Dos generaciones en lucha contra la homofobia

Orgullo y prejuicio

El 28 de junio empieza en Barcelona la celebración de un Orgullo Gay empañado por el atentado de Orlando. Armand de Fluvià, que estuvo en primera línea de combate en los 70, y Xavier Monge, joven activista sin pelos en la lengua, dialogan aquí sobre las victorias y las batallas que quedan por librar.

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NÚRIA NAVARRO

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Imaginen que hoy, 19 de junio del 2016, tienen que responder a este par de preguntas: 1/ "¿Cómo reaccionó su familia cuando supo que era heterosexual?", y 2/ "¿Por qué insiste en exhibir su heterosexualidad en público?". Absurdas, ¿no? Pues gais, lesbianas, trans* y bisexuales deben responderlas una y otra vez.

Desde la primera manifestación del Orgullo en Barcelona, el 28 de junio de 1977, han peleado 40 años por no ser ciudadanos de segunda. Y las conquistas han sido fabulosas. Ya no son "enfermos mentales" ni un "peligro social". Mandan en gobiernos y empresas. Pueden casarse y tener hijos. La ley contra la homofobia (2014) les ampara. Pero el prejuicio sigue incrustado en el imaginario colectivo. Nada de reventar las costuras de lo normativo. Y a poder ser, que los gais afeminados, las lesbianas masculinas y los trans* no hagan demasiado ruido.

Del orgullo y los prejuicios dialogan aquí Armand de Fluvià, padre del movimiento de liberación gay en España, y Xavier Monge, joven activista con agallas. Las dos generaciones tienen claro que la lucha continúa.

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HOMOFOBIA, MINUTO UNO

Armand de Fluvià: ¡Hemos conseguido tanto! Para la sociedad franquista éramos "corruptores de menores"; para la medicina, "enfermos mentales", y para la Iglesia, los pecadores más abyectos. Recuerdo haber oído: "Prefiero un hijo mogólico o criminal a uno maricón". Esa presión te obligaba al matrimonio, al disimulo o al suicidio. Yo iba a los bares con canguelo porque a la policía, a veces, le daba por "cazar maricones". Si tenías la mala suerte de llevar la agenda encima, llamaban a tu madre, a tu esposa o a tu jefe y les contaban dónde te habían encontrado. A muchos los enviaron a los centros de rehabilitación social de Huelva, donde iban a parar los "maricones de nacimiento", o de Badajoz, para los que lo eran "por vicio". Te 'reeducaban' a base de hacer pelotas de fútbol, parquets y sogas para la Marina de guerra. Yo fui haciendo una doble vida, hasta que en 1970, cuando se presentó en las Cortes franquistas el anteproyecto de Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social, que declaraba que por definición éramos un "peligro social", me indigné. Había que hacer algo. Un año antes de lograr parar aquella barbaridad en 1979, salí del armario en el programa 'Vostè pregunta' de Joaquim Maria Puyal.

{"zeta-legacy-despiece-vertical":{"title":"Xavier Monge","text":"Este abogado barcelon\u00e9s de 30 a\u00f1os encabez\u00f3 la lista de la CUP por Barcelona en las municipales del 2011 y, desde hace pocos d\u00edas, es miembro del grupo municipal de la CUP en el Ayuntamiento. Su activismo no se limita a la defensa de los derechos LGTBI, sino que ha formado parte de plataformas vecinales como 'Recuperem el Niza', cine del barrio de Sagrada Familia donde \u00a0el Front d'Alliberament Gai de Catalunya celebr\u00f3 en los 70 el hist\u00f3rico mitin contra la Ley de Peligrosidad."}}Xavier Monge: En mi caso, la primera percepción de la homofobia fue la evidencia de que había algo en mí que no encajaba ni en la familia ni en la escuela. Lo tenía dentro, nadie lo sabía, pero veía que menospreciaban a otros. Ya en la adolescencia -la etapa más difícil para mi generación- llegó el momento de salir del armario, una expresión demasiado amable, porque no es un armario, es una tumba. No puedes vivir como quieres. Y cuando decides salir, te encuentras con el distanciamiento, como si tuvieras algo que se pudiera contagiar o fueras una especie de agresor en potencia. En el instituto, un chico cuestionó mi presencia en el vestuario. Le contesté: "¿Las chicas te estampan contra la pared para agredirte sexualmente por lo guapo que eres? Pues tranquilo que yo tampoco lo haré". 

A.d.F.: Le tenías que haber dicho a aquel chico: "No creas que al homosexual le gustan todos los hombres". Con los años, he llegado a la conclusión de que cuando ven que el peor insulto no hace efecto, se cansan.

