ENTREVISTA

"Las prisas por publicar han jugado muy malas pasadas a la ciencia"

José Alcamí, investigador y coordinador de un Grupo de Análisis Científico sobre el coronavirus, habla sobre el 'boom' de estudios sobre covid-19 y la confusión creada a partir de resultados contradictorios

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Valentina Raffio

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"Los científicos se están ahogando en estudios sobre el covid-19", vaticinaba un artículo publicado a mediados de mayo en la revista 'Science'. Solo entre enero y mayo, se publicaron más de 23.000 artículos científicos sobre el tema. Y, según apuntan algunas estimacionesel volumen de información se duplica cada 20 días, llegando a publicarse más de 4.000 ‘papers’ a la semana. ¿Cómo lograr, pues, sobrevivir a este tsunami de datos? La respuesta pasa por los 'rastreadores' de literatura científica dispuestos a navegar en este maremagnum. En el Instituto de Salud Carlos III, el investigador José Alcamí Pertejo lidera esta expedición en busca de información fiable como coordinador del Grupo de Análisis Científico sobre Coronavirus, encargado de redactar (y actualizar) informes sobre qué se sabe (y qué no se sabe) sobre esta enfermedad. 

Este virus ha conseguido generar miles de artículos científicos en tan solo unos meses. ¿Cómo valora la información científica publicada en estos momentos de crisis?

Se ha publicado muchísima información. Y ha habido mucho ruido informativo. Sobre todo con los preprints, unos artículos que se publican sin pasar por los filtros de las revistas especializadas o de los revisores. Me atrevería a decir que entre estos solo hay entre un 5 y un 10% de artículos razonablemente buenos. También hay otros muchos estudios que en situaciones normales no pasarían los filtros de los revisores y jamás se llegarían a publicar. El problema es que en estos meses se ha dado visibilidad a estudios buenos y malos, creando mucha confusión. 

¿Por qué cree que se ha priorizado la rapidez a la calidad?

Porque en este contexto de crisis necesitamos respuestas rápidas. Normalmente, entre que envías un artículo a una revista y la publicación final pueden pasar varios meses. Y ahora no tenemos este tiempo. La parte buena es que los científicos se han volcado en estudiar este virus y se ha compartido información en tiempo real. La mala es que han trascendido muchos estudios erróneos…

"Hay muchos estudios que en situaciones normales no pasarían los filtros de los revisores y jamás se llegarían a publicar"

Y entiendo que ahí llegan las famosas rectificaciones, que aparecen con cada vez más frecuencia...

Así es. Las prisas por publicar han jugado muy malas pasadas a la investigación científica. Y ya hemos visto que grandes catedrales de la investigación científica como The Lancet han tenido que retractar estudios que en su día crearon mucho revuelo, como los que hablaban de la hidroxicloroquina. La ciencia tiene sus tiempos y por querer ir rápido y conseguir el titular más llamativo les han marcado un gol. 

Pero incluso en la ‘buena’ y ‘mala’ ciencia hay matices. Se me ocurre, por ejemplo, la reciente polémica sobre el estudio sobre aguas residuales de la Universitat de Barcelona

Ese artículo es muy bueno y da un mensaje muy importante, que es la vigilancia de las aguas residuales para conocer la presencia del virus en una población. Ahí el problema es que el estudio se publicó como preprint, sin estar revisado. Y el dato de las aguas de Barcelona, que se daba al final, acabó acaparando toda la atención por lo llamativo que resultaba. Si este trabajo hubiera pasado por un proceso de revisión seguramente se habría matizado mucho más. O se hubieran pedido pruebas adicionales. Y si no las hubiera, seguramente se hubiera quitado. Aquí ha habido un problema de relato y de querer forzar los tiempos de la ciencia. 

Más allá de los estudios, también vemos que hay resultados de estudios que solo se publican en notas de prensa. ¿Cómo valora este tipo de comunicación?

Comunicar los resultados de una investigación a través de una nota de prensa, sin aportar más datos, no es ciencia; es propaganda. Esto se ve muy claro en los ensayos clínicos de medicamentos o vacunas, en los que se anuncian 'éxitos' sin dar un solo dato científico con el que comprobar su veracidad. Esto responde más a unos intereses económicos o geopolíticos que a los científicos. Estas prácticas rozan lo éticamente reprobable. Y entiendo que ahora todos queremos buenas noticias, pero esto es jugar con las esperanzas la gente. 

"Comunicar los resultados de una investigación a través de una nota de prensa, sin aportar más datos, no es ciencia; es propaganda"

Por otro lado, en estos tiempos hemos visto un boom de teorías de la conspiración que han añadido todavía más caos.

Así es. Y estas historias se han amplificado muchísimo en redes sociales. Por eso los científicos, además de intentar explicar qué estaba pasando, también hemos tenido que dedicar mucho tiempo a desmentir estos mensajes. 

¿También es trabajo de los científicos desmentir bulos dogmáticos que por defecto se oponen a la ‘verdad oficial’ de la ciencia? 

Sí, claro. Yo, que he dedicado mi carrera al estudio del VIH, he podido ver el efecto de estas teorías de la conspiración. En los años 90 empezaron a surgir voces que argumentaban que el virus del VIH no existía. Y contra estas era muy difícil discutir porque partían del dogma de que todo es mentira. Entonces no le di más importancia. Pero en el año 2000 tuve que organizar un congreso en Sudáfrica, donde estas teorías estaban muy extendidas. Ahí vi que se trataban ambas posturas con la misma credibilidad. Y que, en la práctica, el negacionismo del virus se estaba utilizando para no dar tratamiento a una parte de la población. Se estima que en una década murieron 300 mil personas por eso. 

"Para un científico, decir 'no lo sé' es lo normal. Es un signo de honradez"

En todo este caos informativo, ¿cree que la ciencia sale bien parada de esta crisis?

Sí. La ciencia sale reforzada de esta pandemia. Porque la sociedad se ha dado cuenta que necesitamos la ciencia para solucionar esta crisis. Los expertos nunca habían tenido tanta visibilidad como ahora y creo que han hecho un trabajo de comunicación muy digno. Incluso cuando se ha reconocido el desconocimiento que hay sobre un tema. Para un científico, decir 'no lo sé' es lo normal. Es más, es un signo de honradez.