Sábado, 8 de junio del 2013 Dolores Pérez (Mataró)

Pienso que la obligación de alimentar a los hijos corresponde a los padres, y cuando a estos les es totalmente imposible garantizarles la alimentación, ese deber tendría que corresponderle al Gobierno, la Iglesia, las oenegés¿ Mi madre nació en 1923. Fue la segunda de siete hermanos. Nos contaba que mi abuela, en los tiempos de la posguerra, cogía un panecillo y lo partía en siete trocitos que distribuía entre sus hijos. Cuando le daba su parte a mi madre, esta le preguntaba: «Y usted, madre, ¿no come?», a lo que ella contestaba: «Cómetelo tú, hija, que es como si me lo comiera yo». Mi madre, que era pequeña, no lo entendía. De mayor, cuando me lo explicaba, me decía que esto solamente se podía comprender cuando se tienen hijos. Dicho esto, yo me pregunto: y los padres de estos niños, ¿comen? Deseo de verdad que se logren soluciones justas.

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