LA ENTREVISTA

Jude Law: "La Iglesia católica es la compañía teatral más antigua del mundo"

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Nando Salvà

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Sobre el papel, Jude Law no necesariamente es el primer actor al que uno imagina encarnando al líder de la Iglesia católica. Por un lado, porque entre los personajes más destacables de su filmografía hay un 'playboy' irresponsable en 'El talento de Mr. Ripley' (1999), un robot diseñado para satisfacer sexualmente a sus clientes en 'A.I. Inteligencia Artificial' (2001), un mujeriego materialista y superficial en 'Alfie' (2004) y el mismísimo Errol Flynn –galán de Hollywood adicto a lo carnal– en 'El aviador' (2004). Por otro, porque durante años copó titulares en la prensa británica por motivos no precisamente ascéticos. Y, sin embargo, su trabajo en la serie 'The Young Pope' (2017) en la piel del papa Pío XIII fue justamente saludado como uno de los mejores de su carrera. Ahora Law vuelve a encarnar al personaje en la secuela 'The New Pope', que HBO España emite a partir del próximo 11 de enero.

–En una escena de 'The New Pope' que ha corrido como la pólvora por las redes sociales, usted aparece saliendo del mar cubierto tan solo con un minúsculo bañador slip. Es una imagen imponente, felicidades.

–¡Gracias, es muy halagador! A decir verdad, me hizo sentir un poco pudoroso, sobre todo por mis hijos. Pensé que se iban a burlar de mí o, peor, que se iban a avergonzar de mí. Pero se lo tomaron bien. Me gusta mantenerme en forma y saludable. De hecho, es algo que me obsesiona un poco. Suelo hacer running, y boxeo, y mucho yoga. Pero, ojo, también disfruto de una botella de vino y un par de cigarrillos todas las noches. Son una buena mezcla.

–Más allá de haber dado vida a un papa, ¿cuál es su relación con la religión?

–No soy un hombre religioso pero siempre he sentido curiosidad por la fe, y por nutrir mi propia espiritualidad; durante un tiempo, por ejemplo, probé con el budismo, pero no funcionó. En todo caso, la Iglesia me parece una institución muy interesante. En mi opinión, es la compañía teatral más antigua del planeta, y lo demuestra con su amor por los decorados, y los vestuarios, y la escenificación de las misas y otras ceremonias. Ofrece muy buenos espectáculos.

"Pertenezco a una comunidad
que vive instalada en un conflicto entre 'nosotros' y 'ellos', y no tiene intención de salir de ahí"

–Su personaje en 'The New Pope', Pío XIII, defiende una fe extremista y ultraconservadora. En ese sentido, encarna una visión del mundo que se extiende en nuestra sociedad. ¿Cómo vive usted ese proceso?

–Me parece aterrador, claro. Cualquier ideología que abogue por la división y no por la unidad me parece preocupante. Por ejemplo, reconozco que el 'brexit' me ha causado una profunda tristeza. Me ha hecho comprender que no era en absoluto consciente de lo que sienten buena parte de los ciudadanos de mi país. Inicialmente me sentí furioso con ellos, pero poco a poco el enfado fue sustituido por depresión pura y dura. Pertenezco a una comunidad que vive instalada en un conflicto entre 'nosotros' y 'ellos', y no tiene intención de salir de él. Eso no hará más que subrayar los problemas que ya tenemos.

–¿Qué relación tiene usted con conceptos vinculados al catolicismo como la culpa, el arrepentimiento y la redención?

–Si hay algo que me hace sentir culpable es herir a los demás, infligirles cualquier tipo de dolor. El arrepentimiento me parece muy interesante porque, tal como yo lo veo, alguien que se arrepiente es alguien que aprende una lección. Al final, la forma más eficaz de crecer como seres humanos es cometer errores y tomar conciencia de ellos.

"Si hay gente empeñada en lanzarme dardos por algún motivo, que lo hagan. El veneno que me escupen los demás no me afecta. Ya no"

–¿Alguna vez ha sufrido una crisis de fe?

–Tengo 47 años, así que me ha dado tiempo a sufrir muchas. Quizá la que más dolió sucedió tras la ruptura de mi primer matrimonio, en el 2003. Cambió no solo mi vida personal sino también mi relación con mi profesión y mi forma de entender la fama. Recuerdo sentirme atormentado por la presencia constante de los 'paparazzi' a la puerta de mi casa; ahí estaban ellos, comportándose de forma amigable para sonsacarme cosas, y mientras tanto lo único que yo quería era darles un puñetazo. Por entonces las mentiras de la prensa me hacían muchísimo daño. Hoy, sin embargo, soy inmune a ellas. Me dedico a una profesión que amo, tengo una vida personal feliz, estoy muy orgulloso de mis hijos y, gracias a Dios, no me falta la salud. Así que, si hay personas ahí afuera empeñadas en lanzarme dardos por algún motivo, que lo hagan. El veneno que me escupen los demás no me afecta. Ya no.

