En el Poblenou y la Diagonal

Barcelona echa el cierre a las últimas gasolineras de calzada

El tranvía se lleva por delante la gasolinera de Diagonal con paseo de Sant Joan

Los carburantes acumulan un encarecimiento de hasta el 10,3% tras seis semanas de precios al alza

La gasolinera de calzada del paseo Calvell, en Barcelona, clausurada y pendiente de ser desmantelada.

La gasolinera de calzada del paseo Calvell, en Barcelona, clausurada y pendiente de ser desmantelada. / Ángel García Martos

Jordi Ribalaygue

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Aún están los surtidores clavados en la acera, enclaustrados tras una mampara traslúcida, indicio claro de que ningún conductor reposta ya ahí. Las pequeñas gasolineras del paseo Calvell, en el Poblenou, y la del número 189 de la avenida Diagonal, por debajo de Glòries, se contaban entre las últimas que habían perdurado a pie de bordillo en Barcelona. Sin embargo, ya pertenecen al pasado, aunque sus vestigios subsistan intactos por ahora, envueltos de algún que otro trasto desperdigado dentro de las marquesinas. Como si los empleados hubieran echado el cerrojo hace tan solo un instante.

De hecho, se cerraron no hace mucho. Ambas minúsculas gasolineras de calzada -sin cubierta y alejadas del formato de las estaciones de servicio convencionales- dependían de una concesión municipal, que venció el pasado 1 de junio. Tras agotarse los permisos, el gobierno municipal del alcalde Jaume Collboni inició los trámites a finales de julio para ordenar que se desmantelen.  

Ambos negocios emplazados en el distrito de Sant Martí no encajaban ya en el plan urbanístico que el Ayuntamiento de Barcelona aprobó en 2020 para regular la instalación de gasolineras. El consistorio deja claro que ninguna de las dos reabrirá, porque no se volverán a sacar a concurso. Solo queda desguazarlas para borrar su rastro y despejar la acera. “Lo debe hacer quien fue titular de la concesión”, apostilla el ejecutivo municipal.

Los surtidores de la gasolinera cerrada en el paseo Calvell, en Barcelona.

Los surtidores de la gasolinera cerrada en el paseo Calvell, en Barcelona. / ÁNGEL GARCÍA MARTOS

Fuera de la regulación

Las gasolineras lucían cartel de la compañía Shell, si bien la concesión de las dos estaba en manos de la empresa Disa. Se trata del cuarto mayor operador del sector en España, con unas 600 estaciones repartidas por el país. 

La gasolinera de calzada del paseo Calvell, en Barcelona, clausurada y pendiente de ser desmantelada.

La gasolinera de calzada del paseo Calvell, en Barcelona, clausurada y pendiente de ser desmantelada. / Ángel García Martos

El Ayuntamiento otorgó 15 días para que la adjudicataria alegara si lo creía conveniente. Disa contesta que no lo hizo. No responde si planea trasladar los negocios a otros puntos de la ciudad o su entorno. Barcelona suma unas 60 estaciones de servicio operativas, según datos del consistorio.

Desde hace tres años, la normativa vigente en la ciudad solo autoriza que las nuevas gasolineras se ubiquen en la red viaria básica de la urbe, como las rondas, así como también en el puerto y polígonos industriales. A su vez, prohíbe que se asienten sobre suelo calificado de vía pública. Ambas premisas excluyen a los dos establecimientos de los supuestos del reglamento.

Las marquesinas de la clausurada gasolinera de calzada del paseo Calvell, en Barcelona.

Las marquesinas de la clausurada gasolinera de calzada del paseo Calvell, en Barcelona. / ÁNGEL GARCÍA MARTOS

La misma regulación resguarda de más estaciones de servicio a gran parte de Ciutat Vella y los cascos antiguos de los municipios que Barcelona absorbió a caballo del siglo XIX y XX. También se protege a los terrenos situados dentro del parque de Montjuïc y del Parque Natural de la sierra de Collserola. Además, se veta que se implanten gasolineras en parcelas calificadas de equipamientos y zonas con viviendas aisladas. 

La gasolinera de calzada del paseo Calvell, en Barcelona, clausurada y pendiente de ser desmantelada.

La gasolinera de calzada del paseo Calvell, en Barcelona, clausurada y pendiente de ser desmantelada. / Ángel García Martos

A la espera de que ambas instalaciones de Sant Martí sean desmontadas, los precios que los últimos clientes abonaron siguen figurando en los paneles de los surtidores. En el Poblenou, un conductor desembolsó 9,58 euros por 5,74 litros de gasolina, cuando el litro se pagaba a 1,669 euros. Estaba algo más barato en la Diagonal, a 1,439 euros: el último cliente echó solo 1,28 litros, a cambio de 1,84 euros. En la acera de la Diagonal, por cierto, perdura el poste con el manómetro de presión para los neumáticos, algo distanciado de los surtidores. La mancha ya no funciona.

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