Opinión

Lucía Etxebarria

¿Su ansiedad se ha disparado? Deje de consumir malas noticias

Moscú bombardea ciudades en el oeste de Ucrania y se acerca a fronteras europeas

Moscú bombardea ciudades en el oeste de Ucrania y se acerca a fronteras europeas

Quizá usted, en los últimos dos años, ha sufrido un incremento notable de su ansiedad. Quizá experimenta problemas para dormir, dolores articulares, una fatiga inexplicable... Quizá le tiemblan las manos, quizá de pronto suda en exceso, quizá se encuentra muy irritable , quizá nota dolor de estómago , náuseas, problemas intestinales.

¿Es así?

Y ahora yo le pregunto. ¿Está usted enganchado a Twitter o Facebook? ¿A las noticias de su feed?

Quizá usted sufre de doomscrolling: El enganche a las malas noticias.

Lo más posible es que le estén llegando noticias de la guerra de Ucrania, a cada cual más sensacionalista. Es algo parecido a lo que sucedió con el coronavirus. Y a esas noticias se suman las del aumento del precio de la gasolina, de la luz, de los productos básicos.

Por una mera cuestión de supervivencia, nuestro cerebro tiende a procesar con mayor atención las malas noticias. Eso lo saben los medios de comunicación: las noticias sensacionalistas venden más que las no sensacionalistas, y por eso nos proveen de las primeras.

Algoritmos

Además, las redes sociales están manejadas por algoritmos. De forma que si usted teclea en su buscador " precio de la luz"," inflación" o "guerra de Ucrania", empezarán a llegar a sus redes y a su feed más noticias relacionadas con la guerra de Ucrania, el precio de la luz y la inflación.

Pruebe a teclear "Rocío Carrasco" y ya verá cómo todo cambia, y empieza usted a recibir noticias sobre Ortega Cano, Gloria Camila o Kiko Rivera.

Vale, a usted no le interesa Rocío Carrasco ni nada con ella relacionado, así que sigue usted buscando noticias sobre Ucrania y su repercusión en nuestra economía. Porque usted alberga la falsa creencia de que cuanto más informados estemos, más preparados estaremos.

Repito, es una creencia falsa.

Ansiedad

Y es que la sobredosis de información, gran parte de ella falsa y gran parte de ella sesgada, solo conduce a la ansiedad y a la catastrofización.

No hacemos otra cosa que pensar que va a llegar la tercera guerra mundial, que la inflación se va a disparar hasta niveles similares a los de la posguerra, que Putin va a convertirse en el nuevo Hitler...

Y nada de eso es verdad.

En el mundo hay actualmente 65 conflictos armados.

Algunos , como los de Yemen, Siria o Afganistán, son mucho más cruentos que el de Ucrania.

En el siglo pasado, el siglo XX, hubo más de 150 guerras.

Así, a bote pronto, me vienen a la cabeza las dos guerras mundiales, la guerra civil española, la china, la griega, la guerra del Líbano, Israel y Palestina, Sudán, Somalia, Etiopía, Libia, Siria, Nicaragua, Myammar, los Balcanes, Perú...

Suma y sigue hasta 150.

¡Es que esto está sucediendo en Europa, no en Yemen!, me dicen algunos.

Ucrania no está en Europa , ( todavía) y es la vecina de Moldavia y de Georgia. Transnistria se independizó de Moldavia, en una operación manejada en la sombra por Putin, y usted no se enteró de nada. Y cuando Rusia invadió Osetia y Abjasia, en Georgia, en la guerra de los cinco días, tampoco usted se enteró de nada. De hecho, Moldavia está más cerca de Europa que lo está Ucrania.

La crisis económica

Si, es cierto que se avecina una crisis económica. No se lo voy a negar a usted. Pero sus padres o sus abuelos ya sobrevivieron a la posguerra, y usted podrá sobrevivir a la crisis que se avecina.

Y no, tranquilícese, no parece que haya una guerra mundial en ciernes.

En primer lugar, le recomiendo que limite el tiempo total que usted pasa mirando noticias y contenidos en redes. Haga un experimento: anote con precisión dicho tiempo. Apunte cada minuto que ha pasado mirando noticias en el metro, en el autobús, en casa, actualizando constantemente el feed...

...Y , al cabo de una semana, reduzcalo al 25%.

Y todo ese tiempo que ha ganado, destínelo a algo agradable. Dé un paseo, juegue con su mascota, llame a ese amigo querido al que hace tanto tiempo no llama... .

Déle la vuelta a esa frase de que el pesimista es un optimista informado. Conviértala en que el optimista es un ex pesimista, un ex pesimista que ha decidido apostar por el aquí y ahora.

Cierre por fin la puerta a la ansiedad, y ábrala a la confianza.

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