La crecida del Besòs por la lluvia inunda de basura una zona protegida para aves amenazadas

La crecida del Besòs por el temporal de lluvia del pasado fin de semana y el lunes -el más intenso de los últimos tiempos en medio de la persistente sequía- tiene un reverso ingrato, aún visible en la desembocadura del río. Una maraña de basura enredada con ramas y cañas ha inundado la parte final del delta, justo en un arenal de acceso prohibido en Sant Adrià de Besòs para que especies de aves amenazadas y protegidas puedan nidificar. El Ayuntamiento de la localidad barcelonesa ha contactado con administraciones superiores y ha rogado que se actúe de inmediato para limpiar el tramo.

Durante los fuertes chubascos del lunes, el Besòs se desbordó e invadió parterres y caminos del parque fluvial que se extiende de Montcada i Reixac a Sant Adrià, por lo que las entradas se cerraron para evitar accidentes. El caudal del río se dobló en pocas horas y la fuerza del agua arrastró lo que encontró por delante. Arrambló con ruedas, un sinnúmero de latas, desechos de todo tipo e, incluso, carros de la compra. Todo ese magma de desperdicios seguía amontonado este jueves por la mañana en la parte baja del río, entre la reserva acordonada para aves y el espigón de la playa del Fòrum.

Tres voluntarios del grupo ecologista local La Marea Verde acudieron este miércoles para apartar una parte de la multitud de escombros acumulados e impedir que el mar se los tragara. “Apenas tuvimos tiempo para organizarlo. Hemos retirado lo que hemos podido, arrinconándolo a un lado. Hemos apartado lo gordo: neumáticos, botellas grandes, dos sacos de latas… Había de todo”, afirma Laura González, miembro de la entidad.

La explanada donde se han agolpado los residuos es una "zona de descanso, alimentación y nidificación de especies de aves migratorias protegidas, algunas de ellas amenazadas de extinción", aclara un cartel colgado en el paraje. "Aquí hacen parada pájaros acuáticos en sus migraciones entre las zonas de cría y de invernada, algunas tan lejanas como el Ártico siberiano y las costas africanas del hemisferio sur", precisa. La gaviota de Audouin es una de las especies en peligro de desaparición que allí se detienen.

González manifiesta que la magnitud del estropicio superó la capacidad de los voluntarios para adecentar el lugar: “Ha sido demoledor. Hemos recogido en silencio y con ganas de llorar. Las aves estaban rebuscando entre la basura, era desesperante. Salimos con la impotencia de que casi no hemos podido hacer nada, pero también satisfechos por visualizar el problema. Si hemos podido quitar 120 latas, son 120 que ya no van a acabar en el mar”. 

¿Quién debe limpiar?

Más allá de las labores de los voluntarios, ¿a quién corresponde desembarazar el arenal de suciedad? El Ayuntamiento de Sant Adrià contesta que carece de competencias para limpiar la desembocadura del río. El consistorio ha contactado este jueves con el Área Metropolitana de Barcelona, la Agència Catalana de l’Aigua (ACA) y la Diputación para tratar de aclararlo y que “se solucione la situación”, comenta. 

El gobierno municipal se ha ofrecido a “la administración pertinente por si puede colaborar” en las tareas de desescombro. En cualquier caso, ha apuntado que se requiere intervenir “de manera inminente”.

El AMB se encarga del mantenimiento de las playas. De todos modos, la institución indica que el tramo afectado corresponde a la desembocadura, que “no es competencia del AMB ya que no es, técnicamente, una playa metropolitana”, distingue. El ente agrega que, a priori, la limpieza entre escolleras “correspondería a la ACA”, que depende de la Generalitat. En cambio, la ACA replica que las tareas de recogida de residuos en arenales y zona marítimo-terrestre no le corresponden.  

A su vez, el Ayuntamiento ha instado al AMB a desbrozar la playa del Fòrum, también castigada por la crecida repentina del Besòs. “Está llena de cañas y no tanto de suciedad, aunque también hay”, señala el consistorio. El ejecutivo municipal informa de que operarios del AMB comenzarán a trabajar en la playa este viernes. Puntualiza que, en temporada baja, el protocolo obliga a esperar unos días, para dejar que el río acabe de verter todo lo que agua empuja tras la tormenta.