X.M.: En un capítulo de los Simpson aparece un homosexual. Homer le llama "maricón" y el otro pasa; le llama "sarasa" y también. "Si no te enfadas -se rebota Homer-, ¿qué palabra me queda para insultarte?". Pero entiendo que a un chaval de 12 o 13 años, que no acaba de saber ni dónde está, el insulto y la sensación de apestado le mortifiquen.

EL NUDO DEL ASUNTO

A.d.F.: Hemos logrado la igualdad legal, pero la discriminación social sigue ahí. La culpable es la religión. Desde el edicto de Constantino, han sido 2.000 años de bombardeo ideológico.

X.M.: El patriarcado es más antiguo que la religión. Y es un sistema de dominación que no tiene pinta de acabar en breve. Cuando vas a una cita familiar, no te preguntan si traerás al novio.

A.d.F.: Los aparatos transmisores de ideología son la familia, la escuela y los medios de comunicación.

X.M.: En estos 30 años que he vivido, el peor territorio de acoso es la escuela. Según la OMS y el INE, el 60% de los gais encuestados declaran haber sido hostigados. De estos, el 43% se han planteado el suicidio y el 17% lo han intentado al menos una vez. Es evidente que ya no hay una maquinaria del Estado en nuestra contra, pero sigue contribuyendo a la reproducción de la heteronormatividad. Incluso los gais y lesbianas copiamos los esquemas de familia y de comportamiento, en lugar de entender que la igualdad es vivir la diversidad.

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EL ESTAFADOR NUNCA ES GAY

X.M.: Si nos fijamos en los personajes de las series, los homosexuales son o los protagonistas -en productos de autoconsumo- o la caricatura. No he visto una sola serie en la que el estafador del banco esté casado con un hombre.

A.d.F.: A mí me gustó 'Queer as Folk', y en 'Spartacus' y 'Roma' hay escenas fuertes.

X.M.: También es sintomático cómo los medios de comunicación han abordado la masacre de Orlando. Cuando empezó a circular la noticia, un amigo escribió un tuit: "Preparaos para que el debate se centre en el islam y en la falta de regulación de las armas en EEUU. Veréis que lo último será la homosexualidad". Y así fue. Las portadas destacaron con letras grandes que era la mayor matanza desde el 11-S en EEUU.

EL TIRÓN DE OREJAS

A.d.F.: Los jóvenes no podéis dejar pasar ni una. Si nosotros conseguimos lo que conseguimos, eso es pecata minuta. Pero parece como si os diera pereza… Me indigna la frivolidad y la falta de compromiso. ¡Lo tenéis todo! Hoteles, playas, todas las saunas y bares del mundo, podéis besaros en la calle. El día que ser gay sea como ser vegetariano, podréis bajar la guardia. Tenéis una ley, sindicatos, partidos, el único fiscal contra la homofobia del Estado. Denunciad.

X.M.: Hay una gran masa impermeable a cualquier debate, tiene razón. Hace unos cuatro años, en vísperas del 28 de junio, fui a repartir octavillas por la zona de ambiente y la gente me miraba con cara de qué me estás contando. Y creo que un buen número de los espacios organizados están extremadamente institucionalizados.

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"\"A los j\u00f3venes os falta compromiso.","text":"\"A los j\u00f3venes os falta compromiso.\u00a0Lo ten\u00e9is todo. Hoteles, bares, besos en la calle. Pero la homofobia social sigue ah\u00ed y no pod\u00e9is bajar la guardia\", exige De Fluvi\u00e0"}}A.d.F.: Esos colectivos, que fundamos, hacen muchísimo trabajo.

X.M.: Seguro. Pero pondré un ejemplo: la concentración del lunes en homenaje a las víctimas de Orlando estaba fijada para las ocho. Empezó a las 19.55 y acabó a las 20.05 porque venía el Govern en bloque. Es de agradecer que venga, pero me indigna que los colectivos que la organizaron no se plantaran. Luego tenemos una ley contra la homofobia que nadie presiona para que se despliegue. Y tengo menos fe aún en el sistema sancionador (tengo ganas de ver a la Generalitat imponiendo multas). O rebrota la movilización en los colectivos, o es una lucha titánica de cuatro gatos contra el mundo.

A.d.F.: No es que los colectivos hayan abdicado, es que la gente no va. Menos individualismo y más solidaridad.

POLÍTICA EN ROSA

X.M.: Es que comienza a haber más gais en las estructuras de los partidos que en las asociaciones.

A.d.F.: El lunes tenía delante a Miquel Iceta, Santi Vila, Jaume Collboni, Antoni Comín…

X.M.: Incluso al partido homófobo por excelencia, el PP, se le desmonta el chiringuito.

