De mayor querría ser como los belgas

Tourmalet por Sergi López Egea

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Sergi López-Egea

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De mayor querría ser como los belgas. No hay país en el mundo mundial donde el ciclismo despierte tantas y tantas pasiones. Tantas, hasta el punto de que basta hacer el recorrido o parte de él de una etapa de la Vuelta para sentir hasta cierto aroma de Tour con las autocaravanas con matrículas belgas, flamencos por supuesto, que están recorriendo las carreteras españolas siguiendo a Remco Evenepoel. Exhiben el León de Flandes, colocan la bandera de Bélgica y se pasan el día en la cuneta esperando que el hijo que todos querrían tener, el altivo Remco, pase junto a ellos para sentir orgullo de un símbolo de nación. Son 20 segundos, como máximo, pero les merece la pena.

El ciclismo en Bélgica es una religión. No hay mayor debate que hablar de este deporte y discutir, con una cerveza en la mano, por supuesto, de si es mejor Evenepoel o Wout van Aert. Y cuando los ‘evenepoilistas’ creen que ganan el debate enseguida hay alguien que recuerda la realidad: Eddy Merckx tiene a Van Aert como su hijo (o nieto) adoptivo y no le hables de Evenepoel porque igual te ganas una colleja.

Es entonces cuando se siembran las dudas porque la palabra de Merckx, en términos ciclistas, tiene un cierto carácter a divina y nadie se atreve a contradecir al mayor ídolo del deporte local por siglos que pasen. Y en eso hasta los valones están de acuerdo.

Los seguidores se han multiplicado

Los belgas están en la Vuelta siguiendo a Evenepoel, ya lo hicieron el año pasado, pero este se han multiplicado, al igual que los enviados especiales, flamencos evidentemente (los valones se han quedado en casa) que escriben del corredor y que sólo están pendientes de lo que hace, dice o se queja en la carrera. Evenepoel supera a Van Aert en el hecho de que disputa las grandes vueltas para ganarlas y todos ya sueñan en el debut del Tour previsto en 2024 para vivir un duelo apasionante con Jonas Vingegaard y Tadej Pogacar. Lo que haga Remco en esta Vuelta puede determinar en parte su papel en la ronda francesa con los otros dos fenómenos del ciclismo mundial. Por ahora, ha salido tocado en la llegada a los montes de Teruel, pero victorioso en el aperitivo montañoso superado en Andorra.

No es fácil seguir la Vuelta

De Van Aert lo cierto es que sólo se pueden escribir cosas buenas de él. Es capaz de estar al máximo nivel todo el año y pelear por ganar con al menos tres tipos de bicis distintas: ciclocrós, carretera y gravel. Sin embargo, este 2023, ha caído ante su eterno rival, Mathieu van der Poel, el ídolo neerlandés, pero siempre está ahí y encima se deja ver en el Tour, aunque nunca querrá disputar la clasificación general, porque no le divierte, porque se aburriría y además privaría a los que aman este deporte de verlo en acción el resto del año, siempre dispuesto a triunfar, aunque muchas veces caiga derrotado.

Y, ojo, que seguir una carrera como la Vuelta, al margen de la organización, como hacen los aventureros belgas, requiere mucho tiempo de preparación, porque no es fácil acertar con las carreteras por las que pasará la prueba. Pero nunca fallan, allí están siempre disfrutando de sus vacaciones y soñando con que Evenepoel vuelva a llegar a Madrid vestido de rojo un todavía lejano día 17 de este recién estrenado mes de septiembre.

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