Entrevista en colaboración con BBVA

"La pandemia ha acentuado las desigualdades"

La Fundació Pere Tarrés ha luchado contra las consecuencias negativas que la covid-19 ha tenido sobre los colectivos más vulnerables, especialmente menores

Su director general, Oriol Pujol, hace balance de esta última etapa y traza las líneas a seguir por la fundación a partir de ahora

Oriol Pujol, director general de la Fundació Pere Tarrés

Oriol Pujol, director general de la Fundació Pere Tarrés

Víctor Fúser

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-Estamos viviendo el que podría ser el último tramo de la pandemia ¿De qué manera salimos como sociedad?

-La pandemia ha acentuado consecuencias del modelo económico neoliberal que venían manifestándose ya los últimos años: paro, precariedad laboral, coste de la vivienda, insuficiente inversión en salud pública, en educación especialmente profesional… Dichos efectos son especialmente graves para las capas más vulnerables de la sociedad: jóvenes, inmigrantes, mujeres, colectivos con escasa formación y mayores de 50 años. La clase media sigue debilitándose, un 30% de las familias que el 2020 pidieron becas para actividades de tiempo libre educativo promovidas por la Fundación Pere Tarrés era la primera vez que la solicitaban.

Si nos centramos en servicios públicos esenciales, constatamos la falta de medios en la sanidad paliados por el esfuerzo del personal sanitario o en la educación donde los ordenadores aun no han llegado a todo el colectivo implicado y los esfuerzos en formación de maestros y profesores son del todo insuficientes. En positivo constatamos el salto en la digitalización y el teletrabajo, que se correspondería a más de una década si la evolución no se hubiese dado en el contexto covid.

 -¿Qué efectos han sufrido especialmente los colectivos más vulnerables?

 -Los efectos que la pandemia ha tenido sobre las personas en sus distintas dimensiones se agravan en los colectivos más vulnerables por una menor salud de partida, por unos menores cuidados sobre la misma, por factores que dificultan en mayor medida un desarrollo equilibrado como pueden ser las dimensiones de la vivienda, el espacio para personas en convivencia, la ubicación en barrios con mayor densidad de población y sin espacios verdes suficientes cercanos, hábitos alimentarios condicionados por el poder adquisitivo… En un reciente estudio sobre una muestra de los niños beneficiarios de los centros socioeducativos de la Fundación, estos manifestaban sufrimiento, ansiedad, inseguridad y conflictos como consecuencia de la precariedad de la vivienda o laboral en la familia.

Las dificultades en la escolarización por falta de medios con el consecuente entretenimiento con actividades banales es otro de los efectos en la infancia durante la pandemia. En el adulto lo sería el consumo de alcohol y otros tóxicos. En general la sanidad ha diagnosticado un incremento significativo de enfermedades mentales.

-¿Cómo ha actuado la Fundación Pere Tarrés en estos momentos tan complicados?

 -Manteniendo el contacto con los niños y sus familias. Captando y distribuyendo 800 ‘tablets’, 450 de las cuales con tarjeta de comunicación que facilitaban este contacto, así como el seguimiento de la escolarización. En determinados casos más extremos, atendiendo las carencias de alimentos y en muchos otros colaborando con la distribución de estos, conjuntamente con Cáritas u otras entidades. Se distribuyeron asimismo mascarillas de protección, guantes y gel hidroalcohólico a centenares de familias que no disponían de dichos medios de protección.

La Fundación puso a disposición el albergue de juventud Pere Tarrés para atender el requerimiento del Ayuntamiento de Barcelona de dar cobijo a personas sin techo consumidores habituales de tóxicos y alcohol. También complementó voluntariamente parte del salario que el personal en ERTE perdía por dicha circunstancia. Ello se producía por la imposibilidad de mantener la prestación de determinados servicios.

-Este verano era vital para la salud emocional, sobre todo de los más pequeños. ¿Qué balance hace de las actividades estivales de la Fundacion?

-Recuperar las actividades educativas en el tiempo libre era esencial después de un curso en el que no se había participado en actividades extraescolares, ni podido mantener la práctica de deportes. Y lo era para la infancia, pero también para unos monitores jóvenes que se habían encontrado limitados en sus relaciones sociales, en dar salida a sus inquietudes como son el voluntariado educativo, el contacto con la naturaleza, la atención a los más débiles. El balance era pues positivo con solo volver a la normalidad y los hechos lo han demostrado.

La actividad ordinaria durante el verano ha superado los 40.000 beneficiarios, más de 5.000 de los cuales becados al 100% con una inversión de 1.500.000 euros. Las familias han confiado a sus hijos a los centros de esplai y a la Fundación en cifras parecidas a las de 2019, año previo a la pandemia.   La incidencia de la pandemia ha provocado algunas suspensiones y confinamientos que hemos procurado compensar con colonias durante el mes de septiembre y puentes de otoño.

-¿Qué objetivos tienen para los próximos meses?

Continuar trabajando para superar la desigualdad en el acceso al tiempo libre educativo, mantener e incrementar la oferta de actividades conjunta con los centros escolares, innovar en la propuesta educativa y social procurando ser verdaderos transformadores sociales, consolidar la formación online a la vez que recuperar plenamente los formatos presenciales, innovando en los mismos, incrementar los alumnos universitarios y avanzar en el proyecto de una nueva sede social.

-¿Qué apoyo han recibido a nivel de financiación?

-BBVA es uno de los bancos principales con los que desarrolla la Fundación su actividad. Sensible a nuestra realidad nos facilitaron financiación en el momento de declararse la pandemia y procuraron adaptar sus servicios y costes a los requerimientos que les planteamos. El equipo humano del banco hace suya la realidad social sobre la que incidimos, así como los intereses de nuestros jóvenes alumnos.

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