FORMACIÓN

Educadoras de sonrisas

Algunos de los niños del centro abierto CiberCaixa Badalona Sud

Algunos de los niños del centro abierto CiberCaixa Badalona Sud / periodico

ALMA LA RED SOCIAL SOCIAL

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Alma es una nueva manera de hablar de lo social. Con actitud y optimismo. Desde la diversidad. Y a partir de las historias de la Obra Social La Caixa. 

Deme González y Guiomar Trullols trabajan en el centro abierto CiberCaixa Badalona Sud, gestionado por la Fundación Privada Pere Closa, atendiendo a niños de familias con pocos recursos. Oficialmente son educadoras sociales, aunque también se las podría llamar “educadoras de sonrisas”. Porque han visto que tan esencial como ayudar a los pequeños con las asignaturas es trabajar sus emociones, su autoestima y sus sonrisas. El objetivo: que todos los niños y niñas que participan en el programa CaixaProinfancia empiecen a creer en sí mismos y puedan escribir el futuro que desean.

-La escritora y filósofa Elsa Punset dice que “educar las emociones es una llave de libertad para las personas”. ¿Cómo se educan las emociones en los niños? 

-Deme: Sin duda es una tarea fundamental. Incluso a los adultos también nos cuesta expresarnos sin pudor. En nuestro centro, lo trabajamos a través de dinámicas, actividades y juegos como el mapa de las emociones en el que cada continente es una emoción: alegría, tristeza, sorpresa, miedo, enfado, vergüenza.

-Guiomar: Los niños tienen que colocar un imán en el lugar que representa cómo se sienten y luego explicar por qué se sienten así. Intentamos hacerlo de forma colectiva porque si alguien está triste o nervioso, eso afecta a todo el grupo. Y cuando uno no está bien, todos le apoyamos.

-D: Es muy importante la empatía: si uno está enfadado, que no vaya otro a molestarlo.

-G: Las emociones son fundamentales porque son parte de nuestra identidad y de cómo nos enfrentamos al mundo. Los niños y niñas tienen que aprender a reconocerlas y a gestionarlas.

-D: Quizá un niño viene enfadado por la mañana porque su madre no le ha dado el bocata que quería pero luego, con las nuevas experiencias (logros, aprendizajes, juegos, relaciones interpersonales) que vive durante la tarde, su emoción puede cambiar.

-G: Es increíble ver a niños que antes ni hablaban cómo ahora tienen amigos y participan activamente en las actividades. También me viene a la cabeza el caso de un niño que no estaba nada cómodo con su identidad y con la cultura religiosa que le imponían en casa. Como no sabía expresarse, tenía conductas disruptivas. No sabía ni dar un abrazo. Ahora estamos intentando aportar nuestro granito de arena para cambiar su conducta. Si él se porta mal, yo lo abrazo. Y está funcionando. Empezó la escuela muy mal, y ahora los profes lo están felicitando. Ha ganado autoestima, está aprendiendo a gestionar sus emociones, ¡y a dar a abrazos!

-Justo hace poco la periodista Helena Resano nos decía que “para que todos los niños puedan escoger su propio camino, primero tienen que confiar en sí mismos”. ¿Cómo se puede transmitir esa autoestima?

-D: Los niños que tenemos aquí arrastran una mochila de problemas demasiado grandes para la edad que tienen. Y esto influye en todo. Además, si a un niño todo el rato le estás diciendo cosas negativas —“no eres bueno en mates, has suspendido lengua”— creerá solo eso. Esa será su realidad. Lo estás etiquetando y se frustrará. Por eso, también tienes que felicitarle por lo que hace bien.

-G: Hay que reforzar sobre todo el proceso de aprendizaje. Si un niño saca un 4 en un examen, pero se ha esforzado y ha mejorado, le hacemos entender que puede estar contento de sí mismo.

Continúa leyendo la entrevista en Miradas con Alma.

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