Red municipal

Barcelona abre cuatro servicios de cuidados compartidos

El 94% de las personas que están a cargo de una persona dependiente no participa en ninguna actividad de apoyo

El proyecto 'Vilaveïna' se ha iniciado en Nou Barris, Sant Andreu, Sant Martí y Sants pero quiere llegar hasta 12 barrios

Josep Maria, junto a su nieto Leo, en el espacio de crianza compartido en el barrio del Congrés de Barcelona, impulsado por el ayuntamiento.

Josep Maria, junto a su nieto Leo, en el espacio de crianza compartido en el barrio del Congrés de Barcelona, impulsado por el ayuntamiento. / Ferran Nadeu

Elisenda Colell

Elisenda Colell

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Son las siete de la tarde. La hora a la que los abuelos salen de casa de sus nietos porque los hijos vuelven del trabajo a hacer de padres. El pequeño Leo, de apenas 10 meses, se despide de su abuelo Josep Maria que vuelve para El Masnou (Maresme). Pero Leo le dice adiós a Pau, un niño de dos añitos, y a sus abuelos Dolors y Antonio, que cada tarde vienen desde Castellbisbal (Vallès Occidental) a Barcelona para cuidarle. En vez de pasarse la tarde solos, comparten un espacio de crianza que ha creado el Ayuntamiento de Barcelona en el barrio de Sant Andreu. Como este, hay cuatros espacios similares en otros barrios de la ciudad para evitar la soledad de los cuidadores. Un plan piloto que, de momento, atiende a 350 personas, pero quiere llegar a 90.000 barceloneses este año, y a más de 300.000 antes de 2023.

"Nos gusta porque aprendemos muchas cosas: hoy, por ejemplo, nos han hablado de los límites. Te enteras de cosas, de cuándo hay que decirles que sí, cuándo que no... Está bien", cuenta Dolors sosteniendo a su pequeño Pau. Cada día, los abuelos "más orgullosos del mundo", en palabras de Antonio, se pasan la tarde con el niño. "Para que los padres puedan trabajar", dice Dolors. Marta, madre de Leo, mira con una enorme sonrisa a su padre. "Los abuelos son siempre nuestra gran ayuda. Sin ellos, no sé que haría". Por primera vez su padre, Josep Maria, ha decidido apuntarse a un espacio municipal de cuidados compartidos en el barrio del Congrés. Dos días por la tarde y dos días por la mañana, puede traer a su nieto a una guardería del barrio, donde los niños pueden jugar con otros, y ellos también pueden conocer a otros abuelos en su misma situación. "Tengo que valorarlo bien, pero el lugar me parece precioso", dice el abuelo. Es una clase de una guardería, con muchos juguetes de madera.

El proyecto apenas tiene dos meses de vida y lleva por nombre Vilaveïna. De momento solo existe en cuatro barrios de la ciudad. Vilapicina i la Torre Llobeta (Nou Barris), El Congrés i Indians (Sant Andreu), Provençals del Poblenou (Sant Martí) i La Marina (Sants-Montjuïc) y ya hay 320 personas apuntadas. Pero Vilaveïna no es solo un espacio para ayudar a los abuelos y a sus nietos. "También hay espacios de crianza para los padres de niños menores de tres años que no están escolarizados, opciones de canguraje para madres monoparentales, proyectos de alfabetización para madres y acompañamiento emocional, jurídico y laboral a las personas, mayoritariamente mujeres, que cuidan a grandes dependientes", ha explicado la concejala de Salud y Cuidados, Gemma Tarafa.

El proyecto de Vilaveïna podría cubrir, en estos cuatro barrios, a unos 90.000 vecinos. La realidad es que de momento son 320 los que los usan. A medida que en los próximos meses se vayan abriendo más espacios de Vilaveïna en otros barrios de la ciudad hasta llegar a los 12 puntos disponibles antes de que termine el mandanto municipal, en 2023. El ayuntamiento prevé que, para entonces, serían 320.000 barceloneses los que podrían acceder a él, el 20% de la ciudad.

Cuidar en soledad

Antes de iniciar este proyecto, el ayuntamiento encuestó a 2.000 personas en la ciudad. La conclusión fue que el 41% de los barceloneses tiene una persona a cargo de la que debe tener cuidado. De estas, el 37% dedica más de nueve horas diarias a esa persona y el 14% se sienten agobiados por no poder conciliar. "Tenemos un problema y es que los cuidados se hacen en soledad, necesitamos espacios como estos para ayudar y acompañar en estos cuidados", señala Tarafa. De hecho, el 94% de las personas cuidadores en la ciudad no participa en ningún tipo de actividad ni tiene otros apoyo.

Los abuelos enfundan a sus nietos en chaquetas y anoracs, y se despiden de ellos con arrumacos. Los padres se los llevan al ritual habitual: bañera, pijama, cena y cuento. "En los tiempos de pandemia, en esta ciudad donde nos estamos encerrando en nosotros mismos, me gusta que Leo tenga este espacio para socializar, jugar y conocer a otros niños", dice su madre.

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