Sanciones sin abonar

Barcelona estudia cómo desbloquear el cobro forzoso de las multas a turistas incívicos

Vecinos de Ciutat Vella piden campañas en inglés contra el incivismo

Carta de una lectora: "Incivismo turístico en Ciutat Vella"

Turistas incivicos no quieren pagar las multas. Barceloneta.

Turistas incivicos no quieren pagar las multas. Barceloneta. / Manu Mitru

Jordi Rovira

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El Ayuntamiento de Barcelona busca fórmulas para blindar el cobro obligatorio de las multas por incivismo que impone a turistas, así como a cualquier extranjero –estudiantes Erasmus, trabajadores…– que visita la ciudad y no reside en España. Porque, a la práctica, no están obligados a pagarlas: la falta de un acuerdo internacional impide embargarles la sanción una vez regresan a su país.  

Las denuncias por infracciones de las ordenanzas municipales que la Guardia Urbana de Barcelona notifica a los extranjeros no residentes en España tienen difícil recorrido. Si bien en el momento de la comisión de la infracción, la sanción puede pagarse mediante tarjeta bancaria en los dispositivos electrónicos de que dispone la Guardia Urbana habilitados a tal fin, al tratarse de un pago voluntario, el infractor puede decidir no pagar y que el acto incívico quede impune. Una grieta legal contra la que se enfrentan desde hace años consistorios de toda España y que en Barcelona enerva especialmente a los vecinos de los barrios más turísticos y con más vida nocturna, como Ciutat Vella.

Fuentes municipales confirman a EL PERIÓDICO que el Instituto Municipal de Hacienda trabaja actualmente en la implantación de varios sistemas para la notificación y cobro forzoso de las multas, aunque prefieren no dar más detalles de momento. El gobierno de Jaume Collboni (PSC) ha convertido en una seña de identidad de su arranque de mandato la defensa del orden y el respeto a la convivencia y ha avanzado que este otoño prevé endurecer la ordenanza de civismo, pero no ha hecho ninguna mención a la dificultad crónica para cobrar las multas en el extranjero.

Jóvenes extranjeros en el parque de la Ciutadella bebiendo cerveza en lata, pese a que está prohibido según la ordenanza de civismo

Jóvenes extranjeros en el parque de la Ciutadella bebiendo cerveza en lata, pese a que está prohibido según la ordenanza de civismo / Manu Mitru

Las multas a personas residentes en Catalunya o en el resto de España sí que llegan a cobrarse de forma mayoritaria. A los empadronados en territorio catalán que no hayan abonado voluntariamente sanciones barcelonesas, se les requiere el pago por la vía ejecutiva y se les puede embargar el importe en su cuenta bancaria. A los vecinos de la capital lo hace directamente el propio consistorio y al resto, la Agencia Tributaria de Catalunya gracias a un convenio de colaboración suscrito entre ambas administraciones.

De forma similar, la Agencia Estatal Tributaria hace llegar a los ciudadanos que residen en el resto de España la deuda contraída por sanciones impagadas. Si no la pagan, en el momento que al afectado se le realiza una devolución de algún impuesto estatal (renta, IVA…) se le practica el embargo. Una vía amparada en el régimen de haciendas locales y que funciona con todos los ayuntamientos españoles.

Ordenanza e informe

En la comisión municipal de Presidencia de la pasada semana, la oposición también movió ficha sobre las infracciones por incivismo. ERC pidió modificar esta ordenanza para simplificarla y ampliar el catálogo de alternativas a las sanciones, guante que recogió el teniente de alcaldía de Seguridad Albert Batlle. Se aprobó la moción por unanimidad, con la única abstención de Vox. Los ‘Comuns’ fueron más allá y en un ruego pidieron un informe a final de año sobre las multas impagadas por turistas y por perfiles vulnerables como personas sin techo o manteros.

Solo se cobran un tercio de las sanciones a visitantes y la gran mayoría de éstas es gracias al Pronto Pago”, expone el concejal Marc Serra, en referencia al descuento ofrecido por abonar de inmediato una multa. Entonces la apuesta fue “promover el Pronto Pago a través de los propios agentes de la Guardia Urbana” con mejoras en las PDA electrónica y “también se trasladó esta preocupación a los consulados”.

Jóvenes extranjeros en la plaza dels Àngels de Barcelona bebiendo cerveza en lata, pese a que está prohibido según la ordenanza de civismo

Jóvenes extranjeros en la plaza dels Àngels de Barcelona bebiendo cerveza en lata, pese a que está prohibido según la ordenanza de civismo / Manu Mitru

La vía de la mediación de Platja d’Aro

Ante la imposibilidad hoy por hoy de obligar a los extranjeros no residentes al pago de las multas por actitudes incívicas, Xavier Pastor, director de la Cátedra de resolución de conflictos, mediación y transformación digital de la UOC, afirma que “la sanción es un instrumento para hacer cumplir la normativa, pero debe ser el último recurso para reconducir el incivismo”. Y defiende que los extranjeros que salen de fiesta en Barcelona actúan de la misma forma que en las ciudades donde residen y que, una vez aquí, adaptan su forma de ser y actuar “en función de lo que ven que hacen los otros”.

En el escenario actual, este experto incide en la vía de la mediación en el ocio nocturno. No en vano, en 2016 él mismo impulsó una prueba piloto en Platja d’Aro que logró reducir un 80% los conflictos asociados a conductas incívicas, ruidos o consumo de alcohol en la calle que generan molestias al vecindario. Desde entonces, otros ayuntamientos se han sumado en la contratación de estos profesionales.

La capital catalana empezó con una prueba piloto el pasado año. “Actualmente, Barcelona dispone de servicios de mediación nocturna que trabaja con personas que vienen de vacaciones y salen de fiesta en las zonas de ocio nocturno”. Según Pastor, para evitar y reconducir conductas incívicas, es fundamental que el personal de los locales y equipamientos que acojan a estas personas informen y recuerden las normas de convivencia y reconduzcan las conductas incívicas de entrada, como el personal de los hoteles y locales del ocio nocturno. Las conductas incívicas se dan en las zonas donde hay locales de noche, cuando los extranjeros salen y regresan a los hoteles y albergues”.