Entrevista

Rosa Mach: "En la Mercè nos ha faltado un pregón de Pasqual Maragall y otro de Rubianes"

La que fuera directora de las fiestas de Barcelona durante 12 años implora a los políticos que orillen la pugna constante y que emitan más mensajes de "amor hacia la ciudad" para no "aburrir y confundir a la gente"

Rosa mach

Rosa mach / Joan Cortadellas

Carlos Márquez Daniel

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Rosa Mach (Barcelona, 1957) creció en Petritxol, pasadizo en el que a diario se encontraba con una virgen de la Mercè resguardada en el interior de una hornacina. Esa renacuaja, hija de la granja Dulcinea, sería décadas después, y durante 12 años, la máxima responsable de las fiestas de Barcelona desde el Instituto de Cultura de Barcelona (Icub). Cosas del destino, la patrona de su calle pasó a ocupar su vida. Hasta alcanzar una jubilación que se ha convertido en una interesante atalaya desde la que contemplar la ciudad.

Su última Mercè como capitana fue la de 2019. Esta es la primera tras la pandemia...

Tiene mucho mérito que hayan sido capaces de organizar la del 2020 y la de 2021. Se lanzó un mensaje de apoyo al mundo de la cultura que era muy necesario, y lo celebro. También fue muy complicado sacar adelante la Mercè de 2017 tras el atentado de la Rambla de agosto de aquel año. Teníamos miedo de no ser respetuosos, pero la ciudad tenía que seguir adelante. Fue una mezcla de sentimientos muy dura.

¿Lo bueno de la Mercè es la continuidad? 

Creo que ha tenido continuidad en el tronco central de cultura popular. Luego hay cosas que en función del mandato político han ido cogiendo un barniz u otro. Pero la Mercè por sí sola aguanta pase lo que pase. Es un esquema que en su 70% no lo toca nadie. Tiene una vida propia al margen de quien gobierne. Todos han respetado la fiesta mayor. 

Debe ser de las pocas cosas que han respetado todos los alcaldes.

Sí, me da esa sensación. Quizás porque siempre ha habido profesionales al frente. Pasa lo mismo con el festival Grec y, por lo general, con todo lo que sale del Icub. Con más o menos recursos, pero se ha dejado hacer.

Rosa Mach pase por la calle de Petritxol, en la que nació a mediados de los 50

Rosa Mach pase por la calle de Petritxol, en la que nació a mediados de los 50 / Maite Cruz

Ha trabajado con cinco alcaldes distintos. ¿Han intentado dejar su sello en la Mercè?

Lo han hecho en la elección del pregonero, que siempre es el elemento más político de las fiestas. 

¿Recuerda algún pregón con especial cariño?

Uf… difícil… El de Tortell Poltrona (2020) fue muy bonito; el de Montserrat Carulla con Vicky Peña (2009) también me gustó mucho. El de Jaume Sisa (2008), que hizo de Sisa, fue muy bueno. Pero recuerdo también situaciones muy lamentables, como lo que sucedió en 2006 con Elvira Lindo. Tuvimos que salir por la puerta de atrás del ayuntamiento porque en Sant Jaume había mucha gente gritando porque había hablado en castellano. fue horroroso. Nos ha faltado un pregón de Pasqual Maragall. Y quizás también de Pepe Rubianes.

¿El 'procés' ha afectado a la programación?

Hemos hecho lo que directores artísticos han decidido, sin interferencias. Las reivindicaciones se quedaban en el pregón. 

¿En algún momento se plantearon devolver el pregón al balcón de Sant Jaume?

El gobierno de Colau lo planteó, pero no es viable porque siempre te vas a encontrar debajo con alguien gritando.

Mercè de 2006. Joan Clos acababa de ceder el cetro de alcalde a Jordi Hereu. La pregonera fue Elvira Lindo, y que hablara en castellano no pasó desapercibido para determinado público de Sant Jaume

Mercè de 2006. Joan Clos acababa de ceder el cetro de alcalde a Jordi Hereu. La pregonera fue Elvira Lindo, y que hablara en castellano no pasó desapercibido para determinado público de Sant Jaume / Julio Carbó

Qué le parece la pregonera de este año?

Me parece fantástica, aunque no la conozco. Es una historia muy cercana porque la madre de Carla Simón, Neus Pipó, trabajaba en el ayuntamiento, en el área de Juventud. La conocí, era una mujer muy potente.

¿El gobierno les consulta los pregoneros?

Depende, ha habido años que sí. Y periodos que no. Actualmente lo decide mucho alcaldía. Lo único que hemos pedido siempre es que sean personas del ámbito de la cultura, no personajes políticos ni mediáticos. Tortell Poltrona, por ejemplo, fue idea nuestra. A ser posible, además de venir de la cultura, deberían ser personas que quieran a la ciudad, de origen o de adopción, me da igual.

¿Cree que se ha perdido ese orgullo barcelonés?

Se ha enmarañado. Perdido no lo sé, pero creo que tenemos un doble discurso: muy críticos hacia dentro pero después la gente en general se siente orgullosa de ser de Barcelona. Pero nos hemos vuelto muy destructivos. Creo que la gente se queja más que antes, parece que estemos en campaña permanente, con un plebiscito constante a Ada Colau. 

