Miércoles, 21 de noviembre del 2012 Jesús Sahún, 'Joni' (Barcelona)

Ester Quintana es una mujer de 42 años que ha dedicado los últimos años de su vida a compaginar su profesión en el sector de la hostelería con sus inquietudes culturales. Desde las cafeterías de los centros cívicos de Sant Martí y Sandaru, ha ofrecido cultura popular, libre y gratuita a la ciudadanía para que todos puedan disfrutar de ella. Por eso, Ester es una mujer conocida en su barrio, Sant Martí, de cuya red cultural siempre ha formado parte. El 14 de noviembre su vida dio un giro brutal e inesperado causado por una agresión de la que no conocemos al autor pero sí su profesión. Ese día, cuando Ester se iba a casa con unos amigos tras participar en la manifestación legal convocada con motivo de la huelga general, un proyectil lanzado por un mosso d'esquadra le impactó en la cara produciéndole una grave lesión que le provocó la pérdida de la visión de un ojo y la rotura de varios huesos del pómulo y la mandíbula. No es la primera víctima de estos proyectiles en nuestro país en los últimos años. Las pelotas no discriminan por edad, sexo o filiación política: nos pueden afectar a todos. Son un arma peligrosa, mortal como se demostró en Bilbao, que aumentan su peligrosidad cuando se disparan ilegalmente apuntando a las personas. Las amigas y amigos de Ester nos unimos a las asociaciones ciudadanas que piden su prohibición y, asimismo, nos sumamos a la demanda social, que es ya un grito, que exige la dimisión del conseller de Interior, que declaró que el 14-N no se habían utilizado estos proyectiles.

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