A.d.F.: Y Rajoy acaba asistiendo a la boda de Javier Maroto.

X.M.: Y dicen que el hijo de Aznar, Alonso, vive felizmente su homosexualidad fuera del Estado español. El PP sigue siendo machista y homófobo, pero hay un momento en que si no quiere desaparecer, tiene que adaptarse.

A.d.F.: Por eso estoy convencido de que no hay vuelta atrás.

X.M.: Cuando los hooligans ultracatólicos le pidan al PP que derogue la ley de matrimonio igualitario, seguro que dirá: "Lo que diga el Constitucional".

PERO, ¿EXISTE EL LGTBI?

X.M.: LGTBI es una forma de poner nombre a las sexualidades e identidades sexuales que se salen de la norma (mi primera camiseta reivindicativa fue una del Front d’Alliberament Gai de Catalunya con el lema 'Trenquem la norma'). Pero intentar que todo lo que esté fuera de la norma sea homogéneo es una ficción. Es normal y necesario que haya solidaridad, pero nadie mejor que el propio sujeto oprimido para luchar por su liberación. 

A.d.F: Yo defiendo las siglas GLBT. Por orden de aparición. ¿Por qué hay que poner la l de lesbianas antes? ¿Porque la International Lesbian and Gay Association (ILGA) decidió que primero eran ellas? Pero, bueno, por los nombres no nos vamos a pelear.

X.M.: En todo caso, las diferentes situaciones piden abordajes distintos. Es evidente que las lesbianas tienen el añadido de ser mujeres y, por lo tanto, sufren una doble discriminación. Y está el caso de los trans, que aún están patologizados. A eso hay que añadir que existen diversas corrientes ideológicas sobre cómo entender la identidad sexual y la manera de luchar. 

A.d.F.: La discrepancia es saludable.

X.M.: Yo, que soy muy partidario de que exista la ley contra la homofobia, recuerdo que, justo después de su aprobación, hubo gente que criticó el haber destinado tantos esfuerzos cuando, al fin y al cabo, quien la aplica es el Estado.

NO HAY UN SOLO ARMARIO

X.M.: Durante mucho tiempo fui muy crítico con los espacios propios, pero con el tiempo he cambiado de opinión. Salir del armario no pasa una vez y no más. Estás toda la vida saliendo del armario. Primero la familia, luego los amigos, el trabajo, la residencia. Siempre chocas contra la presunción de heterosexualidad.

A.d.F.: Yo también soy partidario de los espacios propios. Desde la Fundació Enllaç trabajamos para que las parejas puedan estar juntas en el geriátrico. El problema es que conviven con gente que en su día pensaron que éramos anormales. Mientras no haya un programa establecido entre los funcionarios y cuidadores, defiendo que existan residencias para gais y para lesbianas. 

X.M.: También resulta un poco cansado estar en una discoteca y pensar: "¿Y ahora a quién le tiro la caña?". A mí me han insultado por intentarlo y eso que lo hacía de forma sutil. Una cosa es jugarte el rechazo del "no me gustas", y otra enfrentarte a un puñetazo. Si fuera por mí, no sobrevivirían ni el 1% de los locales de ambiente de Barcelona, pero cuando tengo ganas de follar, necesito un entorno de confort.

A.d.F.: Los jóvenes deberías de ir a las discotecas y fiestas mayores en grupo y mostraros tal cual.

X.M.: Queda mucho por hacer, pero en el espacio público hemos avanzado.

A.d.F.: ¡Ya lo creo! Una tarde de verano vi a dos veinteañeros morreándose sobre el césped de plaza de Catalunya. Me quedé un rato esperando para felicitarles, pero me excité tanto que me fui directo a casa a hacerme una paja.

X.M.: Yo expreso sentimientos con naturalidad, pero he llegado a hacerlo de forma desafiante como acción política. Estaba con un amigo en una terraza de paseo de Sant Joan haciendo el vermut y en la mesa de al lado un tío no para de soltar barbaridades homófobas. No iba por nosotros, pero le propuse a mi amigo pagar y, antes de marchar, asegurarnos de que miraba y empezar a comernos la boca delante de él. 

A.d.F.: Bien hecho. Nos ampara la ley.

X.M.: Ahora queda la parte menos agresiva pero más difícil. Porque cambiar el coco no se hace a golpe de BOE. Se hace rompiendo el silencio en mundos donde el silencio era absoluto, como el deporte. Ahí está el árbitro Jesús Tomillero, o el ejemplo del St. Pauli de Hamburgo, el único equipo que incorpora mensajes contra la homofobia.  

A.d.F.: Poco a poco, pero sin pausa.