Ocio nocturno

Fiebre de zonas VIP en 'discos' de Barcelona: mesas y botellas a 10.000 euros

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El equipo de Bling Bling sirve botellas en una mesa de su privado.

El equipo de Bling Bling sirve botellas en una mesa de su privado. / Jordi Otix

Patricia Castán

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Viernes noche de lleno en la discoteca Shôko del Front Marítim. Se apagan momentáneamente las luces, la música se detiene y da paso a un temazo, mientras se abre un pasillo entre el gentío y aparece un desfile de camareros-as despampanantes portando bengalas y un botellón de champán francés de seis litros por el que los clientes que aguardan en un reservado pagarán la friolera de 12.000 euros. La escena se repite no pocas noches en las mejores discotecas y restaurantes-club de Barcelona, que desde hace unos años han encontrado en sus zonas VIP una importante fuente de ingresos, que en los últimos tiempos han ido ampliando para dar cabida a la creciente demanda.

Servicio de la botella XXL por la que se pagaron 100.000 euros en el Shôko de Barcelona.

Servicio de la botella XXL por la que se pagaron 100.000 euros en el Shôko de Barcelona. /

Las facturas de cuatro ceros, que suelen correr a cargo de turistas adinerados (por ocio o congresos) o de expatriados residentes en la capital catalana, son frecuentes. Pero mucho más habituales resultan las reservas de esas mesas restringidas con un consumo mínimo obligado que suele ser a partir de 300- 500 euros, y se disparan a medida que se acercan a la cabina del DJ o en las fechas más señaladas, alcanzando los 15.000 euros. Los llamados VIPS o privados se han convertido en protagonistas del actual ocio nocturno y el panorama de ‘clubs’ y festivales, donde además de divertirse lo que cuenta es exhibir poderío y retransmitirlo en las redes sociales.

No es el importe más caro que se puede abonar por una sola botella en Barcelona. La misma sala cuenta en su carta de bebidas del privado con una botella de champán de 30 litros al precio de 100.000 euros. La han vendido una vez, explican, a un cliente de los Emiratos Árabes en el marco de una noche de fiesta durante la celebración del congreso mundial de telefonía móvil MWC. El ‘staff’ se volcó en la puesta en escena del servicio. Pero sin llegar a ese extremo, mucho más comunmente despachan botellas mágnum (de 1,5 litros, entre 800 y 1.600 euros según marcas) --que en sí mismo se convierten en un ‘show’, relata David Muñoz, gerente de Shôko, donde un equipo específico coordina toda la atención a esta clientela.

Un grupo disfruta de una de las mesas VIP de Bling Bling, la madrugada del sábado.

Un grupo disfruta de una de las mesas VIP de Bling Bling, la madrugada del sábado. / Jordi Otix

“Los privados existen hace tiempo pero están ampliándose porque los clientes los piden cada vez más”, relata. A muchos noctámbulos con poder adquisitivo les gusta mostrarlo y disfrutar de privilegios en las discotecas y clubs, al precio que haga falta. En esta sala hay ya unas 50 mesas para ese fin, que van desde un mínimo de 350 euros para cinco personas en temporada baja, a la supermesa junto a la cabina del discjockey, que se puede cerrar con un cadenado y por la que se llegan a pagar aquí 10.000 euros.

El personal de Sutton realiza un servicio en su zona VIP.

El personal de Sutton realiza un servicio en su zona VIP. / EP

Atrás quedaron los tiempos en que el negocio y la diversión se limitaba a la pista de baile, que sigue siendo esencial porque pone el ambiente y la algarabía --y el público-- que buscan desde las mesas. El fenómeno de las zonas VIP fue importado hace un par de décadas en algunas salas de Barcelona, pero tímidamente. Lo reclamaban los turistas jóvenes de Londres, París o Nueva York, donde abundan las salas de fiesta pequeñas y los negocios serían inviables solo con entradas comunes. Las mesas de consumo mínimo garantizan ingresos y poder contar con pinchadiscos y servicios de alto nivel. Lo saben bien en Eivissa, que en la última década ha recortado a pasos agigantados el territorio de baile para calzar mesas reservadas a precio de oro, donde posturear, despilfarrar, mostrarse al mundo vía Instagram y vivir la noche no desde la barra, sino desde un sofá con un servicio cinco estrellas. Cuentan con ellas al menos una veintena de locales de la ciudad, aunque no siempre en todas sus sesiones.

