ESTHER PARRAMÓN, árbitra de 24 años

«Mi madre no quería que fuese árbitra»

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EVA MELÚS

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Esther Parramón, árbitra de Primera Catalana, sueña con ascender a Tercera. De familia futbolera y jugadora desde los 3 años, parecía casi inevitable que siguiera los pasos de su padre, que también jugó y arbitró. «Me lo sugirieron, pero yo no me veía. No había visto nunca a una chica pitando», explica. Cuando se decidió, no saltó el regocijo: «Mi madre no quería que fuese árbitra y mi padre no decía que no, pero no le hacía gracia. Ya le habían insultado a él bastante». Ahora, en su cuarto año arbitrando, que compagina con 3º de Educación Social, su padre la sigue a todas partes. «Se pone en una esquina y observa. Después me comenta las jugadas, con mucho respeto. Le digo que si me insultan, no conteste». A veces, pasa. Y, coincide con sus compañeras, «los insultos más machistas siempre vienen de mujeres. ¡Parece mentira en el siglo XXI». Le han soltado que le van a cortar la coleta o si se va a duchar con el equipo contrario. Ella, a los suyo. Parramón se entrena tres días a la semana: «Los miércoles trabajo la velocidad con un preparador personal, que es lo que más me puede preocupar».