su juventud, han pagado el peaje del agotador agosto que llevan encima. También ellos.

Deciden las fuerzas

Ningún hándicap ha mostrado el once azulgrana, más corto de preparación que el Sevilla (11 días y miles de kilómetros de avión menos) y condicionado por las ausencias mientras le han durado las fuerzas. Ni siquiera así se ha visto disminuido durante dos tercios del encuentro, cuando ha dominado a placer, ejerciendo un control insultante.

«Échale huevos, Sevilla, échale huevos», ha llegado a cantar la grada hispalense en el primer tiempo, desesperada, viendo a los suyos avergonzados por el once de circunstancias que ha alineado Guardiola. Solo había cuatro futbolistas que jugaron el pasado 8 de mayo en el mismo escenario: Alves, Keita, Bojan y Maxwell. Ese Barça desconocido ha jugado como juega el Barça famoso, el que exhibió hace tres meses. Igual. Tuya, mía, tuya mía, tic, tac, tic, tac, como un relojito marcando pases y más pases sobre el tapiz hispalense. Una maravilla para una noche estival cuando los aficionados empiezan a agitarse por el mono de fútbol que necesitan ver. El Barça les da una sobredosis muy saludable. El cruel marcador no le concedió ni el consuelo.

Los jóvenes responden

Más allá del resultado, los jóvenes canteranos han dado por buena la amplia reflexión que se ha concedido Guardiola para reclamar fichajes. ¿Lo habría hecho mejor ayer Mascherano que Oriol Romeu como mediocentro? ¿Habría robado más balones y los habría tocado mejor Ozil que Jonathan? Por un partido no pueden sacarse conclusiones, es cierto, pero tampoco se ve el Barça obligado a correr hacia el mercado, por muchas gangas que le ofrezcan.

Experiencia y fondo físico le ha faltado al Barça esta noche. Tiempo, en definitiva. Tal vez sea suficiente con una semana más.