Jardín Rodoreda

Barcelona y IEC rehabilitan el Jardín Rodoreda, oasis oculto del Raval

Es el antiguo huerto del Hospital de la Santa Creu, reformado en los años 80

Siete jardines secretos en Barcelona

Jardín Mercè Rodoreda, en la sede del IEC, en una imagen de archivo

Jardín Mercè Rodoreda, en la sede del IEC, en una imagen de archivo / Pere Batlle

Margot Canavaggia

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Nueva vida para uno de los jardines más desconocidos y singulares de Barcelona. La sede del Institut d’Estudis Catalans (IEC) esconde un pequeño oasis verde en pleno Raval: los jardines Rodoreda. El nombre, igual que las flores que contiene, son un homenaje a la obra literaria de Mercè Rodoreda. Este reducto de paz y silencio en Ciutat Vella se estrenó en 1988 y sus estructuras ya acusaban el paso de los años. Una colaboración del IEC y el Ayuntamiento de Barcelona ha permitido financiar un año y medio de rehabilitación para sanear elementos dañados y garantizar la conservación del conjunto.

El espacio verde en cuestión está dentro de la Biblioteca de Catalunya, alojada en la planta superior de las tres naves majestuosas del antiguo Hospital de la Santa Creu. El edificio, un ejemplo del esplendor del gótico catalán, creció con un espacio anexo barroco destinado a la recuperación de los pacientes. Recibió el nombre de ‘Casa de Convalescència’ y hoy aloja la labor cultural y científica del Institut d’Estudis Catalans. El gran público puede verla por dentro gracias a los recorridos para grupos que ofrece la institución, ahora temporalmente suspendidos por las obras.

Fàtima Duarte lleva más de 20 años haciendo las visitas guiadas de la Casa de Convalescència y además de considerarla una reliquia, también la considera su casa. “Es un inmueble barroco y uno de los edificios más importantes del siglo XVII. Se conserva uno de los claustros tardo-renacentistas mejor construidos de esos tiempos y con notables muestras de cerámica de la época. La capilla y el jardín también son únicos”, cuenta Duarte. Y es que la Casa es sobre todo conocida por el jardín de su interior: siempre es objeto de curiosidad en los itinerarios.

De huerto del cocinero a jardín literario

“En aquél entonces se le llamaba huerto porque es donde se cultivaban los alimentos que se cocinaban en la institución, para los pacientes y el personal”, detalla Duarte. No fue hasta los años 80 que se le dio un giro completo al huerto para transformarlo en jardín. “Fue la escritora y poetisa Maria Àngels Anglada, miembro del centro, que propuso plantar nuevas flores en el espacio verde para dedicar el lugar a la memoria de Mercè Rodoreda. El jardín se bautizó entonces con su nombre”, comenta la guía. Se plantaron arbustos como por ejemplo camelias, granados, cerezos, cinerarios, mimosas o glicinas, que la autora de ‘la Plaça del Diamant’ apreciaba especialmente y aparecen en sus libros. 

Unos letreros con fragmentos de la obra literaria de Mercè Rodoreda recuerdan los pasajes específicos en los que la autora mencionaba una especie o arbusto en concreto. “Permiten realizar un recorrido particular siguiendo estos textos en relación con las diversas flores que nos encontramos”, expresa Duarte. 

En el jardín se cultivaban antiguamente los alimentos para los pacientes y el personal del Hospital de la Santa Creu

Fàtima Duarte

— Guia de la Casa de Convalescència y del Jardín Mercè Rodoreda

Recientemente se observó que en la planta baja de la Casa de Convalescència había infiltraciones de agua que provenían del sistema de riego del jardín. El problema se origina en una canalización del siglo XVIII, posterior a la inauguración del edificio y que alimenta las diferentes plantas. Con el fin de reparar los daños que la humedad está causando a la Casa, hace unos meses se empezaron unas laboriosas obras de rehabilitación

El alcalde Pasqual Maragall inaugurando en 1988 los jardines Mercè Rodoreda dentro de la sede del IEC, junto a Frederic Rahola, Ramon Aramon y Emili Giralt

El alcalde Pasqual Maragall inaugurando en 1988 los jardines Mercè Rodoreda dentro de la sede del IEC, junto a Frederic Rahola, Ramon Aramon y Emili Giralt / Archivo IEC

"Hemos levantado toda la cubierta"

Marc Otero es el jefe de obras de la empresa Eurocatalana, encargada de esta reparación. Según explica a este diario, el proyecto empezó en diciembre de 2022 y está previsto que termine dentro de tres semanas. “Hemos levantado toda la cubierta y vaciado el suelo que había en la parte del techo hasta llegar a las vueltas de piedra, que hemos reforzado con productos especiales. También hemos creado pendientes de agua, las hemos impermeabilizado y vuelto a poner el pavimento encima”, describe. 

Otero pone énfasis en el cuidado que han tenido a la hora de trabajar debido a la antigüedad del edificio. Solo se ha sacado la materia que con los años se había ido añadiendo de más y era innecesaria. Las canalizaciones de la época barroca se han mantenido intactas, aunque “el sistema de canales viejo lleva tiempo sin funcionar”, precisa. 

La canalizaciones de la época barroca se han mantenido intactas y se ha respetado la antigüedad del edificio en todo momento

Marc Otero

— Jefe de las obras de rehabilitación

A pesar de que las obras se dieron por acabadas en noviembre pasado, aún quedan algunos detalles por rematar. “Hay que acabar de instalar unas luces que dan a la biblioteca. Ya están pedidas, solo nos falta esperar a que lleguen y montarlas”, apunta Otero. El jefe de obras admite que no contaba con que la rehabilitación se alargara tanto. Desde que se empezó, las visitas a la Casa y el Jardín han quedado suspendidas y el acceso, prohibido a toda persona ajena a las obras. Cuando se retomen los recorridos, eso sí, los jardines lucirán rejuvenecidos.

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