FOTOS | Finito, cubatas y lluvia: así es la noche en la Feria de Abril de Barcelona

Grita el guitarrista, con varias decenas de miradas puestas en él: “¿¡Nos vamos o nos quedamos!?”. La pregunta es retórica, aunque quizá muchos se la hayan hecho, empapados por la lluvia de abril que casi habíamos olvidado. Pero el duende del guitarrista no les da tiempo a réplica: “¡Pero, de verdad! Sarandonga, cuchiviri, cuchiviri…”

En cinco segundos la duda se ha desvanecido y la madera ya retumba al ritmo de flamenco. Ni siquiera el agua ha podido frenar la fiesta, el baile y el sinfín de cubatas, finito y rebujitos. Este sábado el Fòrum de Barcelona ha acogido la penúltima noche de la Feria de Abril, que no entiende de fracasos. Solo de bebida, disfrute y orgullo, como recoge la fotogalería de El Periódico que compaña este texto.

Al principio, la meteorología ha hecho dudar de la convocatoria e incluso se han llegado a cerrar las puertas. Pero ni siquiera la megafonía del metro, que advertía hacia las diez de la noche que “la feria está cerrada” ha impedido que la gente se juntara a las puertas hasta que se les ha permitido el paso.

A veces la historia empieza igual que un chiste contado entre tapita y caña en un tablao 'pegaíto' a la Giralda; un chascarrillo que dice así: van un catalán y un vasco y fundan la Feria de Abril de Sevilla. Pero no es broma; así ocurrió en 1847, cuando nació la primera feria de exaltación de la cultura andaluza a más de 800 kilómetros de la que hoy recibe a los barceloneses más nocturnos.

Ni siquiera el agua ha podido frenar la fiesta, el baile y el sinfín de cubatas y rebujitos.

Asistentes fieles

La que hoy visitan Mercedes y Anna es la edición 50 de la feria en Barcelona: “Y llevamos 40 años viniendo”, cuentan. A lo largo de más de 90.000 metros cuadrados, el andalucismo se abre vía en una Catalunya que acogió en los años 60 y 70 a más de un millón de inmigrantes del sur de la Península.

Es su caso, como también el de muchos catalanes que hoy visitan la feria, con apellidos que reivindican esos orígenes. Una chica arraiga en un ‘Giménez’ a un abuelo, Joaquim, que nació en Terrassa de madre almeriense y a una abuela, Carmen, que llegó a Catalunya también desde las tierras del cabo de Gata. Y hay más casos: en el ‘López’ de Mateo, sobresale su abuela, Remedios, que también vino de Andalucía.

A lo largo de las carpas la alegría ha salido a relucir hasta en los detalles más pequeños: unos cenan sin parar de bailar, otros ni siquiera comen, las manos han enloquecido demasiado como para sostener un bocadillo. En medio de una de las carpas, Lucía y sus amigas, ya con una larga experiencia de jubiladas, reproducen la imagen más común. Vestidos rojos, flores en el moño y la sensación de que podrían estar en Sevilla. Son de Girona: “Pero esto nunca nos los perdemos”.

Presencia LGTBI

A pocos metros, dos gemelos sostienen dos cubatas que les han hecho efecto, o al menos, la parte que no les ha caído al suelo. Uno no recuerda qué está bebiendo; el otro tiene un gusto particular: “Es una mezcla de ron Barceló y de Ballantines. ¿No? Eso creo…”

La gente para a los fotógrafos. Todos quieren ser portada. En la carpa del colectivo LGTBI, dos 'drag queens' ponen de pie al público de todas las edades. Aquí y allá suena música y en el oído se mezcla, pero 'Sarandonga' está en todas partes.

Hay una carpa que hace especial justicia a su nombre. Bajo el rótulo ‘Patio andaluz’ suena, efectivamente, ‘Mi estrella blanca’: “Una vez, soñé lo que el futuro me deparaba. Había un patio 'andalú', mi niño toca la guitarra”. Quién la entona es otro guitarrista, y si esto no es Sevilla es solo porqué las torres Mapfre no engañan.

El calendario ha hecho que esta noche llegue, precisamente, entre las dos fechas de los conciertos multitudinarios de Bruce Springsteen en Barcelona. Dos fiestas donde manda la música, pero dos mundos distintos. En el Fórum, la única 'Boss' es Rosalía, presente en varios altavoces. ¿Quién sino como ídolo del andalucismo catalán?

Se mezcla también por la feria una exaltación de lo latino. Panaderías colombianas, compases de reggaeton y acento mexicano. Lo sureño y lo salsero sale a relucir, del mismo modo que también llama a la comunidad gitana. El flamenco y el alcohol son dos fenómenos internacionales.

En el Fórum, la única 'Boss' es Rosalía, presente en varios altavoces.

Los más pequeños prometen viéndoles bailar al mismo ritmo que las parejas que forman una hilera en otra de las carpas. A medida que la noche avance se irán retirando, pero no tiene nada que envidiar de los adultos, y sus vestidos, tampoco.

La lluvia ha parado y permite la fiesta. En la carpa ‘Olé’, dos chicas se besan a medio baile. Mercedes cierra hoy su cuarta participación esta semana y ya enfila el camino hacia el bus nocturno. “La virgen del Rocío ha querido que lloviera”, justifica una amiga suya. Pero ya no quiere. El cielo está despejado y sobre la tarima de 'Patio Andalúz', los más jóvenes siguen sin intención de bajar el cubalitro o la sangría. Vuelve a sonar Fondo Flamenco: “Será mi noche, será mi día… Mi estrella blanca”.