La ‘foto-finish’ vuelve a ser la clave de la Amstel Gold Race

Hay cambios de recorrido que no sientan bien a las carreras y que deslucen de cara al espectador. Y es lo que ha sucedido en la Amstel Gold Race desde que se eliminó la subida a Cauberg, la más famosa de las colinas de la prueba, para buscar un trazado más llano en el suspiro final de la clásica de la cerveza.

Así que por segundo año consecutivo hubo que esperar con dos ciclistas nerviosos a que la ‘foto-finish’ definiera cuál de ellos era el vencedor de la prueba. Y hasta hubo un poco de tortura porque siempre es mejor aguardar que decirle a un corredor que ha ganado cuando no ha sido así. Es lo que ocurrió en la victoria del polaco Michal Kwiatkowski (campeón del mundo en 2014), la segunda en la carrera neerlandesa, ante el francés Benoît Cosnefroy, a quien alguien, casi con un toque inhumano, le comunicó que había resultado agraciado con la victoria cuando no era así.

El alma neerlandesa estaba con su estrella local, que pareció menos fuerte que otras veces, aunque lo intentó cuando apenas quedaban dos kilómetros. Mathieu van der Poel no pudo reeditar la victoria de 2019, quizás una de las fotos más bonitas de la Amstel que se recuerdan estos últimos años, en una carrera que fue movida del calendario y adelantada una semana al ocupar la plaza habitual de la París-Roubaix, retrasada hasta el domingo 17 para que no coincidiera con la primera vuelta de las elecciones a la presidencia de la república francesa.

Fugas siempre controladas, algún susto con una caída, una reacción a una treintena de kilómetros para la meta de los principales favoritos, con la habitual nula presencia de españoles sino está Alejandro Valverde en este tipo de carreras, y la contraofensiva de Kwiatkowski y Cosnefroy, para que entre ellos dos, con el auxilio de la 'foto-finish', convertida en una especie de VAR ciclista, acabasen definiendo quién ganaba y quién quedaba segundo, porque hablar de perdedor suena a definición injusta.

De todas maneras, posiblemente, el espectador y el amante del ciclismo desearían en próximas ediciones que el Cauberg volviese a figurar, por lo menos, de no ser meta, que quizá sería lo más bello, en los últimos cinco kilómetros de la carrera, porque de lo contrario la Amstel se convertirá en la clásica de la ‘foto-finish’ en vez de la carrera de la cerveza.

En la prueba femenina la italiana Marta Cavelli sorprendió a las principales favoritas, sobre todo a la líder del Movistar y una de las estrellas locales, la neerlandesa Annemiek van Vleuten, que solo pudo ser cuarta. Muy activa se mostró la mallorquina Mavi García que finalizó la Amstel en sexta posición.