ENTREVISTA

Josep Maria Pou: «Shakespeare te tiene siempre en estado de desasosiego»

El actor defiende la vigencia del escritor británico porque su pluma, asegura, concentra toda la historia de la humanidad.

El actor y director Josep Maria Pou, en un establecimiento cercano al Teatro Goya, del que es director artístico.

El actor y director Josep Maria Pou, en un establecimiento cercano al Teatro Goya, del que es director artístico.

ALBERT GARRIDO

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Cree poseer Josep Maria Pou el 85% de las versiones audiovisuales de las obras de Shakespeare, alguien que le subyuga desde los 17 años. Para él, 'El rey Lear' es la mejor pieza del bardo.

Cuando un actor afronta un Shakespeare, ¿adopta una actitud especial o se acerca como a cualquier otro autor? No, no, de ninguna manera. Automáticamente, sea un actor que empieza o con 50 años en el oficio, sabe que está ante un monumento. Primero, se siente un privilegiado, pero, en segundo lugar, tiene la sensación de que se le viene encima, no solo la historia del teatro, sino toda la historia de la humanidad; su responsabilidad es máxima. Todos los actores del mundo tienen unas ganas enormes de hacer un Shakespeare, pero asusta mucho, porque puedes estropearlo.

¿Cómo definiría lo shakespeariano? Más que definirlo, quiero recordar algo dicho por Peter Brook: hacer Shakespeare es como bucear, es una inmersión total. Hacer Chéjov, decía Brook, es como hacer surf, como dejarse llevar sobre la superficie del agua. Para un actor, lo shakespeariano significa complejidad enorme; nunca es sencillo.

¿Es aún un autor no superado? Para mí, sí; Shakespeare es un mundo total; es el autor más grande. Ahora ya no lo digo, porque estoy al final de mi carrera, pero cuando empezaba dije que podría firmar un contrato, aun con el diablo, para representar solo a Shakespeare; para llenar toda la vida de actor solo con él, como hacen algunos actores ingleses.

¿Cómo interpreta que haya pasajes suyos muy enigmáticos? Son muy frecuentes, y siempre te entra la duda de si hay algo más allá del texto. A mí me pasó con 'El rey Lear'. Pero Shakespeare, que era actor, sabía perfectamente que no hay que decirlo todo, que el valor dramático está en dejar frentes abiertos. Lo único cierto es que con él nunca estás completamente seguro de acertar; Shakespeare te tiene siempre en estado de desasosiego.

¿Está de acuerdo con Harold Bloom en que Shakespeare traslada la condición humana al teatro? Sí, por descontado. ¿Con quién podemos comparar a Shakespeare, con los clásicos griegos? Los griegos no dejan de relacionar al hombre con los dioses. En cambio, él es el primero que habla de los hombres y sus conflictos; no interviene nadie ajeno a la propia voluntad del hombre.

¿Por qué no hay tradición shakespeariana en el teatro español? No lo sé. Intento pensar en autores que hayan hecho gran tragedia y no se me ocurren. Quizá porque nuestros autores siguen la tradición que viene del Siglo de Oro, de Lope y de los entremeses de Cervantes. Quizá en Calderón hay algunos momentos de gran tragedia, aunque está muy marcado por la religión.

¿Por qué, a diferencia de Cervantes, ha tenido tan buen trato en el cine? Por razones de cultura, idioma y nacionalidad, porque el 99% de las películas y series de televisión con material de Shakespeare las han hecho los ingleses y los norteamericanos.

Y, además, están los grandes actores que lo han llevado al cine. Sí, pero hoy algunas películas de Laurence Olivier parecen acartonadas. Para mí, la mejor adaptación al cine de Shakespeare es 'Campanadas a medianoche', de Orson Welles.

En cierto sentido, Welles es el segundo Shakespeare. Sí, es este hombre grande que hace 'Ciudadano Kane', que es una obra maestra de la cultura universal.

Lampedusa escribió: «El silencio es el único homenaje que los espíritus inferiores pero honestos pueden dar en ofrenda a ciertas divinidades. Por tanto, no quiero transgredir este principio hablando demasiado de Hamlet». ¿Qué le sugiere? Un respeto inmenso. Podría adoptar esta frase como un pensamiento mío. Las palabras se quedan cortas cuando la emoción es larga.