Albert Asenjo, surfista:«Cuando hay buenas olas vienes, sí o sí»

Albert Asenjo lleva media vida en el agua. Hace tres años cambió la piscina del Mediterrani de Sants, donde jugaba al waterpolo, por la playa de Sant Sebastià, en la Barceloneta, para ejercer como profesor de surf.

Tabla a cuestas 8 Albert Asenjo, en la puerta de su escuela.

Tabla a cuestas 8 Albert Asenjo, en la puerta de su escuela.

LUIS BENAVIDES / BARCELONA

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Hay un antes y un después del viaje a Canarias. Fue con sus padres, hace ocho años. Mientras ellos hacían submarinismo, Albert Asenjo (Barcelona, 1991) optó por hacer algo más movido:  surfear. Cuando volvieron a casa, siguió practicando su deporte de siempre, el waterpolo, al máximo nivel, pero su flirteo con las olas del mar fue a más. Hoy enseña a surfear en la Barceloneta a vecinos y turistas de todas las edades.

-¿Cómo fueron sus inicios surferos  en la Barceloneta?

 

-Empecé con una tabla prestada por un amigo. Venía a la playa desde mi barrio, Sants, cargado con la tabla. La subía al autobús y la gente me miraba raro (risas).

-Le mirarían raro en el bus porque en Barcelona no hay muchas olas.

-Esa es la idea que tiene mucha gente, pero en realidad se puede practicar el surf perfectamente. La temporada de olas buenas es de setiembre a mayo, y ya va bien porque es cuando hay menos gente en la playa.

-¿Qué tal la convivencia con los bañistas y otros usuarios de la playa? 

-La convivencia no es fácil porque en Barcelona falta mucha cultura de surf. El gran boom, la masificación de surfistas, empezó hace cinco años y todavía nos estamos haciendo un sitio.

 

-¿No queda clara su zona?

-No mucho, y eso provoca algunas incidencias, de poca importancia pero desagradables. El otro día, por ejemplo, un señor muy maleducado tiró a una niña de nuestro campus que iba encima de una tabla de paddle surf. Decía que no podíamos estar allí.

-Difícil solución.

-En algunas playas del norte de España hay zonas delimitadas, de 200 metros, para separar a los surfistas del resto de usuarios.

-Usted es profesor de la escuela de surf Pukas Eskola (paseo Joan de Borbó, 93), fundada hace más de 30 años en el País Vasco.

-Sí, esta empresa nace en el 79 en Zarauz, donde hay mucha tradición surfera.

-¿Por qué pensaron en Barcelona para abrir su quinta escuela? Todas están en el norte excepto ésta.

-Supongo que vieron una buena oportunidad. Aquí hay olas y, sobre todo, hay mucha afición al surf, cada vez más.  El pasado verano estuve trabajando en una escuela Pukas del norte y tenía muchos alumnos catalanes.

-Y en Barcelona, ¿qué tipo de clientela tienen?

-Va por temporadas. Durante el año tenemos muchos clientes habituales, que alquilan o piden clases con un monitor. En verano tenemos más turistas y niños, porque organizamos intensivos para chavales de 5 a 16 años.

-¿Con 5 años ya empiezan? 

-Sí. Lo importante es que sepan nadar muy bien. Si además son espabilados y valientes, pueden empezar a surfear sin problemas. Este deporte no tiene edad. En Australia ves a niños muy pequeños y señores muy mayores.

-¿Ha viajado mucho buscando la ola perfecta?

-Sí, llega un punto que tu vida gira alrededor del surf. El año pasado estuve con mi chica de vacaciones en Indonesia y ahora volveremos a Australia, donde tenemos amigos, para pasar una temporada.

-Está enganchado.

-Sí. Supongo que crea adicción porque sabes que no lo puedes hacer siempre, sobre todo en Barcelona. Aquí el día que hay buenas olas, vienes sí o sí. Da igual si llueve, nieva o tienes un examen. H