Equipamiento educativo
Conflicto en Vallcarca por la construcción de un instituto en uno de los pocos jardines del barrio
El Govern está a punto de licitar las obras en los jardines de Comas i Llaberia, para enfado de algunos residentes que consideran más importante preservar la zona verde
Carlos Márquez Daniel
Periodista
Periodista especializado en Barcelona. En 'El Periódico' desde principios de siglo. Los últimos 15 años, dedicados a la información local: movilidad, urbanismo, infraestructuras, política municipal, barrios, área metropolitana y medio ambiente. Colaborador habitual en los programas de televisión 'Planta Baixa' (TV3) y 'Bàsics' (Betevé).
Carlos Márquez Daniel
César Comas i Llaberia está a un telediario de quedarse sin homenaje callejero en Barcelona. Los jardines que llevan el nombre del médico que introdujo los rayos X en nuestro país a mediados de 1896 darán paso al nuevo Instituto Vallcarca, sito en la avenida homónima, muy cerca del CAP, la comisaría de los Mossos y el otrora Hospital Militar de la Vall d’Hebron. La construcción de un centro educativo es siempre motivo de alegría, pero en este caso, puesto que se trata de un barrio con escasos lugares en los pasar el rato, charlar o no hacer nada, un grupo de vecinos ha intentado por todos los medios salvar el parque. La Administración es tajante: las obras están a punto de licitarse. A favor del proyecto, las familias de los centros educativos del entorno, el Ayuntamiento y la Generalitat.
Laura Sufrategui es la secretaria de la Federación de Barrios de Gràcia y habla en nombre de la asociación de vecinos Vallcarca-Baró de la Barre. Empieza su alegato con una defensa directa: “No tiene sentido que un gobierno [el municipal] que dice ser ecologista destruya unos jardines. Las zonas verdes no deben desaparecer, más bien todo lo contrario, deberían crecer”. Cuenta que lo intentaron por las buenas con un diálogo que, se queja, no ha sido todo lo fluido que les habría gustado. “Es el corazón del barrio, el punto de encuentro entre los vecinos; no tenemos rambla, ni paseo, ni cafeterías, si nos lo quitan, nos lo quitan todo”, resume esta vecina.
Lo cierto es que, para compensar, a escasos 100 metros está previsto crear una nueva zona verde, en la esquina de la avenida de Vallcarca y la calle de Anna Piferrer, un solar cedido a la ciudad a cambio de que albergara un parque. Laura lo ve con buenos ojos, pero como un añadido al jardín de Comas i Llabería, jamás en substitución de.
Baja natalidad
El plan ideal de estos vecinos pasa por no levantar el instituto y sumar ese nuevo parque al barrio. Lo de no construir lo explica por el descenso, asegura, del número de alumnos. La baja natalidad pronostica un 20% menos de alumnado en 10 años. La escuela Poveda, relata Sufrategui, “tenía antes dos líneas y ahora solo hay una, y la escuela Sagarra nos consta que tiene medio edificio cerrado”. Un doble argumento: por un lado, la necesidad de mantener el verde, por el otro, las dudas sobre la necesidad de que el barrio disponga de un nuevo centro educativo.
No lo ven así, sino más bien todo lo contrario, ni el Departament d’Educació ni el Consorcio de Educación de Barcelona, que han ido saltando trámites hasta llegar al punto en el que todo empieza a cambiar de verdad. Fuentes de consorcio aseguran que Infraestructures.cat, la agencia del Govern que se encarga de la obra pública, “está a punto de sacar a concurso las obras para construir el instituto”.
Solo falta eso, porque la redacción del proyecto (los estudios que validan el plan) ya se licitó en 2020 y ya está todo negro sobre blanco, incluido el edificio. Es un inmueble de cuatro plantas más una quinta que albergaría una cancha de baloncesto, obra de la unión temporal de empresas que formaron Comas Pont Arquitectes y el despacho Sumo. “Es una mole..., tienen que buscar una alternativa, un lugar en el que el impacto no sea tan grande. Además, aquí había una masía hace años, por eso hay árboles que tienen 80 años", se queja la activista.
La vía judicial fallida
Los vecinos lo intentaron por la vía judicial, con un contencioso-administrativo en el que alegaban que el terreno es demasiado escarpado, pero el juez le dio la razón a la Administración, entre otras cosas, porque ese terreno está calificado como equipamiento, mientras que el de la calle de Anna Piferrer esquina Vallcarca es una zona de “parques y jardines de nueva creación de carácter local”.
Dos incógnitas y una esperanza
Por el momento, lo único que parece seguro es que la construcción del instituto Vallcarca está a punto de salir a concurso, seguramente antes de las elecciones. Hay otras cosas que no están tan claras. Primero, qué podría pasar si un nuevo gobierno municipal diera la razón a estos vecinos y decidiera mantener los jardines de Costa i Llaberia tal y como están. Segundo, poco o nada se sabe del calendario, aunque sí hay una pista que indicó El Independent de Gràcia: la escuela Poveda acogerá de manera provisional las funciones del instituto Vallcarca durante tres años.
Con todo, hay un elemento que podría acercar las posiciones. El diseño presentado por los arquitectos a principios de 2020 dice lo siguiente sobre el espacio exterior: “El jardín de pinos se puede independizar fácilmente del edificio para que conserve el uso como parque del barrio fuera del horario escolar”. Queda esperanza para un consenso de última hora.
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