Entrevista

Laia Bonet: “Sin transporte público, la ‘Superilla Barcelona’ no elimina la contaminación, la redistribuye”

La tercera teniente de alcalde y responsable de Movilidad cuestiona el efecto de los ejes verdes en el frente medioambiental

Laia Bonet

Laia Bonet / Elisenda Pons

Toni Sust

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Laia Bonet considera que los ejes verdes proyectados actualmente presentan una carencia clave al no contar con transporte público, y reclama que en el futuro se modifique esta circunstancia. Tercera teniente de alcalde y concejala de Movilidad, advierte de que quien intente trasladar al ayuntamiento la lógica política del Parlament fracasará.

La convivencia entre socios ha sido civilizada en este mandato, con el pacto de asumir las discrepancias, que son varias y relevantes, sin enfadarse. ¿No es un poco artificial la relación? ¿No deberían tener planteamientos más similares?

No pactamos no enfadarnos nunca, sino un plan de gobierno. No distraernos con otras cosas, que el debate se centrara en la transformación de la ciudad y su calidad de vida.

¿Pero no le parece que Barcelona en Comú y el PSC son como ese matrimonio separado de hecho que convive para que los niños no sufran?

Convivimos porque eso nos permite afrontar transformaciones que, con matices, compartimos. No coincidimos en todo, pero sí en lo esencial.

Se antoja imposible que un solo partido gobierno solo Barcelona. En la quiniela de los pactos, ¿considera posible un pacto en la ciudad entre el PSC y ERC?

Desde 2019, hemos aprobado los presupuestos con ERC, aunque no solo con ellos.

Bonet, este viernes.

Bonet, este viernes. / Elisenda Pons

Sí, pero volviendo al matrimonio roto que convive, ERC parece más el amante de los ‘comuns’ que de los socialistas. ¿Un gobierno de ERC y el PSC es posible?

No quiero hablar de fórmulas concretas. El PSC es el partido con una posición más firme hoy para establecer pactos de ciudad. Está en el centro de una mesa en la que pueden sentarse muchos actores.

Usted trabajó para el segundo tripartito, el de José Montilla. Si un día hubiera tripartito en la Generalitat, ¿lo vería posible en el ayuntamiento?

Podrá gobernar Barcelona quien dé prioridad a los pactos de ciudad. Quién quiera dar menos protagonismo a la ciudad difícilmente lo logrará. He hecho política en el Parlament y en el ayuntamiento. No tienen nada qué ver.

La imagen de que Barcelona está muy mal se ha extendido. ¿Cómo lo ve?

Hay una parte de realidad, innegable. La ciudad tiene problemas que deben resolverse con más herramientas de las que tenemos, uno es la seguridad. Pero no son más graves que antes, sino menos. La percepción influye. Aunque bajen las cifras de algunos delitos siguen existiendo. Hemos puesto recursos. Tras cuatro años, el primer mandato de Colau, en que la seguridad no formaba parte del discurso principal, para nosotros ha sido una prioridad, y lo vemos como una política de izquierdas: si no funciona, el primer perjudicado es el más débil, porque no tiene recursos para protegerse. Incrementamos el cuerpo de la Guardia Urbana hasta 3.500 agentes. Necesitamos tiempo y más ayuda de los mossos en la ciudad.

"La ciudad tiene problemas que deben resolverse con más herramientas de las que tenemos, uno es la seguridad"

La situación en Ciutat Vella y el Raval es muy preocupante en estos momentos a causa de la droga.

Hay que afrontarlo desde el punto de vista de la seguridad y también el social. Y necesitamos más colaboración de la Generalitat. Hemos volcado recursos y esfuerzos pero serán necesarios más y de más actores. Hay que hacer cosas a corto plazo pero no se puede imaginar una solución a corto plazo.

Faltan siete meses para las elecciones municipales. Dice Barcelona en Comú que gobierne quien gobierne no podrá cambiar algunas cosas, como la lucha para que el vehículo privado pierda espacio. Usted pidió matizar los ejes verdes, la ‘Superilla Barcelona’, uno de los puntos de división entre los ‘comuns’ y el PSC.

Sobre el papel de ‘Superilla Barcelona’ se ha articulado un discurso del rol que debe tener en la reducción de la contaminación en la ciudad, la mejora de la calidad atmosférica. Tenemos presión de la UE para afrontar ese reto. Se ha hecho el discurso que los ejes verdes tienen que servir para reducir la contaminación. Cuatro ejes verdes no cambiarán el escenario de la contaminación. A base de ejes verdes no combatiremos la contaminación. La única manera es cambiar la forma de moverse por la ciudad. Solo con ejes verdes, redistribuiremos la contaminación de unas calles a otras, pero no la reduciremos. Solo lo lograremos con un elemento: el papel del transporte público en esa movilidad. Cualquier hipótesis que no lo refuerce no sirve para ese reto.

"A base de ejes verdes no combatiremos la contaminación. La única manera es cambiar la forma de moverse por la ciudad"

¿Y ahora no pasa?

Lo peor que se puede hacer es pensar que solo por pintar de verde algunas calles del centro de la ciudad, la contaminación caerá milagrosamente. Si el dibujo no es compatible con un refuerzo del transporte público, y hoy los cuatro ejes dibujados no tienen trasporte público, difícilmente cambiaremos la forma en que nos movemos. La única solución práctica es plantear propuestas valientes para reforzar el transporte público. Pero si resulta que dibujamos muchos ejes verdes que son incompatibles con el transporte público, ¿cómo estamos cambiando la forma de movernos? No es o ejes verdes o transporte público. Hay que buscar compatibilidades entre ambos. En las cuatro calles en las que se están ejecutando ejes verdes no había transporte público. Pero en otros que están en el proyecto sí había. Que el modelo de los cuatro ejes no sea y una patente a aplicar en toda la ciudad, porque nos equivocaremos.

¿Ha habido una derrota del PSC en este punto?

No, una mirada distinta en un reto que compartimos; mejora del espacio público, más verde en la ciudad, pacificar más. Sí, pero sí hay que reducir la contaminación todo esto debe ser compatible con la presencia de más transporte público.

¿Sacará el ayuntamiento las motos de las aceras?

Progresivamente. No se podrá hacer sin más plazas en calzada. En este mandato hemos creado más de 12.000.

¿Y que paguen las motos por aparcar en la calle?

No está sobre la mesa.

En el último pleno, la exconcejala del PSC en Ciutat Vella Itziar González recibió un reconocimiento por su papel contra una trama corrupta. Su grupo no votó a favor de su papel. ¿Se sintió cómoda con esa posición?

No era una votación fácil. Era un volver al pasado, un momento triste, no es fácil. Ojalá podamos recoser todo esto.

Es una pregunta incómoda.

Sí que lo es.

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