Septiembre de 2004. Pasqual Maragall, ahora presidente de la Generalitat, sigue la Mercè desde Palau junto a su esposa, Diana Garrigosa, y uno de sus nietos

Septiembre de 2004. Pasqual Maragall, ahora presidente de la Generalitat, sigue la Mercè desde Palau junto a su esposa, Diana Garrigosa, y uno de sus nietos / Ferran Nadeu

Pero parece que la Mercè siempre consigue quedar al margen.

A ver qué pasa este año con todo el discurso sobre la inseguridad. Espero que pase lo de cada año, sin más, aunque después cada uno lo puede magnificar o no. Echo de menos el punto justo entre ser crítico y emitir un mensaje de estima hacia la ciudad. 

Esas campañas del 'Maragallismo'…

Exacto. Eso ya no está de moda y quizás se vea como un planteamiento antiguo. Pero creo que la gente tiene ganas de que sus dirigentes amen a su ciudad. No digo que no la quieran, pero sí tienen una posición muy detractora, de pelea constante, y eso aburre y confunde a los barceloneses.

¿Qué tal los alcaldes durante la Mercè?

Maragall estaba muy presente en las fiestas. Clos era Clos, observando las cosas a su manera. Hereu se implicaba mucho y era muy cercano. Lo machacaron vivo y es muy buena persona, próximo y fácil. Trias te sorprendía apareciendo de madrugada en la Ciutadella; muy fiestero. Colau se ha implicado sobre todo en los nuevos escenarios. 

¿En qué momento se plantea la deslocalización de la Mercè?

Antes todo sucedía en plaza de Catalunya, Ciutat Vella, Fòrum, Maria Cristina y plaza de los Àngels. Con Trias empezamos a explotar el Bogatell, un espacio ideal para grandes conciertos. Y Colau marcó como política prioritaria la descentralización de la fiesta. Era muy necesario porque, además, estaba todo muy colapsado. Necesitábamos lugares más seguros.

Trias, junto al 'president' Artur Mas, durante el tradicional paseo de autoridades desde Sant Jaume hasta la basílica de la Mercè, en 2014

Trias, junto al 'president' Artur Mas, durante el tradicional paseo de autoridades desde Sant Jaume hasta la basílica de la Mercè, en 2014 / Toni Garriga (Efe)

¿El público es cada vez más joven?

Lo notamos hace unos ocho años. Los chavales cada vez se incorporan más pronto a la Mercè. Antes era a los 16 años, ahora te los encuentras con 13 o 14 años. El Fòrum es muy oscuro y con demasiados rincones, pero la playa es un espacio abierto y seguro.

¿Y lo de ir al Besòs?

Una gran idea, como lo es ahora ir a Ciutat Meridiana. Descentralizar es un reto técnico muy grande. La gracia está en descubrir nuevos espacios de la ciudad, y unos se quedan fijos y otros pueden ir cambiando, como el Besòs, que este año no repite. Recuperar la recta del Estadi, por ejemplo, es una propuesta que siempre sobrevuela el ambiente. Ahí se celebraron los conciertos de rock en las primeras Mercè. 

Chuck Berry, durante las fiestas de la Mercè de 1987, en un concierto en la recta del Estadi Olímpic

Chuck Berry, durante las fiestas de la Mercè de 1987, en un concierto en la recta del Estadi Olímpic / El Periódico

¿Cuando notaron que el turismo se incorporaba a la Mercè?

Ha ido en paralelo al crecimiento del turismo de la ciudad. Te hace plantear que espacios como Àngels debían desaparecer porque tenía demasiada presión turística. Por eso ahora se apuesta más por el Moll de la Fusta o la Rambla del Raval, lugares más fáciles de desalojar. El 'correfoc', por ejemplo, siempre tiene mucho turista y es genial que se haga en el paseo de Gràcia. 

¿Cuál ha sido el momento más delicado de la Mercè? 

Todos los años tienes la misma preocupación: los flujos de personas. Cuando veíamos Maria Cristina o Fòrum muy lleno, sufríamos. Siempre estábamos pendientes del movimiento de la gente, por eso la Mercè se contraprograma a sí misma con actividades similares en escenarios alejados. Es una manera de repartir al público.

Colau, junto al pregonero Tortell Poltrona, durante la Mercè de 2020 marcada por el covid

Colau, junto al pregonero Tortell Poltrona, durante la Mercè de 2020 marcada por el covid / Jordi Cotrina

Para terminar, ¿qué consejo le daría a un barcelonés que esté a punto de jubilarse?

Que redescubra Barcelona. Es una etapa rara y complicada. Estaría bien que la ciudad fuera consciente de que tiene un bastión de gente jubilada que se podría capitalizar. Mucha gente mayor quiere seguir haciendo cosas, pero dentro de su marco profesional, no solo en oenegés. Te jubilas y caes en el lado oscuro. Es muy raro… A nivel municipal es todo un reto porque se están jubilando todos los que arrancamos el ayuntamiento democrático en los años 80. Otra cosa que es muy rara es pasear por la ciudad en horas en las que nunca estabas en la calle.