Hola, Barcelona. Soy el dorsal 7XX. Por mis piernas han pasado las alegrías y las penas del maratón, y aun así no concibo la carrera sin los ánimos de los que os agolpáis en las calles. Soy el dorsal 15.1XX. Siempre voy en el furgón de cola; yo me como el lorenzo de las dos de la tarde y la nada agradable sensación de ver cómo se va desmontando la carrera detrás de mí, y por eso necesito que tú no me abandones en mi particular aventura. Soy el dorsal 9.8XX. Vengo de otro país, embelesado por ese halo de entusiasmo deportivo que impregna la ciudad desde la celebración de «los mejores Juegos Olímpicos de la historia», y espero poder revivirlo el próximo 17 de marzo con tu ayuda. Soy el dorsal 18.0XX. Debuto en la más mítica de las pruebas atléticas y mis temores se disiparán cada vez que un «¡Adelante!» seguido de mi nombre suene por las calles. El año pasado estaba en tu lugar e irremediablemente me quedé enganchado y quise cumplir el mismo sueño. Quién sabe, quizá para el próximo tengamos que darte a ti el dorsal número 1.
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