Nueva etapa municipal

Jaume Collboni logra la alcaldía de Barcelona en una investidura de infarto

Abucheos y tensión en el Saló de Cent: Colau, Collboni y Sirera dejan a Trias sin revancha

Jaume Collboni, el otro 'hijo del Guinardó' que le arrebata la vara a Xavier Trias

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Aragonés reprocha a Collboni "un acuerdo hecho en Madrid"

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Jaume Collboni recibe la vara municipal como nuevo alcalde de Barcelona

Jaume Collboni recibe la vara municipal como nuevo alcalde de Barcelona / Manu Mitru

Meritxell M. Pauné

Meritxell M. Pauné

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Jaume Collboni (PSC) ha logrado in extremis la investidura como nuevo alcalde de Barcelona este sábado, tras un giro de guión apenas una hora antes del inicio del pleno.

El líder socialista ha obtenido el apoyo de los 'Comuns' y del PP para que los socialistas formen un gobierno en solitario. Ambos socios de investidura han explicitado que su apoyo tenía el objetivo fundamental de impedir que Xavier Trias (Junts), ganador de las elecciones, lograra la vara de mando. Para los populares, a fin de evitar un consistorio independentista. Para BComú, para que el exalcalde no ponga "alfombras rojas" a poderes económicos.

Jaume Collboni y el resto de ediles del PSC, al entrar en el pleno de investidura este sábado

Jaume Collboni y el resto de ediles del PSC, al entrar en el pleno de investidura este sábado / Manu Mitru

Tras jurar el cargo los 41 nuevos ediles de Barcelona -la mitad por "imperativo legal"-, la mesa de edat presidida por Albert Batlle como el concejal raso de mayor edad ha dado paso a la votación de investidura. Ada Colau, Ernest Maragall y Daniel Sirera han retirado su candidatura a alcalde, lo que ha dado a entender que el PSC tenía finalmente los votos necesarios para alcalzar una mayoría absoluta, que se sitúa en 21 votos. Así, han optado finalmente a la vara solamente Xavier Trias, Jaume Collboni y el candidato de Vox, Gonzalo de Oro-Pulido. Collboni ha obtenido 23 apoyos, lo que le ha dado la alcaldía de Barcelona al líder municipal del PSC.

Pleno de constitución del Ayuntamiento de Barcelona

Pleno de constitución del Ayuntamiento de Barcelona / Quique García

Collboni ha recibido la vara y el fajín de alcalde y ha agradecido el apoyo recibido por los concejales de Comuns y PP: "Estoy convencido que han hecho la opción que han creído mejor para nuestra querida Barcelona". No ha habido indisciplinas en las filas de los dos partidos ni división del voto para procurar al socialista únicamente los 21 votos necesarios. Quién fuera teniente de alcaldía de Colau hasta este mismo enero ha contado con la totalidad de los electos morados y azules. Salpimentados con abucheos y tensión del público asistente.

Xavier Trias, junto a los ediles Neus Munté y Jordi Martí, en el pleno de investidura

Xavier Trias, junto a los ediles Neus Munté y Jordi Martí, en el pleno de investidura / Manu Mitru

Collboni, ya como nuevo alcalde, ha subrayado su mano tendida a todos los grupos excepto Vox: "La puerta de la alcaldía siempre estará abierta y todos me tendrán como el nuevo alcalde que escucha y dialoga". Ha defendido la aritmética que le ha investido -"es legítimo y debe respetarse"- y ha asegurado que encara el mandato como "el reto más importante de su vida". Ha rememorado su infancia en el Guinardó, ha tenido un recuerdo para la guerra de Ucrania y ha alertado sobre "la transición verde con corazón rojo que necesita la ciudad". Ha defendido una ciudad "de oportunides", con "vivienda y trabajo dignos".

