Seguridad vial

El recorte de radares en Barcelona indigna a familiares de víctimas de accidentes de tráfico

Las asociaciones sin ánimo de lucro que velan por una movilidad sostenible y segura lamentan que el consistorio sea "cómplice de los infractores" y aseguran que reducir a la mitad los controles de velocidad costará "vidas y tragedias"

accidente moto

accidente moto / Ricard Cugat

Carlos Márquez Daniel

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Basta con leer la primera línea: "La velocidad mata, lo dice la física, a más velocidad, mayor es el impacto en caso de siniestro y las lesiones son más graves. Por lo tanto, las medidas que ayuden a reducir la velocidad salvan vidas". La Asociación de Prevención de Accidentes de Tráfico (PAT) ha compartido este miércoles a través de un comunicado su decepción ante la intención del Ayuntamiento de Barcelona de guillotinar su propio plan de despliegue de radares en el interior de la ciudad. Iban a ser 48 (presentados hace un año) pero finalmente serán solo 21: cuatro de tramo, 12 en entornos escolares y cinco en puntos concretos en los que se corre demasiado. Estos últimos iban a ser 32, pero se empezará con unos pocos para, más adelante y si se considera necesario, ir ampliando.

PAT considera que con esta decisión se lanza "un mensaje de comprensión y complicidad hacia los infractores", y recuerda que nada debe temer la población si se conduce siguiendo las normas de circulación. "Esta cambio de criterio costará vidas y tragedias a centenares de familias, que tendrán que sufrir pérdidas y siniestros con consecuencias limitantes para su futuro a causa de hechos evitables como son los siniestros de tráfico". Esta entidad, creada en 1968, recuerda que en los años previos al covid, la media anual de lesionados era de 11.000, con lo que, sostienen, "no se entiende que se recorten medidas que buscan mejorar la seguridad vial de todas las personas que se mueven por la ciudad.

El comunicado, que reclama recuperar el plan inicial de 48 controles de seguridad dentro de Barcelona, cuenta con el respaldo de Barcelona Camina, la asociación Promoción del Transporte Público y el Bicicleta Club de Catalunya. O lo que es lo mismo, el grueso de entidades sin ánimo de lucro que trabajan por y para la movilidad sostenible y segura en la capital catalana. Por contra, el RACC consideró excesivo el plan y recomendó al consistorio instalar los radares solo en los entornos escolares y en túneles. El automóvil club cree que la propuesta inicial se pasaba de frenada dada la notable caída del número de víctimas y heridos graves en accidente de tráfico durante la última década (en la que se ha pasado de 304 en 2010 a 178 en 2021).

Inversión en vida

Quien también ha expresado su indignación ha sido la concejala de Movilidad en el mandato anterior, Mercedes Vidal. A través de su perfil de Twitter, además de compartir el comunicado de PAT, la exedila de Barcelona en Comú sostiene: "En Barcelona el peligro para las personas sigue siendo el vehículo privado, que corre demasiado. Lo avalan todos los datos. Si sabemos esto, ¿por qué se cancela esta inversión en vida y salud? Incomprensible el papel del Ayuntamiento de Barcelona".

Cambio de planes

La concejala de Mobilitat, Laia Bonet, que substituyó en el cargo a la también socialista Rosa Alarcón en septiembre del año pasado, parece ir en la línea de la contención que sugiere el RACC, pues en su revisión de la hoja de ruta mantiene los que estaban previstos cerca de colegios, los cuatro de tramo en los túneles de Badal, Rovira, Ronda Litoral y Glòries más otros cinco (estaban previstos 32) en puntos concretos en los que la velocidad excesiva es la causa de siniestros de tráfico. Son los siguientes: Aragó entre Urgell y Casanova, Gran Via con Sant Roc (junto a la plaza de Espanya), Bonanova entre Anglí e Iradier en sentido Llobregat y dos en la Diagonal (Pius XII sentido Llobregat y Numància dirección Besòs). En el traspaso de poderes en la cartera de Movilidad, por cierto, Alarcón dejó constancia en Twitter de que había cedido a Bonet el programa de controles de velocidad presentado en marzo de 2021. "¡Evidentemente!", dijo, cuando se le preguntó por el asunto.

En su comunicado, PAT recuerda cuán diferente es un siniestro en función de la velocidad del vehículo: "Según la DGT, solo un 5% de los atropellados a 30 kilómetros por hora sufren consecuencias fatales, un porcentaje que asciende al 50% si se sube a 50 km/h". La asociación Prevención de Accidentes de Tráfico pone como ejemplo el balance de siniestralidad de 2021, que fue presentado el mismo día en el que Bonet redibujó el mapa de radares. Según sus cálculos, el 87% de los heridos graves o muertos se produjeron "en el contexto urbano de uso de coche y motocicleta". Una cifra, consideran, que es "intolerable y que no permite sacar del foco de atención la utilización de este tipo de vehículos en la ciudad".