El Tour se alegra con el 'show' de Sagan en Berna

El corredor eslovaco logra su tercera victoria en una carrera que ya mira hacia los Alpes

Peter Sagan supera por milímetros a Alexander Kristoff en la meta de Berna

Peter Sagan supera por milímetros a Alexander Kristoff en la meta de Berna / periodico

SERGI LÓPEZ-EGEA /BERNA (Enviado especial)

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El ‘show’ de Peter Sagan es particular y va mucho más allá de su tremenda potencia en llegadas como la vivida este lunes en Berna, la capital suiza, con calles empedradas y empinadas, de las que frenan a oponentes más vivos en el llano como Mark Cavendish. Sagan es puro espectáculo y necesariamente un ciclista que no puede compartir equipo con nadie más. Él debe reinar como único monarca y alegrar carreras como el Tour en días en los que solo cuenta su picardía.

La llegada de Berna, a las afueras de la ciudad, por allí donde sí pueden circular los coches que tienen prohibido el acceso al centro histórico, parecía más bien la meta de Bratislava, o mejor aún, de Zilina, la ciudad enclavada a 200 kiómetros de la capital de Eslovaquia donde nació Sagan hace 26 años. Los gritos y los cánticos, acompañados de banderas y colorido, eran de los seguidores de un ciclista al que de más joven le pusieron el apodo de ‘Tourminator’ y que ya lleva tres victorias de etapa en esta edición.

Sagan es puro espectáculo, sí señor, celebra las victorias con sus hinchas, pasea a su novia por la zona acotada de la meta y se sabe vender. Y hasta parece estar más entusiasmado con él Oleg Tinkov, el propietario de su equipo, que con quien de hecho, y al menos hasta el 31 de diciembre cuando parta hacia el Trek estadounidense, es su gran jefe de filas, Alberto Contador, quien ya preparada con la lesión olvidada y la montura en la bicicleta, su asalto a la Vuelta.

Qué sería del futuro del Tinkoff si su dueño cumpliera todas sus proclamas incluida la de mantener a su escuadra para Sagan (Contador ya es historia en este aspecto) si conseguía una tercera victoria en la ronda francesa. Lástima que Sagan no haya podido esperar y ya se haya comprometido con el conjunto alemán del Bora, que necesita de una gran estrella, de toda una inversión, para que se les vea y para que no sean simples corredores de relleno en un Tour que tras la jornada de descanso de este martes ya tiene la mirada puesta en las durísimas etapas alpinas proclamadas desde el miércoles y hasta el sábado, el día que, de hecho, se celebrará la jornada reina de esta edición que, por ahora, domina Chris Froome a placer y con un equipo incuestionale al que nadie estornuda.

Sagan expresa su alegría, se anima, deleita con su finísimo control de las etapas, cuando está dispuesto a ganar como el primer domingo de carrera, en Normandía, o coordinado con Froome en Montpellier sin que el viento importara, o superando a todos en la meta de Berna, hasta al noruego Alexander Kristoff, el velocista del Katusha, con la sensación de que no vio bien o creyó observar la línea de meta unos metros después de donde estaba, dando el último toque de energía cuando Sagan ya se sentía ganador de la etapa.

El Tour avanza rápido hacia los Alpes con el deseo de que se anime, que Nairo Quintana sienta la llamada del ataque para que la carrera no se quede en la particular granja de Froome, parecida a aquella en la que nació en Kenia al pie de las colinas de Ngong.

Todas las clasificaciones en la página oficial del Tour.