Plan ferroviario

Las obras para conectar el tranvía por la Diagonal saltan al 2022

El proyecto debía empezar este otoño, pero el ayuntamiento aún está evaluando los candidatos del concurso público. Tampoco debe haber excesiva prisa, puesto que esta es una infraestructura que arrastra un par de décadas de surrealista debate

tranvia tramvia Barcelona  render imagen virtual diagonal

tranvia tramvia Barcelona render imagen virtual diagonal / El Periódico

Carlos Márquez Daniel

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La historia del tranvía por la Diagonal poco o nada tiene que envidiar a la desternillante serie de la BBC 'Monty Python's Flying Circus'. Por los giros de guión, las situaciones surrealistas, los cambios de trinchera, las acusaciones hilarantes. Ahora el proyecto se ha hecho mayor y tiene menos gracia, por decirlo de algún modo. No aporta tantos momentos risibles, y eso es así porque parece que ya hay más concreción. La obra está licitada en su primera fase, de Glòries a Verdaguer (poco después de paseo de Sant Joan), y las obras deberían estar al caer. Una vez terminado este tramo, con tres paradas nuevas, la idea es seguir hasta Francesc Macià y completar los casi cuatro kilómetros pendientes. Se pondrá fin, si es que todo esto sucede, a dos décadas de extravagancia, mucho más política que técnica. Aunque quedará un pequeño hilo de esperanza: el encendido debate sobre la explotación económica.

El concurso público se cerró en julio pero el proceso se mantiene en fase de evaluación de los candidatos que se han presentado a alguno de los cuatro lotes que conforman el proyecto, amén de los paquetes menores vinculados a los estudios arqueológicos, la seguridad y la dirección de la obra, el control de calidad o las auscultaciones previas. Los ganadores deberían estar al caer porque la voluntad del ayuntamiento es, o era, la de iniciar las obras en otoño de 2021, con lo que queda poco más de una semana para intentar cumplir esa promesa. No tiene pinta de que eso vaya a suceder. De hecho, según un portavoz municipal, ahora "se está trabajando para tirar adelante todos los trámites necesarios y para adjudicar las obras e iniciarlas lo antes posible". Así las cosas, la piqueta se espera para 2022, y tampoco esperen que los trenes circulen en este tramo, como estaba previsto, en el tercer trimestre de 2023

Las trincheras

Que Felip Puig, hombre de orden y un primera espada de la extinta Convergència Democràtica de Catalunya haya presidido durante cinco años la empresa que gestiona el Tram es un primer guiño a la historia. Habría tenido más lógica en la primera década del presente siglo, cuando Xavier Trias también abrazaba con vehemencia el proyecto. Queda para la posteridad ese pleno en el que el jefe de filas de CiU atribuía a su partido la paternidad intelectual de una conexión ferroviaria que formaba parte de su programa de las municipales de 2007. La consulta del 10 de mayo de 2010 lo cambió todo, y Trias pasó de defender el tranvía a blandir el autobús eléctrico, porque lo otro olía a PSC y a Jordi Hereu. Aunque no lo veían igual los 'president' de turno: tanto Artur Mas como Carles Puigdemont o Quim Torra (todos del mismo bando que Trias) dejaron el asunto en manos de lo que decidiera el consistorio. Se lavaron las manos, vamos.

10 de mayo de 2010. Jordi Hereu vota en la consulta de la Diagonal. O eso intentó, porque el sistema dio error, cosa que se supo después

10 de mayo de 2010. Jordi Hereu vota en la consulta de la Diagonal. O eso intentó, porque el sistema dio error, cosa que se supo después / Ferran Nadeu

No menos rocambolesco es el papel de Esquerra. Jordi Portabella, hoy empleado del FC Barcelona pero mucho antes concejal independentista durante 16 años, fue el ideólogo de la consulta de 2010 que se llevó por delante más de 30 años de gobiernos socialistas en la ciudad. Lo planteó en septiembre de 2008 en un pleno y al bipartito PSC-ICV no le quedó más remedio que comulgar con la propuesta a cambio del voto de ERC al plan de actuación municipal y a los presupuestos de la ciudad. Jugada maestra rematada por Trias y la gallarda opción C (la de no hacer nada en la Diagonal, esto es, ni rambla con tranvía ni bulevar con tranvía) que acabaría imponiéndose en la votación con casi el 80% de los votos. A menudo, por cierto, se dice que aquel referéndum fue poco representativo. Pues bien, la opción C obtuvo 137.474, unos 23.000 votos menos que los que dieron la victoria a ERC en las municipales de 2019.

Sin beneficios privados

Esquerra torpedeó el tranvía en mayo de 2010 con su consulta. Pero ahora se ha convertido en el corcel sobre el que Ada Colau cabalga para, por fin, conectar las dos líneas. Han dado su brazo a torcer a cambio de que la explotación económica "sea pública y no genere beneficios privados", como siempre ha reclamado ERC, pero todo apunta a que, a través de una revisión del contrato entre la Autoritat Metropolitana del Transport y la empresa concesionaria, vigente hasta 2032, será el mismo conglomerado de empresas privadas (con un testimonial porcentaje en manos de FGC y TMB) el que se encargue de la gestión del tramo Glòries-Francesc Macià.

En el primer tranvía que una Francesc Macià y Glòries deberían subirse Hereu, Trias, Portabella, Colau, Ernest Maragall y Felip Puig. También los componentes vivos de los Monty Python, para así, juntos regalar un capítulo final de este gran circo ferroviario.

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