Primer reparto de tinencias de alcalde: Bonet, Gay, Batlle y Valls

Tras la investidura y la recepción en la Generalitat el flamante alcalde ha ido a firmar sus primeros decretos, con los que se oficializa el primer reparto de carteras para el arranque de mandato. Ha establecido cuatro tinencias de alcaldía. Laia Bonet, pese a ir de 3 en la lista electoral, pilotará el área más poderosa, Urbanismo, de la que cuelgan también las competencias de Movilidad y Vivienda. Maria Eugènia Gay ocupará la segunda tenencia, que reúne Cultura, Deportes, Educación y Coordinación Territorial. seguirá siendo teniente de seguridad, mientras que Jordi Valls lo será de Economía. Curiosamente es la que ocupaba Collboni, pero ahora baja de 1a a 4a posición en el organigrama. También los distritos han quedado adjudicados: Ciutat Vella es para Batlle, Valls dirigirá el Eixample, Raquel Gil va a Sants-Montjuïc, David Escudé hará doblete con Les Corts y Sant Martí, Maria Eugènia Gay asume Sarrià-Sant Gervasi, Laia Bonet llevará Gràcia, Lluís Rabell tendrá Horta-Guinardó, Rosa Alarcón pasa a Nou Barris y Marta Villanueva encabeza Sant Andreu. El nuevo gerente municipal es Albert Dalmau, hasta ahora gerente del área de Collboni.

Ha avanzado que formaría un ejecutivo "transversal, diverso y paritario", que no sería "dogmático" al abordar la vivienda como problema "número 1" de los barceloneses y que se afanaría para que Barcelona fuera este mandato "una ciudad más segura, ordenada y limpia". También ha insistido en la creación de riqueza y puestos de trabajo, que ve imprescindibles para "luchar contra la desigualdad". En esta línea, ha abogado por una Barcelona que sea "capital económica de Catalunya, de España y del sur de Europa".

Sirera se atribuye la salida de Colau

En el turno de palabra para cada jefe de filas, Sirera y Colau han enseñado sus cartas. El popular se ha atribuído que Barcelona "no tenga un alcalde separatista" y que los Comuns salgan del gobierno municipal. "Colau ya es historia", ha proclamado. Ha reconocido que le hubiera resultado "más cómodo" votarse a sí mismo y permitir que Trias fuera alcalde, pero ha asegurado que no le ha "gustado la música" al hablar con él los últimos días y menos aún que llegara al pleno aliado con ERC: "A 36 días de las elecciones generales comprenderán que no ha sido fácil apoyar un alcalde socialista, nuestro principal adversario, pero siempre he dicho que priorizaría los intereses de Barcelona a los de mi partido".

Colau le marca los talones a Collboni

Ada Colau ha sido la más beligerante, como si fuera ella la líder de la oposición. "Hemos votado a Collboni sin entusiasmo, como mal menor, pero no dejaremos de luchar por un pacto de izquierdas". Lo ha regañado por no querer sentarse con ella y Maragall tras los comicios y por haberse marchado del bipartito en enero: "La confianza está bajo mínimos". Le ha advertido que no eran votos gratis, sino más bien "un regalo envenenado" porque "es absolutamente imposible gobernar Barcelona con solo 10 ediles", en referencia a la presión que vivieron los 'Comuns' en minoría en 2015. En referencia al veto del PP, ha revelado que Collboni le ofreció a ella "un pacto de coalición secreto" y que lo rechazó. Ha sostenido que el apoyo al PSC no ha sido "un voto antiindependentista" pero ha dedicado a Trias durísimas palabras sobre su etapa de alcalde: "Su gobierno fue una barra libre de especulación, turismo masivo, desinversión en transporte público y olvido de los barrios".

Trias, dolido

Y el exalcalde le ha devuelto el golpe. Ha reivindicado que hay que saber "ganar y perder con elegancia" pero ha acabado casi enviando a los electos a hacer puñetas. "Yo estoy tranquilo porque a mis 76 años ya lo dije, que si no soy alcalde... ¡que os den a todos! Los míos me dicen que no lo diga más, pues no lo digo, pero lo pienso". Ha afeado a Colau haber "aprovechado" en 2015 la difusión una noticia falsa sobre una cuenta fraudulenta en Suiza y de haberse prestado a la operación Valls en 2019 para descabalgar al ganador, Maragall. Fue, ha dicho, "un invento de Collboni, no de Colau" y lo ha equiparado al giro de guión de este sábado: "Un juego de magia para quitar la alcaldía a quién se la merece". "El tiempo nos manda a casa a todos, algunos vamos con la consciencia tranquila, y ustedes sabrán que hicieron cosas que no deberían haber hecho nunca", ha remachado.

