CIUTAT VELLA

La calle de la orina

Vecinos de la Verge, en el Raval, denuncian el mal olor y la falta de respuesta municipal

Peste 8 El reguero de orín de la calle de la Verge.

Peste 8 El reguero de orín de la calle de la Verge.

BEATRIZ PÉREZ / BARCELONA

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Hace años que los vecinos de la calle de la Verge, paralela a Joaquim Costa, notan cómo un fuerte olor a orina se adentra en sus hogares cada vez que abren sus balcones. El origen está en la esquina de la Verge con el pasaje de Sant Bernat, que es utilizada sistemáticamente como urinario público tanto por transeúntes como por personas con problemáticas sociales que se instalan, cada día desde las 8 de la mañana y hasta bien entrada la noche, en las escaleras de esta callejuela. El mal olor se suma a los ruidos y, con frecuencia, a gritos y peleas.

Pese a que la calle de la Verge está en pleno centro, a pocos metros del Teatro Goya o del Centre de Cultura Contemporània (CCCB), ni el anterior gobierno municipal ni el actual de Ada Colau han movido ficha para solucionar este problema, que acumula desde hace años denuncias vecinales.

"Siempre dicen que se lo mirarán y nada", explica Sylvia Torras, vecina desde 1992 de Joaquim Costa pero cuya casa conecta, por la parte trasera, con la Verge. La última vez que Torras expuso el problema de esta calle fue hace un par de meses en el Plenario del Distrito de Ciutat Vella. Y todo sigue igual.

"El Distrito ha estado ausente siempre. Le hemos pedido un urinario, que ponga en la pared una pintura que repela la orina, que instale un plano inclinado en la esquina como medida disuasoria…", añade Torras, quien también se queja del ruido generado por las personas que se pasan el día sentadas en las escaleras de la calle.

Nunca ha recibido una respuesta contundente, pese a que el propio Distrito reconoce que la calle de la Verge es un punto negro del Raval. Un camión de BCNeta limpia tres veces al día esta pequeña vía de no más de 45 metros de largo, con el gasto municipal que esto supone.

LAVABOS PÚBLICOS

A la petición de un urinario portátil, el Distrito responde que ya hay unos públicos en la plaza de Terenci Moix, al lado de la Verge, y que en esta última no se pude poner uno por su morfología. Fuentes municipales explicaron a este diario que la Guàrdia Urbana hace controles de actitudes incívicas en la vía pública.

Mónica Parejo es la dueña de la galería de arte Moraima, ubicada en la calle de la Verge desde hace dos años y medio. También ha presentado quejas al Distrito, pues asegura que el perpetuo olor a orina repercute negativamente en su negocio. Frente a Moraima se encuentra la emblemática asociación cultural El Arco de la Virgen, cuyo presidente, Sergio Marcovich, reclama al Ayuntamiento que actúe. La última vez que se quejó fue en la asamblea de barrio de febrero. "He presentado propuestas sin resultado", dice.