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Tobias Rodrigues: “Barcelona debe ser pionera en acoger los nuevos estilos de vida y trabajo"

"Esta es una ciudad superagradable tanto para visitar como para vivir, lo que atrae actividad económica y personas con talento", afirma el experto en resolución de conflctos

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B. G.

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Después de nueve años de sacerdote, en 2009, Tobias Rodrigues se formó en resolución de conflictos y desde entonces se dedica a formar equipos en organizaciones y empresas internacionales como Amazon, HP, King, y Paypal. Colabora con el IESE Business School en el programa de comunicación persuasiva de los Executive MBAs. Su labor consiste en crear un entorno que permita a los equipos crecer, y dotarlos de herramientas para afrontar sus retos. Tobias nació en Winnipeg, Canadá, y a los 14 años su familia se trasladó a las islas Azores, Portugal, donde vivió hasta los 28 años. Después vivió cinco en Roma donde estudió la Biblia. Durante ese periodo estuvo seis meses en Jerusalén, lo que recuerda con cariño. Tobias, 46 años, divorciado, y padre de una niña, de 8, vive en Barcelona desde 2009. 

¿Por qué escogió Barcelona? La culpa fue del metro. En mayo de 2009, aún viviendo en Roma (ciudad fascinante pero caótica), Claudia, mi entonces pareja, nos regaló un viaje a Barcelona para un concierto de la cantante de fado portugés Mariza en el Palau de la Música. Tomamos el metro. Cuando el indicador del tiempo llegó a cero, también llegó el metro. Me acordé del caos de Roma, y dije: ¡Aquí quiero vivir!

¿Qué aspectos de la ciudad destacaría como positivos y cuáles cree que son los puntos fuertes de la ciudad para superar la crisis generada por el covid-19? Barcelona tiene un buen mix de atractivos: el mar, la montaña, el clima, y su geolocalización permite estar bien conectado. No es demasiado grande al punto de ser caótica, pero lo suficiente para que haya un poco de todo. Tiene gente de todo el mundo, sin perder su identidad local. Es turística pero también ‘family friendly’, donde se puede vivir. Esto hace de Barcelona una ciudad superagradable tanto para visitar como para vivir, lo que atrae actividad económica y personas con talento.

¿Qué aspectos de la ciudad hay que mejorar? ¿Cómo? Una cuestión, que espero sea transitoria, es la seguridad vial. Tengo moto y busco usarla cada vez menos. Los carriles ahora parecen bastante más estrechos, y a veces tengo miedo. Me pregunto si estamos renunciando a la seguridad. También me gustaría ver más iniciativas que mezclen a los nacidos en Barcelona con los que eligieron la ciudad para vivir. Creo que todavía hay mucho potencial del que nos podríamos beneficiar los unos de los otros.

¿A qué retos cree que se enfrenta la ciudad una vez remitida la emergencia sanitaria? La economía es claramente uno de ellos. Muchas personas y empresas han sufrido mucho y encontrar la forma efectiva de ayudarles es un gran reto. Otro reto, y oportunidad a la vez, es crear una nueva visión para la ciudad en un mundo poscovid. Una visión que incorpore las nuevas realidades y que una a todos sus ciudadanos es algo que beneficiaría a Barcelona. 

¿Qué espera de la Barcelona de los próximos años? Puede ser utópico, pero mi deseo es que Barcelona sea la ciudad más guay del mundo. Que cuando se escuche “Barcelona”, todos pensemos “¿Barcelona? ¡Barcelona mola!”. Que sea una ciudad superagradable para vivir y aún más apetecible de visitar. Sintónica con el ambiente, y con una economía floreciente. Pionera en acoger los nuevos estilos de vida y de trabajo. Un modelo a seguir y a envidiar. 

¿Cuál siente que es su ciudad? ¿Qué es lo que más echa de menos? Mi casa es donde estoy. Y hoy, eso es Barcelona. 

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