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Cazadores de tesoros en la basura de Barcelona

Es el último fenómeno sostenible de Instagram: ‘stooping’. Se multiplican por el mundo cuentas que descubren en tiempo real tesoros en la basura. La de Barcelona es una de las que acumula más seguidores

Barcelona. 21.09.2021. Barceloneando by Ana Sanchez. Àngels Florea rastrea los contenedores de las esquinas del Eixamble para descubrir muebles, hacerles una foto y subirla a la cuenta de Instagram https://www.instagram.com/stoopingbcn/ para que la gente los recicle. En la foto, junto a dos sillas descubiertas en provenza/muntaner. Fotografía de Jordi Cotrina

Barcelona. 21.09.2021. Barceloneando by Ana Sanchez. Àngels Florea rastrea los contenedores de las esquinas del Eixamble para descubrir muebles, hacerles una foto y subirla a la cuenta de Instagram https://www.instagram.com/stoopingbcn/ para que la gente los recicle. En la foto, junto a dos sillas descubiertas en provenza/muntaner. Fotografía de Jordi Cotrina / JORDI COTRINA

Ana Sánchez

Ana Sánchez

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Caminas por la calle con el mismo rictus que Indiana Jones entrando en un templo maldito. Estás en medio del Eixample. Da igual. En cualquier momento -te garantizan- puedes descubrir un tesoro polvoriento. Sin calavera, esperas. A medida que se hace de noche, van apareciendo bultos por las esquinas a lo peli de vampiros de serie B. “¡¡Mira!!”. Àngels corre hacia un contenedor, desenfunda el móvil a velocidad de cowboy. Flash, flash. Y sube al momento en Instagram una foto de dos sillas callejeras como si fueran 'influencers'. “Provença-Muntaner, 19.56”, detalla en el post. En un minuto ya tiene 30 'megustas'. En 15, ya no queda rastro de ellas en la calle.

Stooping. Es la nueva palabra sostenible que los acólitos de Greta Thunberg se aprenden de memoria. Significa literalmente 'encorvarse'. El gesto que hay que hacer para rescatar un mueble de la basura. No es nada nuevo, no. La humanidad lleva reciclando trastos de los contenedores desde que Jordi Hurtado era un niño. La novedad es que ahora se utiliza el foco de Instagram. Se multiplican por el mundo cuentas que descubren en tiempo real tesoros en la basura. #trashure, los llaman. Trash (basura) + tresure (tesoro).  

Se ha convertido en un “movimiento”, asiente Àngels con el móvil echando humo viral. Es quien está detrás de @stoopingbcn. Esta semana ha superado los 12.000 seguidores. “Para mí tiene tres cualidades –enumera ella-. 1. Encuentras piezas especiales. 2. Es económico. Y 3. Lo más importante: es sostenible”.

Antes y después de una silla callejera que sorteó @stoopingbcn.

Antes y después de una silla callejera que sorteó @stoopingbcn. /

 Àngels Florea, 22 años, necesita al menos 10 minutos para contestar a qué se dedica. Estudió 3 años medicina. Este curso ha empezado arquitectura. “No sabía que tenía esta pasión hasta que la he tenido”, se encoge de hombros. En su piso tiene más muebles callejeros de los que puede asumir.

 Descubrió el stooping hace un año, al rebuscar por Instagram entre los contenedores de Nueva York. “La basura de una persona es el tesoro de otra”, alienta la cuenta @stoopingnyc a sus más de 200.000 seguidores. “Qué guay es esto”, pensó Àngels. Y lo buscó en Barcelona, “porque lo quería seguir”. Pero no existía. Ella misma abrió la cuenta en septiembre pasado. “Para nada pensando que se convertiría en lo que es ahora”, insiste.

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Se unieron a la causa 'stooper' influencers y bloggers. Y los seguidores se multiplicaron a lo plaga bíblica. La mayoría son mujeres –Àngels tira de sus estadísticas de Instagram-, de 25 a 34 años.

Le empezaron a preguntar si podían abrir cuentas en otras ciudades españolas. “A mí no me tienes que pedir permiso”, les respondía ella. “No ha sido idea mía. Yo solo abrí esto porque no había”. A estas alturas, el 'stooping' se practica desde Vigo hasta Alicante. La de Barcelona es una de las cuentas que más seguidores acumula en todo el mundo tras Nueva York, Toronto y Queens.

¿Cómo funciona? Es un movimiento colaborativo: los seguidores van mandando vía Instagram los tesoros que encuentran por la calle: DM con foto y ubicación. Àngels los cuelga al momento y alguien sale pitando en su busca.

Así funciona el stooping: cazadores de tesoros en la basura de Barcelona

Ana Sánchez

Rosellò con Muntaner. “En esta esquina siempre dejan sillones”, dice Àngels rebuscando entre los contenedores. Hoy hay dos sillas más desgastadas que el sofá de 'Los Simpson'. Un par de calles más abajo, aparece una remesa de plantas, otra silla, un aspirador. En medio de Aribau te encuentras el congelador XXL de un súper. Una veinteañera mira de reojo con una planta en los brazos. Sí, la acaba de coger de la calle. “Hay muchas cosas”, asiente. “Las coges aunque no te plantees tenerlas en casa”. 

Con contenedores de fondo, se ha llegado a avistar un set de sillas estilo Marcel Breuer que costaría 700 € en una tienda hípster. Una butaca de piel danesa de 250-350 €. Un frontal de chimenea de 600 €. Ha catalogado las joyas de @stoopingbcn -a petición de este periódico- Marc Orduña, de Antigues Matèries. Hace 22 años que él se dedica a las antigüedades. “Como concepto –dice- me parece genial lo que pretende esta cuenta”.

Aviso para cazadores neófitos: “Hay un factor suerte”, advierte Marc. Los tesoros no duran en la basura ni 5 minutos. Hay profesionales –cuenta el anticuario- que el día que toca tirar los trastos en cada barrio van buscando con furgoneta.

"Una necesidad"

“Stop romantizar la pobreza con términos acabados en -ing”, se quejó hace poco una tuitera. “Creo que es importante recordar –le da la razón Luisa- que para mucha gente no es una moda coger cosas de la calle, sino una necesidad”. Por eso, ella creó un grupo, añade, “para quienes no se pueden permitir lo básico: una página en la que encontrar productos gratis”.  

Luisa Whitton, 30 años, es una artista inglesa con sede en Londres. Hace cinco, cuando vivía en Barcelona, creó el grupo de Facebook Free Stuff Barcelona. Aún sigue ejerciendo de administradora. Funciona básicamente como el 'stooping': se van colgando fotos de todo lo que sea susceptible de servirle a alguien. En la basura o a recoger a domicilio. Publican una treintena de “avistamientos” al día, calcula Luisa. Reciben 1.300 peticiones al mes para entrar en el grupo. Ya son más de 38.000 miembros. ¿Lo más sorprendente? “Lo que les gusta a los usuarios de Facebook debatir sobre la ética de los productos que se regalan –responde la administradora-. Creo que nuestros miembros podrían tener un poco más de compasión entre ellos”.

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