Nuevo colectivo

Vecinos afectados por ruido piden que tiendas, terrazas y conciertos cierren a las 22.00 h en Barcelona

El grupo Xavecs, que también exige combatir el botellón, aglutina las quejas surgidas en hasta cinco distritos diferentes

La Barcelona que no puede dormir por el ruido y el incivismo

Los miembros de la nueva red, durante su presentación, este miércoles.

Los miembros de la nueva red, durante su presentación, este miércoles. / Blanca Blay / ACN

Toni Sust

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El problema del ruido en Barcelona tiene más de un problema. Uno es que quienes lo sufren afrontan consecuencias muy serias en su día a día, que pueden llegar a afectar su salud. Otro es que, en el global de la ciudad, las víctimas de esta situación no son centenares de miles, lo que en ocasiones hace que sus protestas pasen relativamente desapercibidas y no supongan un pulso temible para las administraciones.

Las quejas se dispararon tras las restricciones de la pandemia del covid, y del confinamiento en particular. Y, cuatro años después, el ruido -de botellones, terrazas, ocio nocturno o conciertos, en función de la zona- sigue desvelando a los afectados, que sostienen que la situación no ha mejorado.

La nueva red

Para amplificar sus denuncias, barceloneses movilizados en barrios de hasta cinco distritos –Sant Martí, Eixample, Gràcia, Sants-Montjuïc, Sant Andreu y Ciutat Vella– se han unido en la Xarxa Veïnal contra el Soroll, Xavecs, que ha sido presentada este miércoles en la Torre de les Aigües del Besòs. La red, presidida por Jordi Badia, conocido activista de SOS Enric Granados contra el ruido nocturno y los excesos de las terrazas, reclama que las tiendas 24 horas y las terrazas de los bares y restaurantes cierren temprano cada día de la semana.

En el caso de los comercios, para evitar la adquisición de alcohol para botellones. La red reclama que, como sucede en puntos como el Triángulo Golfo, esos negocios cierren de 22.00 a 7.00 de la mañana. Como denunciaban los presentes, no es muy complicado para los jóvenes que lo deseen desplazarse un poco y comprar en una tienda que esté fuera del área hoy restringida. Por eso piden que el cierre a las 22.00 h se extienda a toda la ciudad.

Terrazas, conciertos y músicos ambulantes

En el caso de las terrazas, también reclaman un cierre general a las 22.00 h todos los días de la semana. En la actualidad tienen que cerrar a medianoche de domingo a jueves, y a la una los viernes, sábados y vísperas de festivos. En las zonas tensionadas por el exceso de ruidos, en las que el ayuntamiento ha detectado que el problema es grave, el cierre se avanza una hora: a las 23.00 en laborable y a medianoche en festivo. Menos en Ciutat Vella, donde la regulación específica para esos puntos fue anulada en noviembre por el actual consistorio, que alegó defectos en la norma heredada que lo obligaban a suspenderla.

El nuevo grupo, que se irá presentando en los distintos barrios afectados, exige tolerancia cero con los botellones y con el ruido que genera el ocio nocturno, y también que los eventos musicales de gran formato al aire libre concluyan también a las 22.00 h y que se trasladen lejos de zonas habitadas. Además reclaman limitar los –ya escasos– permisos a músicos callejeros con dispositivos amplificados, y actividades similares en el espacio público, sean o no privadas.

El PSC y la 'concejalía del ruido'

Los integrantes de la Xavecs son portavoces conocidos de las zonas que llevan tiempo denunciando el problema del ruido, como Enric Granados, el Triángulo Golfo de Sant Martí, la plataforma Stop Concerts, los vecinos de varias plazas de Gràcia, los de calles del Poble Sec como Blai. El hartazgo es considerable y el cambio de gobierno municipal no ha mejorado, dicen, la atención al asunto.

De hecho los comparecientes han subrayado que todos los partidos con representación en el consistorio han enviado representantes a la presentación de la red, menos el PSC. Es decir, ha acudido la oposición en pleno. Miquel Prats, de la Xarxa Veïnal del Raval, lo ha aprovechado para cargar contra los socialistas: “Gran parte de las patronales, los gremios que están torturando a conciencia a los vecinos, actúan como si fueran una concejalía de este ayuntamiento”. Ha advertido que el gobierno de Ada Colau no les solucionó el problema, pero mantuvo la interlocución. Algo que, ha sostenido, ahora no pasa: “Este gobierno se ha plegado a los designios de cuatro lobis y gremios que desprecian a los vecinos y a los consumidores. No les interesa que los vecinos seamos sus clientes. Y cuando no queden vecinos en estos barrios, la ciudad estará perdida”.