Venta en Christie's

El 'NFT vivo' de la Casa Batlló de Barcelona se subasta por 1,3 millones de euros

Una instalación de la Casa Batlló de Barcelona se subasta como NFT

Una instalación de la Casa Batlló de Barcelona se subasta como NFT. /

Idoya Noain

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Los últimos 10 días la Casa Batlló ha estado en Rockefeller Plaza, en Nueva York, casi tan retratada e instagrameada como el original de Antoni Gaudí. En realidad lo que estaba en el icónico centro de Manhattan era “Casa Batlló: Living Arquitecture”, el NFT viviente creado por Refik Anadol que este fin de semana se proyectó sobre la joya del Paseo de Gràcia. Instalado en Manhattan como pieza de arte público y dinámico, que cambiaba dependiendo de los datos ambientales que se recibían desde Barcelona, servía de imán y carta de presentación para la subasta de esa obra de arte este martes en Christie`s. Y la venta, la última en la sesión dedicada a arte del Siglo XXI y la única que representaba el emergente mercado de los NFTs (Tokens no Fungibles por sus siglas en inglés), ha alcanzado un precio de 1,38 millones de dólares.(1,3 millones de euros)

La cantidad la va a desembolsar un comprador cuya identidad no se ha hecho pública que ha pujado por teléfono y, tras cuatro minutos de lucha con otros cuatro potenciales compradores, ha visto como con su oferta caía la maza que manejaba Georgina Hilton, llegada desde Christie’s en Hong Kong. Con su triunfo el comprador se asegura también una cena para 10 invitados en la Casa Batlló, así como un ordenador personalizado con software, un ‘headset’ de realidad virtual y los archivos fuente de instalación de la obra digital.

Mostrando también la evolución en el mercado, tanto el NFT de Anadol como una obra no digital de Banksy, ‘Diamante en bruto’, que se ha vendido por 3,6 millones de dólares, han sido las dos únicas en la subasta que se podían adquirir con criptomonedas (Bitcoin y Ethereum) y siempre que el comprador no estuviera en la China continental, según ha explicado Hilton.

Los 1,38 millones que pagará el comprador de la Batlló digital ha acabado superando ligeramente la parte baja de la estimación con que partía la obra, que se movía entre 1 y 2 millones de dólares. Pese a ello, Alex Rotter, presidente de los departamentos especializados en ventas de arte del siglo XX y XXI en la casa de subastas, se ha declarado en una rueda de prensa posterior “muy feliz” con el precio desembolsado. Un 10% de lo recaudado, además, va a parar a dos instituciones de Barcelona especializadas en atención integral y apoyo familiar a personas con neurodivergencia: la Associació Aprenem Autisme y la Fundación Adana.

Moverse física y emocionalmente

Rotter y el máximo directivo de Christie’s, Gillaume Cerruti, también han querido subrayar el éxito que ha tenido la instalación en la Plaza Rockefeller. “Esa fachada no solo se movía físicamente sino que conmovía emocionalmente”, ha asegurado Rotter.

La apuesta de la casa de subastas por los NFTs no es nueva, pero es decidida. Y un trabajo como el del turco-estadounidense Anadol cuadra en ella. “Creemos que es una parte muy importante de la estética del siglo XXI, y necesita serlo”, ha dicho Rotter.

En Christie’s apuntan también a otros cambios que se palpan. Este martes casi un 10% de los compradores han sido mileniales en una subasta en la que se han vendido por 103 millones de dólares los 31 lotes disponibles (había 33 pero se han retirado dos obras de Jean Michel-Basquiat por temerse que no fueran a alcanzar el precio que el vendedor y Christie’s consideraban adecuado). Y aunque ha sido una velada algo “deslucida” en palabras de uno de los especialistas presentes, 10 artistas han marcado récords personales con las ventas de sus obras y han brillado sobre todo mujeres y artistas negros.

“Las generaciones de coleccionistas más jóvenes tienen un enorme impacto porque empiezan a mirar a distintos artistas y distinto trabajo y por eso estas ventas del siglo XXI son tan interesantes”, ha dicho otro de los ejecutivos de Christie’s. “Realmente van a cambiar la forma del mercado de arte en la próxima década y cambiaremos con ellos conforme seguimos los gustos de las generaciones más jóvenes y los mileniales”.