EXPLORACIÓN ESPACIAL

Cuatro años de viaje para tocar un asteroide durante diez segundos

asteroide car 1200

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Valentina Raffio

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El 8 de septiembre del 2016, la misión OSIRIS-REx de la NASA empezó su viaje rumbo al asteroide Bennu; una pila de escombros rocosos del tamaño del Empire State Building que pulula por el Sistema Solar. Tras más de cuatro años de recorrido, este martes la nave alcanzará por fin la superficie del asteroiderecogerá un puñado de muestras y se preparará para volver a la Tierra. El proceso durará poco más de 10 segundos. Y el botín será de entre 60 gramos y dos kilos de polvo y rocas espaciales. Si todo va según lo planeado, sería la primera vez que la agencia estadounidense logra aterrizar y recoger el testigo de un asteroide.

Dentro de su aparente sencillez, la misión a la que se enfrenta este martes la nave OSIRIS-REx es extremadamente compleja. Antes de llegar a los 10 fatídicos segundos de contacto, se necesitarán unas cuatro horas y media y hasta tres maniobras para dar con el ángulo y el lugar adecuado para recoger muestras del asteroide. El proceso será retransmitido en directo a partir de las 23 horas (hora peninsular española) a través de las redes de la NASA. El clímax de la misión llegaría pasada la medianoche. 

El protagonista de la operación será, sin lugar a duda, el brazo robótico 'Nightingale'. Este prodigio de la tecnología espacial, una vez alcance una altitud aproximada de 125 metros respecto a la superficie del cuerpo rocoso, realizará un descenso brusco y disparará nitrógeno contra el terreno. El movimiento levantará fragmentos de material rocoso de la superficie y los atrapará en el recolector de la nave espacial. El éxito de este proceso marcará un antes y un después para la misión. Si la primera aproximación falla, OSIRIS-REx dispone de recursos para realizar dos intentos más

¿El objetivo? Entender el universo

No es la primera vez que la humanidad se plantea llegar a un asteroide. Este mismo año, por ejemplo, la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA) también logró que su Hayabusa 2 cumpliera este hito en el asteroide Ryugu, situado a 349 millones de kilómetros de la Tierra. Las muestras de esta misión deberían llegar a la superficie terrestre a finales de este mismo año. Después, estará en manos de los científicos desentrañar los misterios de este cuerpo celeste. 

Este es el mismo espíritu que comparte la misión OSIRIS-REx de la NASA, que intentará arrojar algo más de luz a las grandes preguntas que guían la exploración espacial. Como de dónde venimos y hacia dónde vamos. "Los asteroides, como restos del proceso de formación del Sistema Solar, pueden responder a estas preguntas y enseñarnos algo más sobre la historia del Sol y de los planetas", explican los responsables de la misión.