Según la AMB

Cada barcelonés generó 455 kilos de residuos en 2020, 20 menos que el año anterior

Un informe de la AMB señala que el confinamiento y las restricciones provocan que la producción global de residuos en la conurbación de Barcelona baja a su menor nivel en una década

Bolsas de basura tiradas en la calle Gran de Sant Andreu, el pasado 25 de mayo.

Bolsas de basura tiradas en la calle Gran de Sant Andreu, el pasado 25 de mayo. / Laura Guerrero

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Cada barcelonés generó en el 2020 un total de 455 kilos de residuos durante todo el año; veinte menos que en el 2019, cuando desechó 475, según los datos hechos públicos este sábado por el Área Metropolitana de Barcelona (AMB). El parón económico y social experimentado durante el año pasado, marcado por el confinamiento y las restricciones, ha provocado que la producción global de residuos haya caído en la conurbación de Barcelona a su nivel más bajo en una década. La entidad supramunicipal constata un descenso en la cantidad de vidrio y papel reciclado, condicionada directamente por el descenso de la actividad en la restauración y el comercio debido a las restricciones y los cierres intermitentes para contener el virus.

De la misma manera que los residuos orgánicos y el cristal han disminuido por el descenso de la actividad de los grandes productores durante la pandemia (restaurantes, cafeterías, centros comerciales…), los envases ligeros -aquellos pensados para los productos domésticos y de venta al detalle- se han incrementado porque la ciudadanía ha generado más estando en casa. El papel y el cartón, por su parte, no ha crecido tanto como en años anteriores por la caída de la actividad comercial.

El teletrabajo también se ha hecho notar en las estadísticas del extraordinario 2020. Pue si bien la pandemia ha comportado una reducción de la producción de residuos, con el ejemplo más claro en Barcelona, que los ha reducido un 11,4 por ciento respecto a 2019. Por el contrario, los municipios más pequeños han visto como la cantidad de residuos generados aumentaba porque la gente trabajaba desde casa, con incrementos superiores al 10 por ciento en poblaciones como Cervelló o Corbera de Llobregat. La recogida selectiva individualizada, por otro lado, sigue una tendencia al alza respecto a 2019.

Malos datos en recogida selectiva

El vicepresidente de Ecología del AMB, Eloi Badia, destaca en el comunicado de la institución que el modelo individualizado que se está impulsando está "dando resultados" y que la pandemia "no afectó a los hábitos de recogida", aunque se muestra preocupado "porque están lejos de llegar al 50% marcado por la Unión Europea para el 2020". Pese a que, en líneas generales, la recogida selectiva está aumentando, los datos del AMB revelan que tres cuartas partes de los municipios están por debajo del 38,4% y que, de los 36 municipios metropolitanos, solo 9 superan el 50% marcado por la UE.

En el área metropolitana, la recogida selectiva fue en 2020 del 38,4 por ciento, un 0,6 por ciento más que en 2019, cuando se situó en el 37,8 por ciento. Durante una década, incluido 2018, esa recogida selectiva se estancó en torno al 35 por ciento. Aún así, Badia avisa de que los municipios que ahora llegan a la cifra del objetivo "tendrán que seguir trabajando".

El AMB calcula que si los municipios no implementan sistemas de recogida más eficientes, el coste del canon que aplica la Generalitat si los residuos no se pueden aprovechar y terminan en el vertedero o incinerados, podría llegar a aumentar en 20 millones de euros desde ahora hasta el 2025, ya que el índice de reciclaje marca la cantidad que pagan los habitantes de un municipio en la tasa metropolitana de tratamiento y disposición de residuos.

La recogida selectiva busca reducir el impacto ambiental y la cantidad de resto a tratar, ya que este es el principal coste de tratamiento. De cara a los próximos años, la Unión Europea establece unos objetivos de un incremento gradual del reciclaje de un 5% cada 5 años hasta llegar a un 65% en el 2035. Entre ellos está la prohibición de determinados plásticos de un solo uso, el desperdicio máximo de un 10% de los residuos producidos en 2035, o el reciclaje del 70% de los envases en el 2030.