Ola de solidaridad

Una gran movilización frena el desahucio de una vecina de 78 años en el Gòtic

Una mujer de 78 años, al borde del desahucio en el Gòtic por un impago de 177 euros

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Protesta para impedir el desahucio de Blanca

Protesta para impedir el desahucio de Blanca / Resistim al Gòtic

Agencias

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Una vecina de 78 años del barrio Gòtic de Barcelona ha esquivado el desahucio este miércoles, tras conocerse su caso y suscitar una gran movilización social y revuelo mediático. La propiedad habría accedido finalmente a negociar un alquiler en los próximos 15 días a precio de mercado, es decir, por encima del actual de renta antigua, pero que pueda asumir la inquilina. La mujer, Blanca Espinosa, ha vivido medio siglo en este piso de la calle Boters (Ciutat Vella) y se enfrenta a perder su hogar por un impago de 177 euros.

Este reducido importe es fruto de un acuerdo de 2017 entre ambas partes por unas obras de mejora en la vivienda, asumidas por la propiedad con la contraprestación de aumentar en 88,8 euros mensuales el alquiler. Inicialmente, sin embargo, la mujer no pagó dos mensualidades porque consideraba que las obras no se correspondían con lo pactado. La justicia le ha dado la razón a la propiedad y ha autorizado desalojarla, al no poder acreditar ella una situación de suficiente vulnerabilidad.

Durante toda la mañana, medio centenar de personas se han congregado frente al inmueble y tras más de cinco horas, el lanzamiento ha quedado aplazado. En ese intervalo, el médico forense ha visitado a la mujer para constatar sus problemas de salud. Las partes se han dado hasta el próximo 11 de diciembre para negociar un nuevo arrendamiento, según ha precisado Daniel Pardo, portavoz del colectivo Resistim al Gòtic, que ha organizado la concentración. Entre los asistentes había la líder de los comunes en el Parlament de Catalunya, Jéssica Albiach.

"Entré vestida de novia... y quiero morir aquí"

La afectada ha explicado a EFE que no quiere irse a otro sito porque ahí están los recuerdos de "toda una vida". "Yo entré a este piso vestida de novia. Vine en el 69, cuando me casé. Aquí nacieron mis dos hijos. Me divorcié de mi primer marido y también aquí murió mi segundo marido, que tenía el piso muy bonito porque era decorador y pintor", cuenta desde la entrada del inmueble que la propietaria quiere recuperar y por la que la llevó a los tribunales tras una deuda inicial de 88 euros.

"Me dice la asistenta social que a lo mejor me pueden enviar a otro sitio. Algún sitio que pueda ir en autobús y no en metro, que no puedo cogerlo. Pero yo me quiero morir aquí", insiste la mujer.

Sobre la propietaria, que asegura se dedica a la explotación de pisos turísticos, destaca que "ni siquiera había visto el piso cuando lo compró" pero que, años más tarde, "lo visitó un día y se dio cuenta de que está viejo, pero que tiene tres balcones a la calle, que está cerca de la Catedral y de la Barceloneta, que puede gustar a los turistas". "A mí me puede subir un poco el alquiler, pero a los extranjeros les puede cobrar lo que quiera", afirma.

Alquiler a precio de turista

Pardo ha indicado que la propiedad quería firmar el contrato este mismo miércoles por un precio de 1.200 euros, pero se han negado. Pardo ha subrayado que es un caso "especialmente injusto" porque la inquilina, Blanca, tiene un contrato de renta antigua y el "único interés" de la propiedad es "echarla para alquilarlo a un precio más alto", pues según Resistim Gòtic se dedica al alquiler por temporadas.

Pardo ha explicado que la propietaria jugó "una triquiñuela" a Blanca cuando compró todo el inmueble en 2010: "Hizo unas obras en el piso, además mal hechas, y le pasó a Blanca una factura de 88 euros, pero la anciana no se enteró", ha relatado. En lugar de intentar cobrar este importe en primera instancia, acudió directamente a los tribunales.

El intento de desahucio de este miércoles no es el primero al que se ha enfrentado. Según el historial judicial, ya se intentó por primera vez en abril de 2020, pero se suspendió por la COVID. Los siguientes intentos en ese año y en 2021 volvieron a retrasarse por falta de médico forense y por la petición de la mujer de ser considerada vulnerable para impedir su salida de la vivienda.

Solidaridad

Al conocer este caso, numerosas personas se han ofrecido a través de redes sociales a pagar esta baja deuda. Una ola de solidaridad poco útil si la intención real de la propiedad es realquilar el piso a turistas para obtener una mayor rentabilidad económica.