El Raval de Barcelona sumará en 2024 ocho cámaras más de videovigilancia en una zona con un 55% más de delitos

Barcelona terminará el año con 117 cámaras de videovigilancia, unos dispositivos de seguridad ciudadana que, bajo el paraguas de la Guardia Urbana, controlan algunas de las zonas más sensibles de la ciudad. El año que viene, el ayuntamiento tiene previsto instalar otras ocho cámaras, concretamente en el Raval, con lo que Ciutat Vella se confirmará como el distrito más tutelado de la capital catalana, con un total de 85 dispositivos. De hecho, fue aquí, en la plaza George Orwell, donde se colocó la primera, en verano de 2001.

Las nuevas cámaras del barrio más canalla de Barcelona se pondrán en postes de la avenida de las Drassanes y las calles de Oleguer y Tàpies. Curiosamente, en esta última vía hay una comisaría de los Mossos d'Esquadra y otra de la Guardia Urbana. La elección se debe al crecimiento de los delitos en esta zona: un 55% más en 2022 respecto al 2021 (un 39% más en el conjunto del Raval). Básicamente, se trata de hurtos, delitos contra el patrimonio o asuntos vinculados con la seguridad colectiva.

El espejo de Niza

La instalación de cámaras no ha parado de crecer desde principios de siglo. En este 2023 se habrán instalado 17 puntos en el paseo de Gràcia o otros ocho en los alrededores del Palauet Albeniz, a los pies de Montjuïc. A día de hoy hay otras 31 en el entorno de la Rambla del Raval, 26 en los alrededores de Sant Jaume, 12 en el Gòtic Nord, ocho en la Ribera y Santa Caterina, dos en Sant Andreu, ocho en la Sagrada Família y cinco en la avenida de Maria Cristina. Si el total de 125 cámaras es mucho o poco es un dato difícil de calibrar. En cualquier caso, por si sirve la comparación, en Niza, que en 2016 sufrió un atentado que costó la vida a 86 personas, hay 3.583 cámaras de vigilancia policial.

Maite Casado, gerente de Seguridad del Ayuntamiento de Barcelona, ha explicado este viernes que las nuevas cámaras del Raval podrían estar operativas en unos seis meses. Sobre la posibilidad de que la cifra crezca, ha admitido que la ciudad tiene otras zonas en las que "valdría la pena trabajar", en el sentido de que también sería menester que dispongan de este tipo de control policial. "La cámara da un gran apoyo a la policía", ha detallado, enumerando los tres objetivos de estos mecanismos: "Prevenir, dar una respuesta más reactiva y ayudar en la investigación posterior".

Renovación anual

Mientras que las cámaras privadas apenas tienen burocracia, las de control policial deben presentar un informe a la Comissió de Control dels Dispositius de Videoviligància de Catalunya, un ente en el que están representados el TSJC, el Govern, el Estado y los municipios, que es quien decide si procede o no la instalación de dicho sistema de seguridad en la vía pública. El permiso, una vez conseguido, requiere de una renovación anual que garantice "el derecho a la privacidad, intimidad y a la propia imagen de los ciudadanos que pueden resultar afectados por estos dispositivos de control".

En el caso de Barcelona, las imágenes van directamente a la Sala Conjunta de Mando (formada por Guardia Urbana, Mossos, SEM y Bomberos), situada en la calle de Lleida. Las cámaras del Eixample también pueden visualizarse en la comisaría de la policía local en este distrito, pero solo quedan registradas en la nave nodriza de Montjuïc. A no ser que haya un requerimiento judicial, al cabo de tres meses son borradas.