Territorio Vintage

Charlotte Gainsbourg abre la fosa séptica familiar

En el documental 'Jane por Charlotte', que se estrena el próximo viernes, afronta los fantasmas de su padre, el músico Serge Gainsbourg, y de su madre, Jane Birkin

Gainsbourg familia

Gainsbourg familia

Nando Salvà

Nando Salvà

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Charlotte Gainsbourg odiaba hablar de sus progenitores. Quería apartarse de la sombra que proyectaban sobre ella desde que nació, dejar de ser objeto de comparaciones y de escuchar que ni canta tan bien como lo hacía su padre ni es tan bella como lo fue su madre. Él, Serge Gainsbourg, uno de los más grandes artistas franceses de todos los tiempos; ella, Jane Birkin, personificación del glamur en la Swinging London de los 60 y en la desenfrenada París de los 70. "La prensa no hacía más que preguntarme sobre ellos", nos cuenta la actriz y cantautora. "Y yo no podía evitar ponerme a la defensiva, y hasta ser hostil".

Pero eso ya no es así. "He aprendido a reflexionar sobre ambos en público, porque he entendido que en mi país se los considera tesoros nacionales", asegura Gainsbourg. Y sus dos nuevas iniciativas artísticas, de hecho, son sendos homenajes -o "cartas de amor", según los define ella misma- a su padre y su madre. Por un lado, ha pasado los últimos meses promocionando su primer largometraje como directora, el documental 'Jane por Charlotte', retrato íntimo y tierno de Birkin trazado a través de una sucesión de conversaciones entre madre e hija -el próximo viernes se estrena en España-; y entretanto ha estado trabajando en la casa donde el mítico músico pasó más de 20 años para convertirla en un museo, que tiene previsto inaugurarse en las próximas semanas. "Mis amigos se burlan de mi tendencia a meterme en líos pero, ¿qué podía hacer si no? Ambos proyectos son una deuda que tenía con el público".

Muerte en directo

Charlotte tenía solo 19 años cuando, en 1991, la muerte de su padre de un infarto fue experimentada en directo por cientos de miles de fans. "Fue terrible vivir el duelo frente al escrutinio colectivo; la gente insistía en darme muestras de cariño, pero me resultaba odioso compartir la memoria de papá con extraños", lamenta, y sus palabras explican por qué ha tardado 30 años en abrir al público la residencia paterna, convertida en ese tiempo en centro de peregrinación y cuya fachada ha ido cubriéndose por completo de devotos grafitis. 

Serge Gainsbourg besaba a su hija solo cuando había cámaras.

Serge Gainsbourg besaba a su hija solo cuando había cámaras. / Archivo

Situada en la parisina Rue de Verneuil, la 'Maison Gainsbourg' constará de un área de exhibición, una librería y un piano bar. Cuando madre e hija lo visitan en el transcurso de 'Jane por Charlotte', sin embargo, el apartamento tiene el mismo aspecto que tenía cuando el músico murió. La película nos muestra un espacio atiborrado de tapices, instrumentos y frascos de perfume, decorado con una escultura modelada a imagen de Birkin y una lámpara de araña sobre la bañera, y aún lleno de latas de conserva en la cocina y hasta restos en la nevera. También vemos un imponente botiquín. "Serge y yo tomábamos muchas pastillas para dormir", comenta Birkin durante la escena. "Y nos pasábamos el día bebiendo. Era una locura".

Gainsbourg asume que durante mucho tiempo descuidó la relación con su madre. "Ahora sé que mamá siempre pensó que yo prefería a papá, y lo entiendo. A él lo perdí demasiado pronto y lo puse en un pedestal; siempre hablaba de él". Hacer el documental fue su manera de estrechar lazos, pero al principio del rodaje Birkin no lo entendió así. "Empecé nuestra primera conversación haciéndole preguntas muy directas, del tipo: '¿Por qué no tratas a mis hermanastras como me tratas a mí?'", explica la directora.

"Y ella pensó que yo quería atacarla, y que no estaba preparada para defenderse". Desde aquel momento, el proyecto permaneció en el dique seco durante dos años. "Finalmente, mamá entendió mi necesidad de hallar respuestas a preguntas que llevaban toda la vida azotándome, y de distinguir a la madre del icono".

birkin y charlotte gainsbourg

Jean Birkin, con Charlotte recién nacida, en 1971. / Archivo

De lo trivial y lo trágico

Mucho ha llovido desde que la modelo y actriz londinense participara en títulos como 'Blow Up' (1966) y 'La piscina' (1969) antes de conocer en París a quien sería el amor de su vida e interpretar junto a él el himno erótico 'Je t’aime… moi non plus' (1969), cuya torridez escandalizó a medio mundo. "Llega un momento en el que ya no te reconoces en el espejo", lamenta Birkin en una escena del nuevo documental. "Así que quitas los espejos de tu casa".

