CIRCULACIÓN

Los atascos de tráfico generan un gran estrés emocional

Retención en los accesos de entrada a Barcelona

Retención en los accesos de entrada a Barcelona

LLUÍS MUÑOZ / BARCELONA

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Miércoles 13 de diciembre: 7.30 horas. Suena el despertador; 8.30 horas. Se enciende el motor del coche. Suena la radio: “Buenos días desde el boletín de tráfico del Real Automóvil Club de Catalunya (RACC). Retenciones habituales en los accesos a Barcelona: en la AP-7, en la B-23, en la C-59, en la C-60, en la C-17, en la C-58, en la A-2, en la B-23, en la C-32, en la C-31 y en las rondas de Barcelona”.

Después de analizar los boletines de tráfico de las principales radios catalanas, en la semana laboral del 13 al 20 de diciembre, se puede concluir que, entre 8 y 9 de la mañana, todos los días se ha producido congestión para entrar a Barcelona. Por lo que ir con coche a la ciudad condal, o desplazarse por sus principales vías interiores, en hora punta, supone adentrarse en un atasco. Son muchos los habitantes del área metropolitana que tienen que acudir a sus centros de trabajo, a la misma hora, cada mañana. Eso genera largas colas en las que se pierde una gran cantidad de horas cada año.

Según datos de INRIX publicados en su último 'Informe Anual de Medición de Tráfico' (2016 Traffic Scorecard), en Barcelona se pierden 33,8 horas de media por persona al año en congestiones de tráfico. Esto la convierte en la ciudad 124 con más tráfico del mundo, empeorando sus números de 2015, cuando se situaba en el puesto 187. Es la tercera ciudad de España con más tráfico, solo superada por Cartagena donde se pierden 36,8 horas en congestiones, o Madrid, que lidera el ranking nacional con 39,6 horas en atascos.

Situación molesta

Otro estudio, del fabricante de lubricantes Castrol, calculaba que los españoles pierden 72 días a lo largo de su vida en atascos. Muchas horas invertidas, en las que se produce un gran estrés por un exceso de atención ante el avance y frenada de los coches. De hecho, según el mismo estudio, para los conductores es más molesto acelerar y frenar en un atasco, que las obras, los desvíos o el comportamiento de otros conductores. “Conducir es una tarea compleja que implica tener las capacidades físicas y las aptitudes psicológicas necesarias y suficientes para garantizar la seguridad propia y la de los demás. En mi opinión, acelerar y frenar constantemente implica la atención sostenida y dividida para percibir correctamente la distancia con relación a los demás vehículos. No podemos conducir de manera automática, sino consciente y por tanto nos cansamos más por tener que mantener la atención y la concentración”, explica Teresa Morali, presidenta de la Sección de Psicología del Tráfico y la Seguridad del Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya.

"Aceptar que no podemos hacer nada ante un atasco nos va a permitir vivirlo con menos tensión"

Teresa Morali

— Presidenta de la Sección de Psicología del tráfico del COPC

Por este motivo, la forma de afrontar un atasco va a incidir de forma diferente en el estrés y, por lo tanto, en las emociones. “Aceptar que no podemos modificar la situación en un plazo determinado, nos va a permitir vivirla sin tensión. Por ejemplo, en un atasco, podríamos pensar ‘he escogido este trabajo al que me desplazo en coche y que me posibilita tener un suelo a final de mes’, por tanto podré  pensar también ‘conduciré de forma relajada, con paciencia, y saliendo con margen para tolerar mejor el atasco’”, cuenta Morali.

Consejos ante un atasco

“Si sentimos determinadas emociones acerca de los atascos, es porque no queremos, o no sabemos ni podemos afrontar esta situación. Si queremos reconducir nuestras emociones, podremos hacerlo simplemente conociendo los factores en los que hay que incidir”, expresa Morali, y recomienda: una buena actitud ante lo que no se puede cambiar a corto o medio plazo; si no se puede salvar el atasco, procurar aceptarlo porque se vive de forma diferente, sin tensión; salir con tiempo suficiente; reconocer las emociones que pueden surgir como la rabia; detectar los propios pensamientos y/o creencias con relación a situaciones que generan impotencia; conducir teniendo en cuenta que no se está solo, es decir, con conciencia colectiva; o bien, utilizar el transporte público mejorando la calidad de vida y el bienestar de la persona.

“Dado que en muchas ocasiones no podemos cambiar de modalidad de transporte, o de trabajo, o de lugar de residencia y/o de vacaciones, lo mejor que podemos hacer para cuidarnos es gestionar el estrés, con una actitud proactiva y consciente”, concluye Morali.

La alternativa al coche

<span style="font-size: 1.6rem;">Los atascos pueden tener distintas causas externas como las condiciones climatológicas, las obras en la carretera o los accidentes de tráfico. Sin embargo, en muchas ocasiones, se produce por<strong> la mala conducción.</strong></span>