Collboni con la vara de alcalde, con Trias al lado, cruza la plaza Sant Jaume tras la investidura

Collboni con la vara de alcalde, con Trias al lado, cruza la plaza Sant Jaume tras la investidura / Manu Mitru

Más comedido, Ernest Maragall ha incidido en que la maniobra de última hora "tiene que ver con el poder, frío y descarnado": "Hace cuatro años las circunstancias eran demasiado parecidas". Ha advertido al nuevo alcalde que le plantaría cara no solo ERC sino los barceloneses: "Es la ciudadanía quién le hará oposición, no le perdonará este espectáculo". La única voz sin incidencia en la investidura ha sido la de Vox, que ha visto ensombrecida su entrada en la institución por el nulo papel que ha jugado en las negociaciones de los últimos días.

Aragonès: "Que Barcelona sea decidida desde Barcelona"

El protocolo posterior al pleno no ha tenido giros de guión. Los 41 nuevos electos han posado en una fotografía conjunta en las escaleras del Ayuntamiento. Las caras de Colau y Sirera delataban su incomodidad durante los pocos segundos que han pasado de pie al lado de Collboni, retratados por la multitud de fotógrafos presentes. Inmediatamente después la corporación municipal ha cruzado la plaza Sant Jaume para el tradicional saludo al president de la Generalitat. El público presente ha abucheado al nuevo alcalde, aunque el corto paseíllo ha evitado que el descontento se descontrolara.

Dentro del Palau de la Generalitat, Pere Aragonès (ERC) ha dado la enhorabuena a Collboni y le ha trasladado "plena voluntad de trabajo compartido, corresponsabilidad y lealtad institucional". Le ha emplazado a "no dejar ningún tipo de espacio a la ultraderecha, ni por activa, ni por pasiva", pero sobre todo le ha recriminado los pactos teledirigidos: "Se proyecta la sombra de un acuerdo a nivel de Estado hecho desde Madrid. Queremos que Catalunya se decida desde Catalunya y Barcelona desde Barcelona".

Una cuenta atrás de infarto

Las negociaciones de esta investidura podrían pasar a la historia como las más taquicárdicas de Barcelona. Empezaron con una noche electoral que no reveló con seguridad quién había ganado los comicios hasta que estuvo escrutado el 100% del voto. Al día siguiente la convocatoria de elecciones generales trastocó el escenario de pactos y las presiones desde Madrid.

Siguió con un recuento del voto nulo en la Ciutat de la Justícia, trámite normalmente protocolario que este año se convirtió en crucial ante la posibilidad que el noveno escaño del PSC se lo llevara Colau con sorpasso en la segunda plaza o que fuera a parar a Vox provocando un empate de las dos izquierdas. Prosiguió la agonía con el recurso de la ultraderecha a la Junta Electoral, que hasta el miércoles no se resolvió con desistimiento de acudir a tribunales, lo que habría hecho saltar la investidura al 7 de julio.

Así que las negociaciones verdaderamente dichas, con repartos de sillas y líneas rojas, se han concentrado en los tres días previos al pleno. La opción que parecía más probable, un gobierno en minoría de Junts y ERC, no ha quedado remachada hasta este mismo sábado al mediodía. Ambos partidos han realizado en paralelo consultas a sus bases para refrendar el pacto, que ha tenido el doble aval sobre las dos y cuarto del mediodía. Cuando faltaba menos de una hora para el inicio del pleno Bcomú difundía un comunicado con el que trastocaba por completo las expectativas.

Los 'Comuns' han accedido finalmente a la pretensión de Jaume Collboni (PSC) y lo harán alcalde para que no obtenga la vara Xavier Trias. Pero se quedarán en la oposición, con la esperanza que dentro de unos meses ERC y PSC retiren su veto cruzado y sea posible un tripartito de izquierdas. La pelota ha quedado entonces en el tejado de Daniel Sirera, el cabeza de lista del PP, que durante días había recibido una gran presión mediática y política para impedir que fuerzas independentistas gobernaran Barcelona. El pleno ha empezado con retraso y aún con total incertidumbre sobre quién sería el próximo alcalde de la ciudad, que ha durado hasta el mismísimo vigesimoprimer voto para Collboni.