Más de cien mesas en Opium Mar

El grupo Costa Este, que entre otras sala ostenta la ‘disco’ más grande de la ciudad, Opium Mar, despliega desde sus webs los mapas de mesas con precios según ubicaciones y sesiones. En su buque insignia del Front Marítim, con 130 mesas incluyendo la terraza, este viernes, por ejemplo, cotizaban desde 400 euros las más pequeñas, a 15.000 las mejores, en este caso para 20 personas. El montante se traduce en un mínimo de copas hasta llegar a ese importe, pero luego las facturas pueden ser mucho más altas. Su potente programación musical y enormes dimensiones hace que cada una de sus zonas (tienen nombres propios, con marcas patrocinadoras) sean en sí mismo una fiesta, con clientes que muchas veces proceden de hoteles de lujo cercanos como el W y el Arts, consumidores de bebidas Premium.

Muy cerca, también Pacha despliega sus reservas online con prepago parcial a precios que alcanzan los 4.000 por mesa.

Muy deseado por quienes buscan espacios más pequeños pero selectos, Carpe Diem Lounge Club (conocido por ser frecuentado por famosos internacionales) suma una treintena de mesas VIP, que van de los 300 a los 2.000 euros, según sesiones y emplazamiento. Su botella Mathusalem de Dom Pérignon de seis litros, a 9.700 euros, es la sensación en sus fiestas más 'top', Vendetta, Boho o Housy. Pero la bebida más en tendencia del momento, aquí y en otras salas es el tequila, sobre todo el reputadísimo Clase Azul, que en general en las discos ronda los mil euros.

Camareros de Carpe Diem sirven una botella para un reservado.

Camareros de Carpe Diem sirven una botella para un reservado 'lounge'. /

La mejor versión de esa marca, el Ultra, cotiza a 10.000 euros en Sutton, la famosa 'disco' de la calle de Tuset, donde las 'Dom Pe' de seis litros de champán valen hasta 14.000 y tienen una notable demanda, relata su director, Robert Massanet. La clientela que gasta con semejante alegría no suele ser autóctona --aunque sí la hay entre sus mesas, sobre todo por celebraciones--, sino foránea. Recuerda las primeras mesas VIP que gestionó en 2006 en el célebre Danzatoria, y la evolución que ha seguido este segmento. "Ahora se piden muchísimo y han ido ganando espacio en las principales discotecas", explica.

En Sutton, por preservar su público de siempre, han preferido elevar la cotización de sus 60 mesas a robar pista. "Las tarifas varían en nuestro caso según la fiesta y la demanda que haya esa noche", relata. Así, una mesa que comienza con un crédito (consumo mínimo) de 5.000 euros, puede acabar multiplicándose si sus usuarios encadenan botellas Premium, a un precio superior a las marcas estandar.

Mesa VIP en el restaurante musical Jacqueline Barcelona.

Mesa de un grupo en el VIP del restaurante musical Jacqueline Barcelona. /

A pocos metros, Bling Bling es uno de los puntos de encuentro de la zona alta. Su director, Christian Garralaga, relata que el público local suele ser incondicional de la pista, mientras que el foráneo prefiere sus más de 50 mesas en dos zonas y por un mínimo de 250 euros con una botella de alcohol de marcas base. En primera línea el tíquet se eleva a 3.000, mientras que su mejor botella sale por 15.000. Las superferias, los eventos de F1, los 'Barça-Madrid'... son sus puntas de venta, con el vodka, seguido de gin y ron como principales demandas, muchas veces de gama alta.

Una camarera lleva una gran botella de champán a unos clientes del VIP.

Una camarera lleva una gran botella de champán a unos clientes del VIP del Shôko. /

Toni Cano, socio de Jacqueline Barcelona, uno de los restaurantes musicales de moda en la ciudad (en Enric Granados), explica que su VIP supone el acceso a la zona de club privado, previa reserva, con un consumo mínimo de 750 euros para cinco personas. Como en muchos locales, el vodka suele ser la bebida más demanda, aunque el champán y el tequila acompañan muchas fiestas. Su docena de mesas VIP suelen llenarse, cumpliendo con el objetivo de exclusividad que buscan.

Algunos establecimientos con mesas VIP, en todas o algunas de sus sesiones son City Hall, la sala Bikini, Input, La Terrrazza, Apolo, Downtown, entre otros, además de fiestas específicas y festivales.

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