Ciclismo

Giro de Italia: Roglic prueba a Evenepoel a las puertas de la ‘crono’

Los ciclistas tiran a la basura la etapa del Gran Sasso.

Evenepoel se exhibe en la contrarreloj inicial.

Ben Healy

Ben Healy / GIRO DE ITALIA

Sergi López-Egea

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Si el Tour ha querido dotar de montañas a su única contrarreloj para convertirla en una cronoescalada con la cota de Domancy, famosa gracias a Bernard Hinault en el Mundial de 1980, si la Vuelta ha hecho de la solitaria etapa de estas características una lucha contra el viento de Valladolid, el Giro va a lo suyo, dos de tres días bajo la tiranía del cronómetro, con una dominical jornada que hace 30 años habría hecho las delicias de Miguel Induráin.

Rueda el Giro entre etapas, como la de este sábado ganada por el irlandés Ben Healy y donde Roglic puso a prueba a Evenepoel para sacarle 14 segundos en meta y demostrar que el flamenco no es intocable tras un ataque en los kilómetros finales. Evenepoel sufrió más de la cuenta y demostró, lo principal, que se le puede batir, que la carrera está abierta y que obliga al ciclista belga a recuperar tiempo, sí o sí, este domingo con las miradas pendientes del astro flamenco y la dicha de si será capaz de repetir en Cesena, región de la Emilia-Romaña, cerca de la misma costa Adriática testigo de su primera exhibición, la proeza del primer día de competición cuando fue capaz de rodar a casi 60 kilómetros por hora en la primera parte del recorrido individual que transcurrió por un carril-bici fantasía de cicloturistas.

Este domingo tiene ante sí un paraíso de 35 kilómetros con grandes rectas, un lugar para soñar que se acopla perfectamente a su ‘cabra’ de contrarreloj y tira tierra sobre sus rivales, incluido Primoz Roglic, aunque más rodado después de llegar al Giro sin haber corrido nada entre el final de la Volta que ganó (26 de marzo) y el inicio de la ronda italiana (6 de mayo). Porque por mucho que se entrene, se concentre un corredor en altitud, haga series y cuide el descanso y la alimentación, no es lo mismo que colocarse un dorsal a la espalda y liarse, aunque sea de observador, en la pelea de una clásica como la que Evenepoel ganó, en otro día de dibujos animados, en este caso en la Lieja-Bastoña-Lieja.

Las etapas sin el cronómetro en marcha han sido de fuegos de artificio (salvo la de este sábado) y cuando ha habido montaña, como el viernes en el Gran Sasso, los corredores se han pasado por el forro toda la subida programada. Salvo este sábado, con la furia de Roglic desatada; sin duda, la mejor ofensiva en lo que se lleva de carrera y con el esloveno demostrando que poco a poco entra en forma. Este domingo no pueden ir con bromas, porque como Roglic, Joâo Almeida (buenísimo contrarrelojista) o Geraint Thomas, por citar a los más importantes, se sometan a la tiranía de Evenepoel el golpe será igual de cruel en la pérdida de tiempo como de confianza y un despiadado mazazo psicológico.Todas las clasificaciones.