IMPULSO DE LAS ASOCIACIONES DE FAMILIARES

Lanzaderas moleculares para la ataxia de Friedreich

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ANTONIO MADRIDEJOS / BARCELONA

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La ataxia de Friedreich es una grave enfermedad neurodegenerativa y actualmente sin cura que afecta a la coordinación de movimientos y genera debilidad muscular. Como consecuencia, los afectados se ven obligados a utilizar una silla de ruedas y a depender de la ayuda de terceras personas al perder su autonomía personal. Aunque durante décadas se ignoró el origen, ahora se sabe que la responsable de la ataxia es una mutación de un gen que impide la fabricación de una proteína llamada frataxina y ocasiona una degeneración del sistema nervioso. 

Como estrategia para intentar combatir la ataxia, investigadores del Institut de Recerca Biomèdica de Barcelona (IRB Barcelona) han iniciado un novedoso proyecto cuyo objetivo a largo plazo es poder administrar un tratamiento con frataxina que llegue cerebro, el órgano en el que los bajos índices de la proteína causan más daño. Las asociaciones de familiares y pacientes Babel Family y Asogaf impulsan el proyecto con 80.000 euros.

El problema actualmente es que la barrera hematoencefálica, que impermeabiliza el cerebro y lo protege de la llegada de neurotoxinas y otros agentes no deseados, también impide la llegada de los fármacos. Para sortear este escollo, los investigadores han diseñado unos péptidos –pequeñas moléculas– que, según las pruebas efectuadas en cultivos de laboratorio, pueden circular por la sangre con fármacos a cuestas y atravesar la barrera hematoencefálica de manera eficiente. Los llaman "lanzaderas peptídicas" y son, metafóricamente, como un vehículo que arrastra una gran caravana. 

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"El objetivo a largo plazo\u00a0","text":"es poder administrar la frataxina de forma externa. \"Como las inyecciones de insulina para los diab\u00e9ticos\", dice el investigador Ernest Giralt"}}

"En cierta manera, lo que hacemos es engañar a la aduana del cerebro diciéndole que le llevamos algo que necesita para que nos abra la puerta. Es como el cuento del lobo y las cabritas: le enseñamos la pata enharinada para colarnos dentro", resume Ernest Giralt, director del laboratorio de Péptidos y Proteínas del IRB Barcelona y coautor de los trabajos junto a Meritxell Teixidó y Macarena Sánchez. La misma estrategia también puede ser útil para, por ejemplo, llevar fármacos a tumores cerebrales de difícil tratamiento.

{"zeta-legacy-despiece-vertical":{"title":"Una novela policiaca para recaudar fondos","text":"La ataxia, que sufren en Espa\u00f1a una de cada 25.000 personas, se manifiesta normalmente entre los 5 y los 15 a\u00f1os. Se trata de una enfermedad autos\u00f3mica recesiva, es decir, que el paciente debe heredar dos genes afectados \u2013uno de cada padre\u2013 para desarrollarla. La persona que tiene una sola copia anormal es portador. Un portador no desarrollar\u00e1 la enfermedad, pero s\u00ed puede pasar el gen afectado a sus hijos. Si ambos padres son portadores del gen de la ataxia, sus hijos tendr\u00e1n una probabilidad de 1 sobre 4 de tener la enfermedad y una probabilidad de 1 sobre 2 de heredar un gen anormal."}}

El objetivo es disponer a largo plazo de un preparado de frataxina administrable por inyección o incluso por pastilla que llegue eficazmente al cerebro. «Como la inyección de insulina para diabéticos», dice Giralt. "Nuestras lanzaderas traspasan la barrera hematoencefálica, llegan al sistema nervioso central y no son tóxicas. El reto en estos próximos meses es adaptarlas para cargar la proteína frataxina, que franqueen la barrera y comprobarlo en modelos celulares", indica Teixidó. Los péptidos tampoco parecen inmunogénicos, es decir, no provocan una reacción negativa del sistema inmunitario.

PRODUCIR FRATAXINA EN BACTERIAS

Previamente, los investigadores han logrado producir frataxina en cultivos de bacterias, «un primer paso necesario tras el cual quedarán luego dos etapas más para hablar de éxito», explica Giralt. Y es que la frataxina no solo ha de cruzar la barrera hematoencefálica, sino que luego también debe superar la membrana plasmática de las células y entrar en las mitocondrias, que son los orgánulos celulares donde ejerce la función. El investigador recuerda que hasta que no tengan garantías con las pruebas en cultivos celulares, que por ahora son positivas, no pasarán a la fase con ratones.

«Veo factible conseguir una terapia a largo plazo porque además no estamos solos investigando. Aunque pocos, hay otros grupos en el mundo interesados y todos aportamos conocimiento», declara Giralt.

«Desgraciadamente no hay tratamiento eficaz para enfermedades del sistema nervioso central como la ataxia. Hacer llegar fármacos al cerebro sigue siendo un reto, pero no perdemos la esperanza en conseguir una cura en un futuro. Aunque somos conscientes de que quedan muchos escollos por superar, creemos que es un buen comienzo», afirman Mari Luz González, de Babel Family, y Teresa Gilabert, de Asogaf.

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