Línea 118
Emotivo adiós vecinal al conductor del bus de barrio de Vallvidrera en su último día antes de la jubilación
Los usuarios le esperaron en la parada e improvisaron una fiesta para agradecerle sus 10 años de servicio
Carlos Márquez Daniel
Periodista
Periodista especializado en Barcelona. En 'El Periódico' desde principios de siglo. Los últimos 15 años, dedicados a la información local: movilidad, urbanismo, infraestructuras, política municipal, barrios, área metropolitana y medio ambiente. Colaborador habitual en los programas de televisión 'Planta Baixa' (TV3) y 'Bàsics' (Betevé).
Ninguna empresa privada se presentaría a un concurso público para explotar el bus de barrio de Barcelona. Es uno de los transportes más deficitarios, así que también es uno de los que mejor describe la vocación de servicio y la importancia de garantizar la movilidad de todos los vecinos. La línea 118, con casi nueve kilómetros de recorrido, es la que cubre los barrios de Vallvidrera-Tibidabo-Les Planes, la zona más alpina de Barcelona. El lunes fue el último día de Quico Álvarez al volante del menudo autobús de Collserola después de 10 años. Se jubila. Pero como aquí arriba todo es tan casero, tan cercano, tan familiar, los vecinos decidieron despedirle con una fiesta. Porque no era solo el conductor; era el Quico, el hombre que les esperaba y se adaptaba a ellos para que no se quedaran tirados.
El vídeo se ha hecho viral y no es para menos. En su último viaje, llega a la parada de FGC de Peu del Funicular. Ahí le esperan no menos de 30 vecinos que incluso han colgado banderitas en la marquesina. Ahí uno se da cuenta de que Quico es una persona sensible, de lágrima fácil. Con los brazos y la cabeza en el volante, esconde su emoción, pero el alboroto le obliga a armarse de valor. Sin dejar de llorar, eso sí. Le abrazan por turnos y le dan las gracias. No es para menos.
¿Me esperas?
Porque este veterano chófer de TMB no se limitaba a cubrir su recorrido y ya está. Que también. Poco a poco, fue almacenando los teléfonos de los usuarios del 118, de manera que si tenían estaban a punto de llegar a la parada o se retrasaban por alguna razón, por favor les esperara. Y él, aunque los trabajadores de esta empresa tienen que cumplir unos estrictos horarios de paso, esperaba. Dos, tres, cuatro minutos. Y si había alguien a bordo, le explicaba la situación y lo entendían. "Porque ese día era Ana, pero mañana podía ser Montse o Josep", explicaba el lunes, de nuevo emocionado, en el programa Bàsics de Betevé.
Álvarez explicó que durante estos años ha ido añadiendo a su agenda números de teléfono de los vecinos. Llegó a tener unos 80, y no siempre con el nombre del interesado. Quizás por la vergüenza de preguntar el nombre, los guardaba por algún rasgo característico del viajero. Y así, cuando alguien tenía una incidencia, sobre todo en el último viaje de la tarde, que sale a las 20.25 horas, le podía pedir por favor que esperara un momentito, que estaba al caer. Y él, claro, esperaba.
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