A sus 74 años, fue diagnosticada con leucemia en 2002, y el pasado 6 de septiembre sufrió un derrame cerebral del que se repuso por completo. "Mi madre y yo tenemos el mismo tipo de conflicto con nuestra imagen", explica Gainsbourg. "A mí me costó mucho aceptar mi físico; mi padre solía decirme que yo era una orquídea disfrazada de ortiga, y sus palabras me acomplejaron. Y mamá, por increíble que resulte, nunca creyó ser hermosa".

"Me costó mucho aceptar mi físico, mi padre solía decirme que yo era una orquídea disfrazada de ortiga"

'Jane por Charlotte' muestra a las dos mujeres en la casa que Birkin posee en la Bretaña, cocinando cordero y compartiendo risas sobre la cama, charlando sobre tamaños de senos y flatulencias de perros pero también, claro, abordando temas dolorosos.

La británica, por ejemplo, se confiesa azotada por el miedo a no haber sido una buena madre. "Me he pasado la vida sintiendo culpa, y preguntándome si podría haber hecho las cosas de otra manera". Y se ve incapaz de ocultar el dolor cuando, en un momento de la película, se topa con una imagen de infancia de su hija mayor, Kate Barry -fruto de su matrimonio con el compositor inglés John Barry-, fotógrafa de moda fallecida en 2013 tras precipitarse desde el balcón de su apartamento en París.

"Cuando Kate murió, mamá se sintió demasiado hundida como para prestarme atención a mí"

Aquella muerte destruyó varias cosas en el seno de la familia. "Cuando Kate murió, mamá se sintió demasiado hundida como para prestarme atención a mí, que también estaba destrozada", comenta Gainsbourg, que poco después de la tragedia decidió dejar Francia para mudarse a Nueva York. "Hoy me siento culpable por haberme ido y haber pasado seis años lejos de mi madre y de mi hermana pequeña", reconoce la directora en referencia a la también cantante y actriz Lou Doillon, que Birkin tuvo con el cineasta Jacques Doillon. "Pero necesitaba alejarme de todo para recuperarme al lado de Yvan y los niños". El director Yvan Attal es su pareja sentimental desde hace tres décadas, y en ese tiempo han tenido tres hijos. 

"Mi padre solo era capaz de demostrarme su amor paterno si había un micro o una cámara delante"

La menor de ellos, Joe Attal, también aparece en 'Jane por Charlotte'. "Es curioso cómo los hijos acabamos repitiendo lo que hicieron nuestros progenitores", afirma Gainsbourg con resignación. Después de todo, ella misma trabajó junto a su padre en dos ocasiones cuando era niña, y en ambas llegó el escándalo: en 1984, cuando ella tenía 13 años, grabaron a dúo la canción 'Lemon Incest', que relataba una relación paterno-filial perturbadoramente íntima, y dos años más tarde coprotagonizaron 'Charlotte For Ever' (1986), sobre un hombre que desarrolla una atracción sexual por su hija. "Mi padre solo era capaz de demostrarme su amor paterno si había un micro o una cámara delante; en privado nunca me expresó verdadero afecto. Y por supuesto, siempre se sentía atraído por la posibilidad de provocar y escandalizar. Supongo que eso es algo que heredé de él", añade Gainsbourg, cuya filmografía incluye títulos tan controvertidos como 'Anticristo' (2009) y 'Nymphomaniac' (2014), que rodó para el danés Lars Von Trier e incluyen numerosas escenas de sexo explícito.

La actriz, asimismo, también atribuye su osadía frente a la cámara en la adultez al dolor que estar expuesta a ella le provocó en la niñez. “Vivir expuesta a los focos, y al escarnio de otros niños por cosas que mi padre había dicho o hecho, me marcó mucho e hizo que desde muy pequeña me pusiera una coraza, y durante décadas los rodajes han sido el único espacio donde me atrevía a quitármela”. Ahora, ‘Jane por Charlotte’ parece funcionar como acto simbólico de destrucción de ese escudo. “Desde que tengo uso de razón, mi relación con mi madre siempre estuvo condicionada por el pudor, y por la vergüenza, y por mi miedo a aceptar quién soy y de dónde vengo. Nunca hubo manifestaciones de amor ni ternura entre nosotras. Pero ahora necesito esas cosas de ella. Y he decidido reclamarlas”.

Suscríbete para seguir leyendo