La Vuelta fue la que fijó el horario de Barcelona

Por qué Barcelona quedó a oscuras durante la Vuelta.

Tourmalet por Sergi López Egea

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Sergi López-Egea

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La Vuelta asume totalmente la responsabilidad del horario de la contrarreloj por equipos que el sábado se celebró en Barcelona. Posiblemente, tratándose de un blog personal, con esta frase ya estaría todo dicho. Pero se pueden añadir unas cuantas razones más. Y en eso estamos.

Javier Guillén, como director de la Vuelta, es la persona que establece los horarios de las etapas, de la primera (Barcelona) a la última (Madrid), dos ayuntamientos y dos mundos distintos. Cuando en enero de 2022 Barcelona anunció que acogía la gran salida de la Vuelta 2023 enseguida el ayuntamiento se puso en manos de Unipublic, la empresa que gestiona la Vuelta y que administrativamente depende de ASO, a su vez propietaria del Tour.

Desde el minuto uno

Desde un primer momento quedó claro que quien ponía el horario de la contrarreloj por equipos, modalidad ciclista aceptada por el consistorio barcelonés, era la Vuelta. Y se dijo desde el inicio que la etapa terminaría a las 9 de la noche, aunque luego, y por seguridad, se avanzó la conclusión hasta las 20.35 que fue la hora estipulada para la llegada del Soudal-Quick Step, el equipo de Remco Evenepoel, que se había ganado el derecho a ser el último en partir como vencedor de la edición 2022 de la carrera.

Unipublic, es decir, la Vuelta para no liarnos, ordenó el horario desde el minuto uno de la negociación con Barcelona. El ayuntamiento dejó en manos de los que entienden esta decisión.

Y así fue porque, entre otras cosas, desde 2012, la primera etapa de la Vuelta finalizaba en un horario distinto al habitual, las 17.30 horas, siempre al límite de la hora nocturna. Así se hizo en las salidas, por ejemplo, de ciudades como Burgos, Málaga o Marbella. Y nunca hubo problemas, ¿por qué? Pues porque no llovió. Por ejemplo, en Málaga, los corredores cruzaron la famosa calle Larios donde, de haber llovido, debido a las baldosas, habría sido totalmente imposible circular en bicicleta.

190.000 personas

Durante la semana se comprobó que la luz era suficiente para que los corredores pudieran rodar y las alarmas saltaron el mismo sábado cuando se tuvo constancia de que la precipitación, que se esperaba para después de la etapa, se había avanzado para condenar a la contrarreloj al diluvio universal, primero, y a correr en bici por una ciudad entre tinieblas, a continuación.

“Sólo nos quedaba la decisión de anular la etapa, una vez iniciada, pero ni habría sido justo para los corredores que ya habían acabado, ni para la ciudad de Barcelona, ni mucho menos para los aficionados que estaban en las calles”, afirman en Unipublic.

Entre tinieblas, entre calles mojadas, entre el enojo de Remco Evenepoel, justificable en la reivindicación, pero no en la forma de decirlo, se olvidó un dato importantísimo y es que 190.000 personas, según datos facilitados por la Guardia Urbana, se reunieron en los 14 kilómetros de recorrido para presenciar la competición deportiva.

De hecho, ellos fueron los héroes de la contrarreloj porque aguantaron la tormenta junto a las vallas con la decisión firme de no perderse el estreno de la Vuelta. “Barcelona -reivindican en Unipublic- está perfectamente preparada para recibir al Tour en un futuro”. Pero, por favor, que no llueva.

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