–¿Cuál diría usted que es el secreto para sobrevivir a ese tipo de escrutinio público?

–No sé si lo conozco, pero de lo que sí estoy seguro es que para una persona pública es muy importante mantener una parte de sí misma privada, especialmente si se dedica a la interpretación. Para mí es necesario sentir que la gente no me conoce de verdad, y asegurarme de que así siga siendo. Yo acostumbro a decirles a mis hijos que existen dos versiones de mí mismo. Una es el Jude que vive en casa con ellos, y luego está ese personaje que aparece por la tele, y que realmente no es Jude.

"No sigo a nadie en Twitter,
no tengo Instagram ni Facebook y apenas uso el correo electrónico"

–¿Significa eso que no está presente en las redes sociales?

–Hace años decidí no involucrarme en ellas, y es una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida. No sigo a nadie en Twitter, ni tengo Instagram, ni estoy en Facebook, y apenas uso el correo electrónico. Recientemente me fui dos semanas de viaje sin teléfono, ni iPad, ni ordenador, y es una experiencia que recomiendo encarecidamente; todo el mundo debería hacerlo una o dos veces al año. Fue maravilloso. Por supuesto, de repente me encontré sin música, porque toda mi música está en el teléfono, y para conducir tuve que volver a desplegar esos mapas gigantescos que han sido sustituidos por Google Maps. No es tan práctico, pero me encantó.

–¿Añora algo de sus primeros años de carrera?

–La sensación de descubrir que iba a ser capaz de ganarme la vida como actor fue realmente increíble. Era un veinteañero, estaba enamorado, tenía mucho trabajo y dinero en el bolsillo, y disfrutaba de la vida sin preocuparme por el ruido de fondo. Además, mi forma de entender la profesión era más sencilla, menos condicionada. Creo que por entonces ni siquiera era capaz de distinguir los buenos papeles de los malos; solo sabía que quería actuar. Si me ofrecían un personaje yo lo aceptaba, punto. Sentía que la buena racha podría acabarse en el momento menos pensado, así que la mera idea de tener una oportunidad de trabajo delante y rechazarla me parecía inconcebible. A decir verdad, eso no ha cambiado mucho con el tiempo. 

"Se me ha caído el pelo y me han salido arrugas, y no ha pasado nada; de hecho ahora puedo
interpretar personajes más complejos"

–¿Cuál cree que es el papel más importante de su filmografía?

–Cada papel ha sido importante en un aspecto determinado de mi vida, pero es evidente que protagonizar 'El talento de Mr. Ripley' puso mi carrera en otro nivel gracias a la atención que la película recibió y a la notoriedad de la gente con la que la hice. Anthony Minghella, Matt Damon, Cate Blanchett, Gwyneth Paltrow, Philip Seymour Hoffmann... Todos ellos ya eran profesionales consagrados y ahí estaba yo, codeándome con ellos. De repente, me vi en el centro de los focos, y directores con los que siempre había querido trabajar me llamaron para conocerme. Me convertí en el chico de moda.

–¿En algún momento sintió que se le valoraba más por su aspecto que por su trabajo, que la belleza física era más un obstáculo que una bendición?

–Inevitablemente, me acarreó ciertas dosis de atención no deseada, e hizo que la gente se interesara en aspectos de mí que no tenían que ver con mi trabajo. Y cuando tu aspecto físico es uno de tus activos profesionales, además, inevitablemente surgen las preguntas: ¿qué pasará cuando se me caiga el pelo, y cuando mis ojos se rodeen de arrugas? Afortunadamente, a mí se me ha caído el pelo y los ojos se me han rodeado de arrugas y no ha pasado nada malo. De hecho, después de cumplir los 40 empecé a tener más oportunidades para interpretar personajes más arriesgados y complejos. Sea como sea, me siento muy orgulloso de todo lo que he hecho a lo largo de mi carrera. Bueno, no exactamente de todo. 

25 años de carrera

Debutó en el cine a bordo del thriller 'Shopping' (1994). Durante su rodaje conoció a la actriz Sadie Frost, con la que estuvo casado entre 1997 y 2003 y tuvo tres hijos –tiene otras dos hijas de relaciones posteriores–. Actualmente, está casado con Phillipa Coan.