Protesta en el Gòtic
Un turista del Bus Turístic se encara a una 'mani' contra la llegada de más turistas
Limitar la llegada de cruceros. Interrumpir toda campaña de promoción por parte de Turisme de Barcelona. Reducir el número de terrazas. Renunciar a cualquier ampliación aeroportuaria… La Assemblea de Barris pel Decreixement Turístic (ABDT) ha salido a la calle este domingo tal vez con poca capacidad de convocatoria (apenas eran una treintena de personas) pero desde luego con ambición en sus reivindicaciones y sobre todo con osadía en su acciones. Han parado un Bus Turístic que pasaba por el Moll de la Fusta. Le han colocado pancartas y no le dejaban proseguir. La acción no ha gustado a uno de los pasajeros del vehículo, que ha bajado del bus y ha tenido que ser contenido por la Guardia Urbana. Aunque parezca una anécdota, ha sido algo muy simbólico sobre cómo tras dos años de calma por culpa de la pandemia, las espadas siguen en alto.
Con la ciudad camino de colgar de nuevo el cartel de completo, la asamblea vecinar ha insitido en recordar lo ya advertido antes de la pandemia, que en su opinión el sector turístico gentrifica barrios, precariza el empleo, sube los precios, mercantiliza el espacio público, es causa de ruido de noche, incrementa el consumo de agua per cápita y causa contaminación en el peor de los momentos.
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