Prepara el babero

Dónde comer buenos 'calçots' fuera de Barcelona

Te proponemos varias direcciones donde 'calçotear' a gusto más allá de la capital catalana

Calçots de Masia del Pla

Calçots de Masia del Pla

Laia Zieger

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Pasadas las fiestas navideñas, aquí no se baja el ritmo porque otra tradición gastronómica nos espera. Ahora toca protagonismo a los 'calçots', esta larga cebolla con capital en Valls (Tarragona). Por su sabor, su originalidad y su limitada temporada y por las comidas donde son protagonistas, en las que reina el buen rollo y te puedes saltar todo el protocolo de educación en la mesa, se han convertido en un 'it' de la tradición culinaria catalana.

Tiene muchísimos adeptos locales pero también cautiva a 'foodies' internacionales curiosos que quieren descubrir nuevas - y poco convencionales- experiencias 'gastro'. Toda nota, aquí van las mejores direcciones más allá de Barcelona para disfrutar de una 'calçotada' 'com Déu mana!'. (Y, de propina, te sugerimos uno de la capital, por si te da pereza coger el coche).

Unos 'calçots' de Masia del Pla, listos para ser devorados.

Unos 'calçots' de Masia del Pla, listos para ser devorados. /

Masia del Pla (El Pla de Santa Maria, Alt Camp)

Un clásico ubicado en tierra de los 'calçots'. En esta descomunal masía elaboran cocina catalana de temporada con producto de proximidad y, claro, no podían faltar menús con los 'calçots' como protagonistas. De hecho, aseguran que aquí se dedican a hacer "'calçotades' para quienes las quieran disfrutar como las familias del Alt Camp, al más puro estilo tradicional". Sus 'calçots' con IGP de Valls (servidos sin límite más que lo que cabe en tu estómago), cocidos con sarmientos, vienen acompañados con su salsa, carne de cordero del Alt Camp, longaniza y butifarra negra de Valls, todo cocido a la brasa, además de alcachofa, patata asada y alubias. De postre hay crema catalana. Ojo al dato, también hace menú vegetariano (cambian la bandeja de carne por verdura a la brasa). Con eso, el babero se puede llevar de recuerdo.

Los 'calçots' de Can Cortès.

Los 'calçots' de Can Cortès. /

Can Cortès (Sant Cugat del Vallès, Barcelonès)

Can Cortès es buen plan para quienes son de Barcelona o alrededores y no quieren hacer demasiados kilómetros de carretera. Su menú a 39,90 euros consiste en una teja de 15 unidades de 'calçots', un segundo y postre a elegir en una carta de distintas opciones. Pan, vino, agua, café, chupito de licor también entran en el 'pack', que se puede disfrutar cualquier día de la semana. Otros atractivos de este establecimiento es que ofrecen un menú infantil y un amplio espacio de juego con animadores que supervisan a los más pequeños mientras los adultos pueden comer tranquilos. Mola, ¿verdad?

'Calçots' listos para pasar por la parrilla de El Vinyet.

'Calçots' listos para pasar por la parrilla de El Vinyet. /

El Vinyet (Vila-rodona, Alt Camp)

Ya que la 'calçotada' va normalmente asociada a la idea de grupo, nos ponemos un poco originales y hemos ido a buscar un lugar en el que zampar un 'calçots' puede ser cosa de dos o pocos más. El Vinyet tiene un aforo limitado de 48 personas en sus salones de disposición íntima, lo que finiquita los grupos. Aquí usan una fórmula tradicional: 'calçots' y salsa, longaniza y butifarra negra con judías del 'ganxet', carne de cordero con alcachofa y patata y, por último, una crema catalana y una naranja. Todo regado con vino y cava de la comarca, y café de Valls. Pero también cabe la posibilidad de hacer una 'calçotada' a la carta, eligiendo los 'calçots' como primero y, de segundo y postre, los platos que más se nos antojen del restaurante. Y no está nada mal.

'Calçots' a la brasa de Tres Turons.

'Calçots' a la brasa de Tres Turons. /

Tres Turons (Arenys de Munt, Maresme)

Relativamente cerca de Barcelona, nos encontramos este restaurante de amplios salones y bella terraza en pleno Maresme, que acogen largas mesas listas para batallas gastronómicas al estilo más tradicional. No faltan los muebles estilo masía ni los manteles con cuadros 'vichy'. Y en esta época del año, se suman a la decoración de la mesa los típicos baberos, listos para salvaguardar las galas domingueras de quienes vienen aquí para hincar el diente salvajemente a 'calçots' preparados a la leña. En Tres Turons no encontraréis fórmula especial, sino que los 'calçots', procedentes de los payeses del pueblo, se sirven a la carta en tejas de 12-15 unidades, a la que cada cual añade lo que se le antoje: carnes a la brasa, guisos o alcachofas a la brasa, la otra gran estrella de la casa. Una especialidad de este restaurante también son los 'calçots' rebozados y fritos, que solo se sirven entre semana, y que, aseguran, tienen mucho éxito porque hay "gente que no quiere ensuciarse las manos".

Una de las mesas de Cal Ganxo.

Una de las mesas de Cal Ganxo. /

Cal Ganxo (Masmolets, Alt Camp)

Quizás el restaurante más famosos de la industria de la 'calçotada'. Su fama se debe, entre otras cosas, a que fueron de los primeros en lanzar una fórmula dedicada a esta cebolla como propuesta única del establecimiento, ubicado en una antigua casa de payeses del siglo XVIII. La 'calçotada' se degusta al estilo local: con parrillada de carnes y embutidos a la brasa; judías de ganxet y alcachofas. Además, para los más fans, se puede comprar su salsa de 'calçots' envasada y lista para consumir.

'Calçots' preparados en Cal Pupinet.

'Calçots' preparados en Cal Pupinet. /

Cal Pupinet (Castellbisbal, Vallès Occidental)

No se trata de una 'calçotada' al uso, sino que aquí, los 'calçots' son siempre los protagonistas del primer plato del menú del fin de semana en esta temporada. Y no falta el porrón de vino para acompañarlos. Así que ideal para quienes no son amantes de los acompañamientos tradicionales de esta hortalizas, y prefieren tener libertad de selección del segundo. Un lugar popular, familiar y de toda la vida, donde la cocina catalana de siempre se prepara de la forma más auténtica.

Así sirven los 'calçots' en Can Cortada.

Así sirven los 'calçots' en Can Cortada. /

Can Cortada (Barcelona)

Y sin salir de Barcelona... una maravilla de masía catalana, declarada Patrimonio Artístico de Barcelona. Can Cortada dispone de unos espacios muy amplios con salones privados y jardines, que en época de 'calçots' se llenan de fanáticos o curiosos de este ritual gurmet. Tanto es así que las mesas tienen reservas con semanas e antelación. Aquí ofrecen un menú de 'calçotada', y también raciones de la reputada cebolla en carta, sea cual sea el día de la semana.