EL MUNDO TRAS EL CORONAVIRUS: LA CULTURA (1)

El cine afronta la gran reválida del vídeo bajo demanda

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BEATRIZ MARTÍNEZ

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Desde que comenzaran a desembarcar las grandes plataformas de 'streaming' en el 2015, el paradigma digital se ha ido asentando poco a poco hasta convertirse en una realidad. En España se ha producido un cambio radical en los hábitos de consumo y la piratería ha dejado de convertirse en uno de los grandes peligros de la industria para demostrar que había sed de contenidos de calidad que pudieran estar al alcance de forma fácil y asequible. 

El auge de las series de televisión tuvo que ver en este tránsito a la fidelización por parte del espectador de los servicios de vídeo bajo demanda. Con una suscripción se podía disponer de un amplio y variado catálogo con el que satisfacer todo tipo de necesidades. Sin embargo, en materia cinematográfica, la irrupción de un nuevo canal para ofrecer contenido supuso un pequeño terremoto en un sector que de pronto veía multiplicadas sus posibilidades al mismo tiesmpo que se mostraba temeroso de las contradicciones que pudieran generarse. ¿Podía convivir el modelo tradicional de las salas de cine con este nuevo escenario 'online'? 

Rigidez del modelo de exhibición

Para mantener el modelo de exhibición tradicional se llegó a un acuerdo para respetar las distintas ventanas de explotación. Las películas primero pasarían por cines y, después de cuatro meses, podrían salir a la venta en DVD y estar disponibles en alquiler digital en VOD. 

Este sistema a menudo ha sido cuestionado por la rigidez sobre la que se sustenta. No todas las películas son iguales, y a menudo el cine más pequeño suele ser el más vulnerable a la hora de rentabilizar gastos. Por eso, en estos momentos de confinamiento en los que el consumo en casa se ha disparado, vuelve a reactivarse el debate en torno a la transformación de un sector que ha ido adaptándose a las circunstancias de forma más lenta de lo que la realidad imponía y que ahora ha de enfrentarse a un reto inesperado: cómo seguir generando beneficios mientras los cines se encuentran cerrados. 

El cine, principal fuente de ingresos

«La situación es muy complicada porque las empresas tienen que seguir generando ingresos para mantenerse abiertas y eso alcanza a todos los sectores. Quizá este es el momento ideal para medir cuál es la verdadera magnitud del 'video on demand', porque siempre se habla de él como la revolución, pero la realidad es que, hasta el 14 de marzo, la principal fuente de ingresos seguía siendo la sala de cine», comenta Enrique Costa, director de distribución en Avalon que esta semana preestrena durante 48 horas en la plataforma Filmin una de las películas estrella de su catálogo para esta primavera, 'Matthias & Maxime', de Xavier Dolan

Jaume Ripoll, director editorial y cofundador de Filmin, piensa que aún es pronto para aventurar cómo va a evolucionar el panorama tras este crack. «La pregunta es: ¿podemos conseguir monetizar al mismo nivel que un estreno en cines? En un país en recesión, con una cantidad de oferta tan grande, no se sabe si los consumidores estarán dispuestos a pagar por un contenido adicional, aunque sea exclusivo». Para él, la clave consiste en ofrecer un patrón de continuidad y no pretender que a partir de excepciones construyamos una oferta comercial. 

Cambios sustanciales

La distribuidora A Contracorriente Films también ha creado una sala virtual donde se podrán ver sus estrenos sin que se modifique de forma sustancial su calendario previsto. La particularidad es que han propuesto a los cines hacerles partícipes del negocio que se genere para que juntos puedan seguir en comunicación con los espectadores sin que ninguna de las partes pierda. «Este proyecto no quiere ser disruptor, solo intenta busca soluciones a una situación anómala», cuenta Eduardo Escucero, director de Desarrollo de Negocio de A Contracorriente. 

Elena Neira, profesora de los Estudios de Comunicación y autora de 'Streaming Wars: La nueva televisión' (Planeta), piensa que van a precipitarse cambios sustanciales. «Se va a evidenciar que los plazos de las ventanas no son realistas», aunque todo dependerá de las decisiones que se tomen desde las 'majors'. «Quizá deberíamos reflexionar un poco. Muchas películas que están obligadas a estrenarse por el sistema de subvenciones llegan al cine con campañas de márketing muy justas, compitiendo con grandes títulos de cadenas de televisión, y están desde el inicio heridas de muerte. Se produce así una 'blockbusterización' de la taquilla. Internet no es el enemigo, al contrario, puede poner en valor contenidos que habían pasado desapercibidos».