Pese a la magnitud del terremoto y el tsunami que golpearon la planta nuclear de Fukushima hace cuatro años, no hubo muertes por radiación. Medidas como evacuar en un radio de 20 kilómetros evitaron daños personales catastróficos. Pero las víctimas indirectas ya superan el millar. El tsunami y el terremoto han causado en total 15.891 muertos y 2.584 desaparecidos, 228.863 desplazados y 3.244 personas que el Gobierno japonés contabiliza como "fallecidos relacionados con el terremoto". Aquí se incluye a quienes murieron tras empeorar su salud debido a las privaciones de la vida como desplazados, sin diferenciar si fue por causas relacionadas con el tsunami o con el accidente de la central. El diario Tokyo Shinbun calcula que de las 1.884 de estas víctimas de la prefectura de Fukushima, al menos un 65% (1.232) eran refugiados nucleares. Por tanto, se les debería considerar víctimas indirectas del accidente. Dado que 118.000 personas de esta prefectura siguen desplazadas, la cifra seguirá aumentando. Se han subrayado los costos medioambientales y económicos del accidente, subestimando los humanos por la aparente ausencia de víctimas. Hay quien defiende que esto prueba que el control de la energía nuclear ha mejorado mucho desde Chernóbil. Hay que replantear estos supuestos y tener presentes estos datos para evaluar el daño real que provocaría un accidente nuclear en España.
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